¡Quién iba a pensar que en la felicidad hay tanta tristeza!

    ¡Quién iba a pensar que en la felicidad hay tanta tristeza!

    ¡Quién iba a pensar que en la felicidad hay tanta tristeza!

    Última actualización: 15 de marzo de 2015

    El mundo te romperá el corazón de todas las formas posibles. Esto es poco pero seguro y no te puedo dar una explicación, como no te la puedo dar por la locura que llevo dentro y por la que llevan dentro los demás. La vida nunca es justa, pero hay que afrontar los golpes y seguir adelante. Cuando tu corazón está roto hay que reconstruirlo, no solo eso, hay que empezar a confiar de nuevo en los demás, y esta es la parte más difícil. A pesar de todo, aunque la vida destroce todos tus sueños, hay que seguir esperando. Y sabes por que? Porque si no esperas, si no sueñas, si no amas… ¿Qué tipo de vida estás viviendo? ¿Para qué quieres una vida si no sabes cómo disfrutarla? No se puede vivir con miedo para siempre. La vida es así: te caes, te levantas y luego vuelves a caer. Sin embargo, si no te mueves ni por miedo a caer, en realidad ya vas a tope...



    - Lado positivo

    En la vida he conocido muchas personas que no han sabido utilizar las piedras que tenían a su alcance para construir algo: tropezaban con él o los cargaban sobre sus espaldas. Yo también lo hice.

    En realidad, como dijo Benedetti, Nunca hubiera dicho que en la felicidad había tanta tristeza. Estaba convencido de otra cosa bien distinta, es decir, que la felicidad era un camino de rosas sin espinas, y no de piedras ni de obstáculos impermeables.

    Pero no estaba del todo equivocado, y solo comienzas a entender esto cuando estás listo para ser feliz: la felicidad implica sufrimiento, es una extraña condición que solo los fuertes resisten.



    Qué divertido, ¿verdad? En verdad, no es tan extraño pensar que la felicidad implica plenitud, entender que es un equilibrio emocional para alcanzar el cual son necesarias las tristezas y las dificultades.

    Por eso estoy convencido que necesito afligirme y sentir dolor para cumplir todos mis propósitos. Sería una auténtica pena no aprovechar el esfuerzo que supone levantarse tras una caída.

    Seré honesto contigo: no siempre me levanté después de mis caídas, y creo que es una de las cosas más normales del mundo. Es precisamente de las derrotas que más he aprendido, porque estar envuelto en la oscuridad me hizo darme cuenta de que realmente vale la pena levantarse, aunque la tormenta nos haya agotado.

    En conclusión, no puedes ver el arcoiris sin un poco de lluvia. Creo que ser consciente de esto me convierte en una persona afortunada, porque significa que la vida me ha tratado con consideración y me ha dado lecciones.

    En resumen, llegué a la conclusión de que, en nuestro camino, hay tantas cosas positivas como negativas. Esto no es malo, pero sí algo necesario.


    De hecho, las cosas más bellas del mundo están envueltas en una gran crudeza: después de la vida está la muerte, que siempre implica una despedida; el amor puede convertirse en locura y hasta puede convertirse en desamor. Todos los momentos maravillosos de la vida tienen un final.

    Esto es precisamente lo que los hace especiales. Necesitamos prestar atención a las señales para entender cuándo la vida nos está dando buenos momentos. Si queremos ver o hacer algo, debemos sentir la necesidad de hacerlo de la mejor manera posible.


    Nunca dejes de hacer algo por miedo al fracaso, recuerda que la felicidad también implica tristeza, que no es un precio a pagar, sino un paso necesario.

    “Si caemos, puede ser porque estamos caminando por caminos desconocidos”.

    Imagen cortesía de Christian Schloe

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