Última actualización: 17 agosto 2015
Aprendemos a amar no cuando conocemos a la persona perfecta, sino cuando vemos perfecta a una persona imperfecta.
Sam Keen
¿Crees en el destino? ¿Y enamorado a primera vista?
Se suele creer que solo hay una persona para cada uno de nosotros para justificar una verdad simple y evidente: el momento en el que conocemos a una persona es muy importante para determinar si es para nosotros o no.
No queremos privar a nadie de la ilusión de que es el destino el que te ha hecho conocer a tu pareja. Sin embargo, una cosa es cierta: nuestro corazón le dice a nuestra cabeza cuándo estamos listos para amar. Eso es todo.
Cuando el corazón envía este mensaje a nuestra cabeza, una persona entra en nuestra vida como un rayo de sol. Se convierte en la persona que eliges querer y amar.
Para explicarte mejor todo esto, te contamos una historia:
“Una niña se mudó a otro país, para completar sus estudios y aprender a vivir. No estaba cómoda consigo misma. No se sentía cómodo y, lo que es más importante, no había aprendido a amarse a sí mismo. Su vida no era un sueño, no se sentía en paz consigo misma y con su corazón.
Un día conoció al que ahora es su mejor amigo. Se enamoró de ella. El hecho de que tal situación estuviera ocurriendo con una de las mejores personas que había conocido en su vida no le permitía estar bien.
¿Porque? Porque si no te amas a ti mismo, no eres realmente capaz de amar verdaderamente a una persona, incluso si esta persona es increíble y especial.
El corazón de su amigo estaba y sigue estando listo. El de la niña aún no lo es, aunque se muera por intentarlo en todos los sentidos.
A lo largo de esta etapa, la niña se sintió y se sigue sintiendo impotente. Impotente al saber que no puede amar a otra persona, ya que aún no ha aprendido a amarse a sí misma, a su corazón ya su forma de ser. Y sufre porque podría perderlo por esto.
Así aprendió que el amor solo se puede sentir cuando dos personas están dispuestas a compartir.
Con esto queremos hacerles entender que estar o no estar en un momento adecuado de la vida para ofrecer y recibir amor es muy importante. A veces elegimos amar cuando nos sentimos vulnerables o temerosos.
Elegimos a alguien porque lo necesitamos, para llenar el vacío que deja algo que nos falta. Esto no siempre es algo malo, también podría coincidir con el momento adecuado. Sin embargo el amor es la unión perfecta entre dos personas.
El amor nos hace sentir satisfechos, porque cuando amamos somos nosotros mismos.
Las opiniones sobre si estás o no preparado para amar, estar en una relación y realmente querer a alguien son variadas. El mayor error seguramente es el de necesitar creer que nuestro corazón está listo para amar y que hemos conocido a una persona que también lo está.
A menudo hacemos todo lo que podemos para hacer que funcione algo que no está hecho para funcionar o para hacernos sentir bien.
En la historia que te contamos, la niña se desvive por amar a su mejor amiga, y en ocasiones las emociones que siente son frustrantes. Eventualmente la niña decidió amar a su mejor amiga, esa persona auténtica, extraordinaria y única. Esta fue su decisión, y se siente libre. Libre para empezar a amar.
Muchas veces se piensa que si algo no sucede es porque no es el momento adecuado. Pero la situación, el tiempo y el momento no son las únicas cosas que permiten que el amor funcione o no. El momento no lo es todo, pero es parte del todo.
Se dice que no importa cuán compatibles sean dos personas. Si no eres feliz en un momento determinado de la vida, no puedes amar completamente.
Todo esto no significa que no tengas que intentarlo si el momento no es el ideal. Excepto que esforzarse más de lo necesario podría causarles mucho dolor a ambos.
Déjate llevar, disfruta y, lo más importante, aprende a quererte a ti mismo y a tu corazón. No vivas con el pensamiento y la intención de poder cambiar las necesidades, los deseos y la intimidad de quienes te rodean.
Aprende a ser sincero y honesto con la persona que amas y contigo mismo. Asegúrate de que esa persona te ame sincera y completamente.
La situación y el momento son los que nos hacen sentir afortunados cuando tenemos relaciones extraordinarias y satisfactorias.
El momento es lo que nos hace sentir una maravillosa e increíble gratitud por haber conocido a una persona cuando la conocimos.