Última actualización: 10 de enero de 2017
Tras el éxito del libro “Somos lo que comemos”, hoy presentamos una versión más psicológica: “somos lo que pensamos”. Un título sin duda intuitivo, que nos invita a reflexionar una vez más sobre la relación entre nuestros pensamientos, lo que nos sucede y la definición que tenemos de nosotros mismos. Nuestra mente, en todo esto, ejerce un enorme poder sobre nosotros, explotando el material cognitivo que tiene a su disposición.
Nuestros pensamientos pueden cambiar la forma en que nos comportamos, las decisiones que tomamos y los sentimientos que tenemos. En otras palabras, tienen mucha más influencia sobre nosotros de lo que pensamos.
La mente: ¿enemiga o aliada?
Eso depende. ¿De qué? ¡Como pensamos! A menudo sucede que dice “estoy cansado, no puedo más”, e inmediatamente después siente la necesidad de dormir durante tres días seguidos. No olvides que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacernos, y el primero tiende a hacerlo especialmente en el corto plazo. Al mismo tiempo, pueden llegar a ser auténticos genios de las lámparas capaces de obedecer los deseos de su amo sin protestar.
A diferencia de lo que creemos, no son las personas las que nos dicen cómo debemos comportarnos o sentirnos… ¡todo lo contrario! Somos responsables de lo que sentimos. No es bueno echarle la culpa a las circunstancias, a la política, a la economía oa nuestro jefe… todo está en nosotros. Si bien es mucho más fácil buscar a la persona responsable, al hacerlo no tendremos la oportunidad de aprender, cambiar y mejorar.
todo esta en la mente
Los maratones son una de las pruebas de resistencia que requieren un mayor esfuerzo físico, pero también mental. Además de requerir una buena preparación física, de hecho, también necesitan un buen entrenamiento mental. ¿Cómo? Porque es precisamente cuando el cuerpo ya no aguanta más cuando entra en juego el cerebro, ayudándonos a seguir...incluso cuando el dolor es tan fuerte que no se puede aliviar de ninguna manera.
No es necesario convertirse en corredor de maratones para poner en práctica esta teoría. Piensa en todas las veces que estuviste a punto de ceder al sueño, al cansancio o al aburrimiento víctimas de una rutina, pero dijiste “puedo hacerlo”, “estoy bien”, “llegaré hasta el final”. Probablemente en ese momento hayas sacado un bono de energía -que no se debe a una taza de café- para seguir con tu tarea hasta terminarla.
Ni siquiera se trata de ser las personas más positivas de este mundo o de pasarse la vida buscando el vaso medio lleno en cada situación, sino de ser conscientes de que hay pensamientos que nos ayudan y otros que pueden ser perjudiciales. Deja de prestar atención a lo que es irrelevante, en cambio, concéntrate en lo que realmente importa. Si un millón de cosas dan vueltas en tu cabeza, tómate el tiempo para resolverlas una por una y pasar a la siguiente tarea.
La mente también acepta lo irracional.
Si no puedes dormir porque tu mente es un torbellino de ideas, ten siempre a mano una libreta y aprovecha esta tormenta creativa para encontrar soluciones a algunos de esos problemas. No desperdicies tu buena energía pensando en las cosas malas que te han pasado. En su lugar, aproveche su tiempo y recursos para encontrar soluciones a sus problemas.
Recuerda que no todo tiene que ser racional… ¡regálate un poco de improvisación en la vida! Si bien hay elementos basados irremediablemente en la lógica, existen muchos otros ligados a las emociones, las sensaciones y la intuición.
Aprende a vivir en la incertidumbre, aunque sea en dosis mínimas. Toma decisiones que impliquen cierto nivel de riesgo, considera los errores como las reglas del juego. Evita presionarte innecesariamente y acepta que eres imperfecto… así reducirás los niveles de ansiedad y miedo y, en consecuencia, las posibilidades de cometer errores.
¿Cómo aprovechar los propios pensamientos?
Un gran ejercicio que puede ser de gran ayuda para erradicar las ideas negativas es reírnos de lo que nos pasa. ¡Qué absurdos son a veces nuestros pensamientos! Mirar el lado divertido de las cosas puede ayudar a liberar algo de tensión y aprender a encontrar lo positivo en cualquier situación.
¿Sueles tener una charla contigo mismo? ¿Caminas por la calle discutiendo en tu mente? ¿Le hablas a tu reflejo en el espejo como si no estuvieras solo en esa habitación? No te pierdas en la maraña de juegos que te prepara la mente… ¡son una trampa! Esos pensamientos son definitivamente negativos, temperamentales y egoístas, y solo intentan hacerte sentir triste, angustiado, enojado o vengativo.
Al ignorar esas palabras y, en cambio, centrar su atención en un punto distinto, finalmente puede obtener el control de su mente, evitando que lo guíe solo la inercia. Recuperarás el control de la herramienta más poderosa que tienes decidiendo por ti mismo con qué material cognitivo alimentarla, para que, junto con tu cuerpo, esté bien.
"Nuestra vida es el resultado de nuestros pensamientos".
-Marco Aurelio-