Última actualización: 14 marzo, 2017
Vivir no se trata solo de existir y satisfacer nuestras necesidades básicas. Vivir implica regocijarse, llorar, amar, tener un propósito vital. Quedó demostrado que el ser humano necesita actividad, pero, sobre todo, una meta que es lo suficientemente importante para él como para hacerlo sentir digno de ser parte de este misterioso universo.
No tener claro nuestro objetivo puede hacernos perder el interés por casi todo, hasta llegar a un punto en el que la vida nos parece no tener sentido. Ahí es cuando surge el verdadero problema. En realidad, la vida tiene el sentido que le queramos dar., pero para ello necesitamos movernos y actuar a favor de nuestros objetivos.
Sentirse perdido, sin saber por qué queremos vivir es un viaje con una sola compañera: la tristeza. Una tristeza que es capaz de robarnos la fuerza necesaria para emprender nuevas acciones, nuevos caminos.
Encontrando nuestro sentido vital
Cada uno de nosotros tiene un sentido vital. Para unos, es regocijarse por el trabajo bien hecho; para otros, son los hijos o la familia; para otros, puede ser ayudar a otras personas.
En todo caso, lo importante es tenerlo muy claro y cuando lo sepas empezar a actuar en consecuencia. De nada sirve saber que algo me mueve dentro de nosotros y sentir un gran interés por ello si no llevamos a cabo las acciones necesarias para lograr metas afines a nuestro objetivo.
Para encontrar tu propósito vital, pregúntate si lo que estás haciendo ahora te acerca a donde te gustaría estar en unos años, es decir, si dentro de cinco años quieres seguir manteniendo lo que hoy tienes en tus manos. También puedes echar un vistazo al pasado, concretamente a tu infancia, y recordar lo que te apasionaba entonces.
También se necesita una pizca de realismo. Si ya no es factible hacer realidad un sueño que tuvimos en el pasado, es bueno vivir el proceso de "duelo" y finalmente adaptarse a la situación, además de buscar alternativas que aún nos permitan poder vivir con sentido.
La clave es disfrutar de lo que logramos y que, a su vez, nos permita superarnos, descubrir nuevas experiencias y aumentar nuestra confianza y autoestima. Por eso, aunque no nos apetezca, tenemos que poner un pie delante del otro, ignorando muchas veces cómo nos sentimos en ese momento.
Sigue caminando para vivir
Como hemos dicho, la clave esencial para poder seguir en este mundo, con el sentimiento de vivir la vida que nos merecemos, es tener un “por qué” y un “para qué”.
Les falta este sentido del que les hemos hablado hasta ahora, porque aún no lo han encontrado o porque, a pesar de tenerlo muy claro, la tristeza les impide levantarse y actuar. Los pensamientos negativos y las creencias irracionales también juegan un papel importante. Es muy difícil levantarse y dar el primer paso si lo vemos todo negro.
Los pensamientos determinan nuestras emociones y, a su vez, nuestra forma de comportarnos. Por lo tanto, es necesario interrogarnos sobre ellos y, si es necesario, reemplazarlos por otros más racionales, teniendo fe en estos últimos.