Última actualización: 24 de junio de 2017
Proponemos un experimento, lo ideal sería registrar los resultados en forma de porcentaje. A veces nuestra mente se ve invadida por demasiadas contradicciones, por lo tanto, para ver con claridad, será útil "localizar" la información importante y comprender lo que sucede cuando tenemos miedo al contacto social, un sentimiento que todos sentimos tarde o temprano.
Vuelve a rastrear los recuerdos de las personas que han pasado en tu vida.. Los que realmente te dolieron, los que simplemente luchaste por soportar, los que te resultaron indiferentes o te asustaron, los que te hicieron sentir bien y los que te dieron un estado de euforia y alegría.
Si para las dos últimas categorías de personas el porcentaje es significativo, entonces piense por un momento si el sentimiento en cuestión era mutuo. Si, son las personas que te aman y te respetan como tu las amas y las respetas. Hay muchas más personas esperando que alguien como tú llegue a sus vidas y se convierta en una buena razón para no dejar que los "malos" anulen las ganas de conocer gente nueva.
Lo triste es que muchas veces hace falta un par de golpes bajos para convertirnos en personas a medio vivir, sintiendo que tenemos que esconder algo porque nos dicen que no tenemos nada interesante que mostrar. Sepa, sin embargo, que donde estas personas no han visto nada, otras han visto una experiencia maravillosa en un momento dado.. ¿No es hora de cambiar de perspectiva y usar una escala que no esté calibrada en el miedo?
Si te juzgas a ti mismo, sé justo contigo mismo
Pregúntate si formas parte de ese grupo de personas que se contactan hasta de madrugada, que escuchan confidencias y secretos íntimos o que se involucran para celebrar un éxito, pregúntate si a los demás les interesa tu vida después de muchos años...
Si desean verte, aunque tengan que cambiar de planes y llegar tarde a casa para hacerlo. Si las personas de tu vida te han hecho responder "sí", entonces ya tienes mucha suerte.. Ahora pregúntate si eres capaz de despertar estos sentimientos en los demás. ¿Por qué tienes tanto miedo al contacto social? ¿Por qué no quieres abrirte?
Aquellos que acumulan heridas y se enfocan solo en esto, difícilmente prestarán atención a las cosas buenas de las que hemos hablado. Si este es tu caso (o el de alguien que conoces), te animamos a cambiar de perspectiva. Al reflexionar sobre tu vida, te pedimos que también consideres a las personas que te aman y te respetan. Piensa también en lo que hubiera pasado si muchas de las personas maravillosas que conociste hubieran optado por protegerse para no ser lastimadas: difícilmente hubieras disfrutado de su compañía..