Última actualización: 25 de abril de 2016
Oímos, pero no escuchamos. Vivimos en una sociedad en la que no nos importa lo que los demás tengan que decirnos, lo único que importa es aquello de lo que estamos convencidos. Escuchar es una actitud que no siempre asumimos.
Según los estudios de Daniel Goleman, individuos que alcanzan el éxito profesional suelen ser más receptivos y tienen un abanico de intereses muy amplio. Las personas con mayor capacidad de escucha y empatía también tienen un mayor control de las situaciones y de sus propios recursos.
Quien sabe escuchar percibe hasta el silencio y el gesto más imperceptible de la persona que tiene delante, porque hablar es una necesidad, pero escuchar es un arte que no todos dominan.
La comunicación no se basa únicamente en la emisión de mensajes por parte de dos o más personas. Es más, porque comunicar también depende de nuestra personalidad, de nuestra inteligencia emocional y de nuestra empatía. Te invitamos a reflexionar sobre esto.
Los "ruidos mentales" limitan nuestra capacidad de escuchar
Hablamos demasiado y no escuchamos. Según el economista y escritor científico Otto Sharmer, las personas deben producir una apertura que comience directamente desde el corazón.; es decir, acceder a los niveles más profundos de su percepción emocional y activarlos para que sean más receptivos.
La naturaleza no nos dio oídos solo para oír: también nos dio para aprender a escuchar. Si en nuestra vida diaria no somos capaces de escuchar o no lo hacemos con la suficiente eficacia, se debe a alguna interferencia, los llamados "ruidos mentales":
- Escuchamos como si hubiésemos puesto el "piloto automático" y ya hemos adquirido hábitos, por lo que no queremos que otros nos convenzan de cosas que obviamente ya sabemos.
- Estamos centrados en nosotros mismos y en el “pero esto ya lo sé”.
- Tendemos a limitar nuestra capacidad de escuchar cosas que confirman nuestras creencias, hacemos una selección.
Sabiendo que la ley básica de las relaciones humanas es nuestra capacidad de interconectarnos, debemos dejar de lado la individualidad y su ruido, según el cual todo gira en torno a uno mismo, y abrirnos al entorno que nos rodea. Aquí está cómo hacerlo.
Escuchar con el corazón: un verdadero arte
Wilbur Schramm, un experto autorizado en modelos de comunicación, explica que cuando se establece un diálogo, lo importante no es el mensaje en sí, sino el estado emocional de los interlocutores. Una oración explicativa de este concepto podría ser “Respondo en base a lo que siento y no a lo que escucho”.
Nuestra mente nos habla todo el tiempo. Ruidos del pasado, deseos incumplidos, miedos, actitudes limitantes, creencias rígidas, preocupaciones y emociones se entremezclan. A veces es casi imposible liberarnos de todas estas cosas para conectarnos realmente con la persona que tenemos delante.
Si tu mente te mantiene ocupado todo el día con su ruido, ¿cómo será tu capacidad de escucha?
Silencia tu mente y reduce la velocidad
La lentitud es una filosofía que debemos integrar en nuestra vida ya que la existencia no se trata solo de “apresurar”.
- Considere reducir la velocidad para recuperar el control de su entorno. y, de esta manera, liberar tu mente para apreciar el presente más plenamente.
- Desconéctate de los ruidos externos todos los días (teléfono celular, tráfico, televisión, etc.) y luego concéntrate en el ruido interno y haz un poco de limpieza.
Desarrolla tu intuición
¿Qué tiene que ver la intuición con la capacidad de escuchar? Ser intuitivo significa ser capaz de no suponer las cosas antes de haberlas oído, saber escuchar con el corazón y la mente abiertos, sin prejuicios ni ideas preconcebidas.
- A veces basta con mirar a nuestro interlocutor con una sonrisa o una mirada sincera para demostrarle que lo entendemos.
- Sentir las emociones de los demás significa adoptar la empatía en nuestras conversaciones, además de ofrecer intimidad y comprensión.
- La intuición significa tener la capacidad de decir todo lo que necesitamos en el momento adecuado, y luego no quedarse pensando “debí haberle dicho…”.
Estar abierto a otros puntos de vista, permitirse escuchar y aprender
Hablamos demasiado y no escuchamos a los que nos rodean como deberíamos, cuando en realidad sus opiniones y experiencias podrían interesarnos y enriquecernos.
- Vivimos en una sociedad en la que nos importa más lo que publican nuestros amigos en las redes sociales, que atenderlos en persona para escuchar lo que tienen que decirnos.
- Sé receptivo a todo lo que te rodea, abre tu mente y permítete ser más libre y curioso. A veces, una simple conversación puede ser una verdadera revelación, un cambio personal.. Atrévete a probar.
Saber escuchar significa sentir al otro como parte de nosotros, sin barreras, abrazando su existencia de manera empática, libre y sincera.