Sillas vacías, la Navidad se tiñe de nostalgia

Sillas vacías, la Navidad se tiñe de nostalgia

Mesa puesta, sillas vacías, relaciones rotas, familias separadas. La Navidad, para muchos momentos de alegría y reencuentros, se tiñe de nostalgia, tristeza, angustia e inquietud.

Sillas vacías, la Navidad se tiñe de nostalgia

Escrito y verificado por el psicólogo. GetPersonalGrowth.

Última actualización: 17 de diciembre de 2022

Mesa puesta, sillas vacías, relaciones rotas, familias separadas. La Navidad, para muchos momentos de alegría y reencuentros, se tiñe de nostalgia, tristeza, angustia e inquietud. El resplandor de estas fechas ya no existe. Ya no sentimos la alegría.



No hay pompa porque falta alguien, todo cambia cuando con los años perdemos el entusiasmo que nos invadió de niños, ya no mantenemos nuestra inocencia, nos hizo disfrutar cada pequeño detalle que los rencores y ausencias de ahora no nos permiten para disfrutar

¿Por qué estamos inundados de tristeza? Cuando se acercan las fiestas y comienzan los preparativos, los regalos, la decoración y la elección del menú, los recuerdos vuelan y las mentes piensan. No podemos evitarlo.

¿Cuántos somos el 24? ¿Y el 25? ¿Quién viene y adónde voy?

¿Cuántos somos el 24? ¿Y el 25? ¿Quién viene? Inevitablemente, ante estas preguntas, aparecen sillas vacías. Sillas vacías que corresponden a personas que no están, que se han mudado o que han muerto.

Recuerdos de tiempos pasados, tiempos que ahora sentimos más felices, más plenos, más nuestros que los que vendrán y, por supuesto, los de hoy.

"La persona lejana, cuya vida ha tomado otro camino, la que ha elegido no estar allí, la que ha fallecido". Sillas vacías que nos acompañan en estas fechas y hacen más triste el momento presente. 



Un sufrimiento que hemos mantenido anestesiados, dormidos de la rutina diaria. Las sillas vacías duelen, los ojos se llenan de lágrimas, el alma de dolor y los abrazos rotos.

Duelen, es cierto, pero en las sillas vacías hay un espacio para acoger, aceptar y nombrar sin caras tristes. Aunque está permitido llorar por los ausentes, los presentes merecen nuestra sonrisa.

No tenemos que esforzarnos mucho para ser felices, pero es recomendable buscar un estado de paz y tranquilidad. El miedo, la ira y la tristeza no son perennes, aunque nos asustan.

La Navidad es una contradicción.

La Navidad misma es una contradicción. La magia que genera el compartir y el reencuentro choca con el dolor de los ausentes; nostalgia por el difunto o resentimiento por una silla vacía elegida o provocada por desacuerdos.


Los presentes deben hablar con naturalidad. De lo contrario, la sombra de la silla vacía difundirá un estado de ánimo contradictorio y creará una atmósfera de palabras entrecortadas.

No podemos ignorar las sillas vacías, pero tampoco las que están ocupadas, llenas de presencia y de amor. Probablemente no todas las sillas ocupadas nos ofrezcan bienestar, pero esto no debe privarnos de la oportunidad de disfrutar el momento. La vida, por definición, en algún momento nos separará de las sillas que adoramos hoy.

sillas vacias en navidad

En fechas determinadas, adoradas por unos y desagradables por otros, no podemos olvidarnos de brindar por todo lo que tenemos.


Siempre es lindo levantar nuestras copas y agradecer que nuestro corazón siga latiendo. Descansemos las sillas ocupadas y recordemos los buenos tiempos cuando las sillas vacías estaban entre nosotros.

Os deseamos de todo corazón que paséis unos días maravillosos, llenos de diversión y complicidad. ¡Felices fiestas!

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