Última actualización: 02 octubre, 2016
La competencia emocional describe la capacidad que tiene una persona para expresar sus emociones, con total libertad., y deriva de la inteligencia emocional, o la capacidad de identificar las propias emociones. La competencia emocional es un rasgo aprendido que determina la capacidad de una persona para interactuar constructivamente con los demás.
Esta competencia emocional personal se basa en el autoconocimiento y también engloba el reconocimiento de las emociones individuales y cómo afectan a los demás. También se basa en la capacidad de mantener el control emocional y manejar la aprobación. Para ello, no podemos olvidar que debemos ser capaces de comprender nuestras emociones personales, antes de evaluar las emociones de los demás.
Competencia social
Otro aspecto individual de la competencia emocional es la competencia social: la empatía que somos capaces de sentir por los demás.. En este contexto, podemos enfatizar las habilidades sociales, que son importantes en un ambiente de trabajo y para tener relaciones exitosas, como, por ejemplo, la importancia de saber manejar una comunicación efectiva y saber manejar conflictos.
Gracias a la competencia emocional, el ser humano es capaz de reaccionar ante las emociones personales y las que se manifiestan en los demás. Esta habilidad, de hecho, nos hace capaces de reaccionar de la manera correcta cuando alguien cercano a nosotros siente emociones como la ira, el miedo o el dolor.
Reconocer las emociones personales nos da la capacidad de responder de la manera correcta a las emociones de los demás. Sin embargo, sin conocer las propias emociones, es difícil empatizar o ayudar a otra persona con las suyas.
Problemas de salud relacionados con la competencia emocional
Muchos expertos piensan que la falta de competencia emocional es la causa de diversos problemas como, por ejemplo, una represión de las propias emociones. Quedó demostrado que interiorizar las emociones puede desencadenar un deterioro de la salud física y mental, ya que los niveles de estrés aumentan y esto puede ser la causa de condiciones peligrosas, como presión arterial alta, aumento o pérdida repentina de peso y fatiga.
Reprimir las emociones puede llevarnos a sufrir depresión y puede afectar a las relaciones que tenemos con los demás, debido a una incompetencia emocional que desencadena una falta de intercambio afectivo. Si bien existen muchos problemas emocionales que pueden representar una dificultad en la competencia emocional, la inteligencia emocional juega un papel importante en la capacidad de aprender esa competencia.
Para aquellos con enfermedades mentales o problemas que interfieren con la competencia emocional, es importante fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional como primer paso. Cuando una persona con este tipo de problema es capaz de distinguir una emoción de otra, también puede empezar a aprender a utilizar esas emociones en la vida cotidiana..
Imagen de portada cortesía de Rubio Buitrago
