Última actualización: 09 agosto 2016
¿Cuántas veces te has sentido mal sin motivo aparente? Las tensiones que acumulamos en nuestro interior se reflejan en el exterior. Estudios recientes han demostrado que la tensión psicológica puede convertirse en enfermedades corporales. Para sanar por fuera, primero debemos revisar lo que tenemos dentro, nuestros conflictos internos.
La tensión emocional daña inexorablemente al organismo y lo hace de forma paulatina, manifestándose a través de la depresión, la ansiedad o el estrés. La canalización incorrecta de los conflictos internos puede desencadenar una amplia gama de enfermedades, como la diabetes mellitus, el lupus y la leucemia.
Cuando las emociones nos enferman
En muchas ocasiones se nos ocurre pensar una cosa y decir otra, sentir una cosa y hacer otra, no somos consecuentes con nosotros mismos por miedo al rechazo, al abandono, a la crítica, al desprestigio y finalmente, al juicio de los demás. Pero toda esta atención a las opiniones de los demás hace que nos olvidemos de nuestra propia opinión y esto da lugar a una infinidad de conflictos interpersonales..
Las emociones que no expresamos afectan negativamente nuestra salud y se expresan a través del dolor y la enfermedad. Nuestro cuerpo nos envía señales para llamar la atención sobre la existencia de algo que necesita ser cambiado, ya sean pensamientos negativos o creencias distorsionadas que ahora están arraigadas limitando nuestra vida.. Las distorsiones ocupan un lugar predominante ya que surgen de tensiones emocionales.
Estas percepciones y pensamientos distorsionados que tenemos sobre nosotros mismos, el mundo y el futuro nos llevan a desarrollar estados de ánimo disfuncionales como: fobias, depresión, ansiedad, problemas de autoestima y trastornos obsesivos. Las distorsiones cognitivas son errores de pensamiento que el ser humano utiliza constantemente para interpretar la realidad de forma irreal.
Estas percepciones son causadas por alteraciones en el procesamiento de la información y otros procesos emocionales más que relacionales. Pueden basarse en sólidas creencias irreales, pero las distorsiones no son creencias sino hábitos de pensamiento provocados por emociones negativas.
Las emociones influyen en el pensamiento y el comportamiento, por lo que mantenerlas bajo control es vital. Cualquier hecho, por sencillo que sea, despierta emociones muy diferentes. Depende del sistema límbico, que nos hace considerar las emociones como parte de nosotros y de nuestra forma de reaccionar ante el mundo..