Última actualización: 13 2016 noviembre
Siempre me he mostrado fuerte, sereno y sólido. Resistente a las tormentas y los golpes sin buscar asilo emocional o el derecho a un abrazo. Me resigné a no contar mis penas y mis reclamos porque pensaba que el fracaso era seguro si no había hecho las cosas como estaba establecido. Siempre me he mostrado fuerte, por eso rompí como nunca. Un día cualquiera sin poder controlarlo.
Me negué a dejar correr las lágrimas y somaticé las emociones. Se convirtieron en lo que llamamos síntomas aislados de una enfermedad, aunque yo los seguía viendo como el precio a pagar por un entorno que me pedía y pedía sin recibir nada a cambio.
No puse barreras a la ayuda emocional que otros me pedían, mis límites eran amplios y sedosos para los demás, pero mi espacio emocional se transformó en un territorio árido lleno de alambre de púas para mí.
Mis fuerzas externas, mi escucha paciente, mis concesiones eternas se han convertido en mis prisioneras emocionales especiales. Todos tenían la llave para acceder a mi espacio y para mí la necesidad de salir a tomar aire fresco iba en aumento. Cuando quise darme cuenta, hacía tiempo que había cruzado la meta de lo humanamente soportable. Seguí creyendo que todo se trataba de ser fuerte, sin ser fuerte.
Emociones que se empequeñecen: Agujeros gigantes en la salud emocional
A lo largo de mi vida no he señalado los actos de hipocresía, he silenciado las ofensas y mutilado la necesidad de cariño. Cuando quería salir, todas mis fuerzas estaban fuera. Habían sido adoptados por distintos y aislados dueños que ya no los usaban como una ayuda temporal, sino como una forma de transformar mi energía en un bastón.
Cuando las personas son débiles, se quiebran por el mal uso de su vida interior. Te rompes por dentro, en el alma. Llega un día cualquiera en el que ya no puedes levantarte porque tus músculos ya no responden. Una depresión por el estrés acumulado por un lado. Un ataque de pánico en el otro.
De una forma u otra, a veces parecemos desarmarnos de cualquier tipo de fuerza y quedarnos completamente indefensos ante lo que ya no se puede nombrar ni explicar. Nuestra resistencia siempre tiene un límite, ese que nunca hemos podido establecer con los demás.. Las personas sensibles pero autosuficientes necesitan conocer las pistas de una ruptura emocional inminente antes de que ocurra.
La mala educación psicológica tiene consecuencias
En un estudio reciente, Annals of Internal Medicine explica las diferentes estrategias con las que manejar la depresión y vuelve a poner de manifiesto la escasa labor docente de determinados países, como España, y la falta de coordinación que existe en el tratamiento conjunto de los trastornos psicológicos por parte de los psiquiatras. , psicólogos y otros profesionales de la salud.
La falta de coordinación cuando se trata de estos problemas hace que el suicidio sea una de las principales causas de muerte. Además, permite que la depresión se abra paso como primera causa de incapacidad laboral.