Última actualización: 01 de diciembre de 2015
A nadie le gustan las mentiras. No nos gustan las mentiras lastimeras, ni nos gusta que los demás decidan por nosotros lo que debemos o no debemos saber. Si la verdad duele, tenemos que decidir.
Las personas tienen la mala costumbre de ocultar las cosas que hacen, dicen o piensan porque creen que están evitando lastimar a los demás. En realidad, sin embargo, no hay nada que duela más que la mentira, el engaño y la hipocresía.. Nos hacen sentir pequeños y vulnerables a la vez, además de generar desconfianza e inseguridad hacia los demás.
A lo largo de nuestra vida, sufrimos y lloramos por cientos de situaciones provocadas por otros. Sin embargo, estos sentimientos nunca terminan en una bolsa de lavandería, al contrario, mucho de lo que aprendemos pasa por el sufrimiento y el dolor..