Última actualización: 02 octubre, 2015
Mi cuerpo no conoce el bisturí; mi altura y mi peso no me definen; mi vida no gira en torno a las calorías que consumo; No dependo de mi IMC para ser feliz y tengo una excelente capacidad para amar y abrazar a las personas que amo.
No, no tengo un cuerpo de portada, ni una cara de modelo, para el caso.. El caso es que las personas que aparecen en primera plana, en realidad, no existen: las curvas que vemos son sólo fruto del retoque digital. Mi personalidad nunca dependerá de lo que los demás piensen de mí.
Mis brazos y piernas no son esculturales, mis senos no son muy voluminosos, las arrugas comienzan a aparecer en mi rostro y mis uñas no siempre están bien cuidadas.
este cuerpo es mio. Las arrugas comienzan a aparecer y no me asusta; los kilos de más no afectan mi crecimiento personal; en esencia, no vivo esclava de la falta o el exceso de curvas.
Me gusta cuidarme, pero también me encanta el hecho de poder comer una pizza o un postre sin remordimientos. Esto es precisamente lo que me permite no odiar mi reflejo en el espejo y estar orgullosa de cada centímetro de mi piel. Me considero perfectamente imperfecto, fruto de mis experiencias de vida y de mi bienestar.
Hay vida más allá del espejo.
Tu bienestar se ve afectado por el hecho de que evitas mirarte, explorar tu cuerpo, reconocer tu imagen femenina. El efecto que la crema anticelulítica tiene sobre ti no te define; tienes que amar y conocer cada rincón de tu cuerpo, y entender la razón por la que tienes más celulitis en ese punto en particular.
Si cada vez que te miras en el espejo te culpas por los muslos grandes, la celulitis o las arrugas, nunca estarás a gusto contigo mismo. Debes crear un espacio seguro dentro de ti para tu cuerpo, no debes castigarlo ni humillarlo.
Eres mucho más de lo que crees. Tu yo interior contiene mucho más de lo que tu mente puede imaginar.
Naciste para ser real, no para volverte perfecto a los ojos de los demás.
No hay mujer más inteligente que la que sabe hacerse respetar. No hay mujer más hermosa que la que tiene un gran corazón. No hay mujer más fuerte que la que cree en sí misma. No hay mujer más admirable que la que tiene dignidad. No hay mujer más elegante que la que es una auténtica dama. No hay mujer más sana que la que realmente se conoce a sí misma. No hay mujer más feliz que la que sabe lo que vale.
No depende de otros juzgar el atractivo de tus curvas. Tu belleza no depende de los kilitos de más, de la silueta o del pelo más o menos brillante.
No hay nada más femenino que una bella sonrisa y una mirada intensa y alegre. Sin pintalabios ni sombras, porque una mujer natural es mucho más guapa.
No podemos pedirle a nuestra piel que sea tan flexible como cuando éramos jóvenes, pero sí podemos jugar con una hermosa sonrisa cuando nos miramos en el espejo o nos ponemos un par de jeans.
Desnúdate todos los días como si tu cuerpo imperfecto fuera un poema. Haz las paces con él y termina esta agotadora guerra con tu tamaño y peso.
Las cosas que realmente importan en la vida son el coraje, la diversión y el bienestar. Solo tú puedes hacerte sentir maravillosa, tanto por dentro como por fuera.
