Preocupación: el mejor amigo de la ansiedad

Preocupación: el mejor amigo de la ansiedad

Preocupación: el mejor amigo de la ansiedad

Última actualización: 05 septiembre, 2016

La preocupación es el núcleo mismo de la ansiedad. Una vez puesto en marcha, no hay forma de detenerlo. Esta emoción es tan dañina como la ira o la rabia, nos consume poco a poco y en ocasiones nos paraliza. Además, tiene un gran impacto en nuestra salud, de hecho nuestro cuerpo está tenso y nos sentimos mucho más agitados y alterados.


Es cierto que todo el mundo se preocupa de vez en cuando. Es natural y completamente normal. El mayor problema surge cuando esta inquietud se apodera de nosotros. Preocuparse demasiado o asumir la responsabilidad de todo es uno de los mayores problemas que enfrentan muchas personas.


Preocuparse sin motivo

Recordemos que la preocupación tiene mucho que ver con la forma en que vemos y enfrentamos las diferentes situaciones. Por eso, hay personas que parecen no preocuparse nunca por nada y otras que, en cambio, tienden a preocuparse por todo. ¿Es realmente bueno estar en tanta angustia?

La preocupación puede ser positiva cuando nos permite reflexionar sobre la situación que nos atormenta y luego resolverla. Sin embargo, si queda un pensamiento fijo que constantemente damos vueltas sin propósito, eventualmente el nerviosismo, la tensión y la ansiedad harán su aparición.

Obviamente, la preocupación está asociada con el miedo. Por eso, a veces, es bueno detenerse a pensar si hay algo en nuestra vida que no estamos haciendo bien. Muchas veces también somos conscientes de una situación que no nos gusta, pero como no la cerramos, genera en nosotros pensamientos recurrentes y negativos que a la larga pueden comprometer nuestra salud.



Las preocupaciones tienen una tarea importante: encontrar soluciones a posibles amenazas. El objetivo, por tanto, es llegar a estas soluciones. Si no lo hacemos, nuestra mente seguirá advirtiéndonos que tenemos un problema, generando una preocupación tras otra.

Y es entonces cuando pensamientos de este tipo pueden ejercer una presión diferente sobre nosotros, para hacernos comprender que no podemos seguir ignorando la situación en cuestión. Náuseas, dolor en varias partes del cuerpo, ansiedad, taquicardia pueden ocurrir sin motivo. Pero sabemos que hay una razón. Y que es hora de tomar acción.

quiero dejar de preocuparme demasiado

Para dejar de preocuparte demasiado, necesitas tomar acción. Si dejamos que todo lo que pasa por nuestra mente se quede ahí, si ignoramos que tenemos un problema que resolver, todo empeorará hasta el punto de comprometer nuestra salud.

Por eso, queremos compartir contigo algunos sencillos consejos que puedes seguir de inmediato para dejar de preocuparte demasiado. Como decíamos, es hora de pasar a la acción, deja de pensar tanto y haz algo:

  • Escribe lo que te preocupa: puede que no pienses mucho en el acto de escribir lo que pasa por tu mente, pero cuando lo hagas, encontrarás que es una verdadera cura. Escribir también te permitirá reorganizar todos tus pensamientos para ver las cosas con mayor claridad.
  • Hazte preguntas: cuando estés preocupado, hazte preguntas como, por ejemplo, "¿Puedo resolver esta situación que tanto me atormenta?". Si descubre que no puede hacer nada, entonces es hora de dejar de preocuparse.
  • Si tienes que hacer algo, hazlo hoy: Si piensas en lo que debes hacer para solucionar tu problema, pero sigues posponiéndolo, tus preocupaciones aumentarán cada vez más. Recuerda el proverbio "No pospongas lo que puedes hacer hoy para mañana".
  • Busca el apoyo de tus seres queridos: Ahora es el momento de compartir sus inquietudes con las personas en las que más confía. Pueden ayudarte a ver la situación desde otro punto de vista y despejar tu mente.
  • Piensa en los beneficios: aunque tengas miedo de enfrentarte a una determinada circunstancia, piensa que no hay nada peor que las preocupaciones y todo lo que ellas conllevan. Es terrible tener que afrontar una situación que no sabes cómo va a salir. A pesar de esto, piensa en las ventajas que obtendrás de él, el gran peso que finalmente te librarás.


Es bueno preocuparse, pero no dejes que se convierta en un hábito en tu vida. Cuando la ansiedad llama a tu puerta, te está avisando de que algo no va como debería. Entonces es hora de preguntarse por qué no está haciendo nada al respecto.


Quedarse quieto y seguir preocupándose no es una solución viable. Habla con las personas que más quieres, escribe y haz un esfuerzo para abordar el problema de una vez por todas. Aunque te asuste, piensa que todo podría empeorar si sigues conteniéndote. ¿No crees que es mejor correr el riesgo? Al final, no tienes nada que perder...

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