te libero de mi

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te libero de mi

Última actualización: 25 de febrero de 2016

No es tan malo, te lo aseguro. He encontrado gente que me hace reír, mucho. Me encontré en la mañana, cuando hago café y no estás; por la noche, cuando llego a casa del trabajo y no hay nadie debajo de las sábanas...

No es tan malo, créeme. Estoy bien, aunque cada mañana veo tu reflejo en el café por una milésima de segundo y luego por la noche, cuando levanto las cobijas buscando algo en que apoyarme. Te diré la verdad: estar o estar ahí no es lo mismo, sigues siendo aunque ya no estés.



Estoy bien, Abrí mis brazos de par en par para dejar entrar nuevos recuerdos de los cuales tú no eres protagonista; Sin embargo, lo confieso: todavía no tengo suficiente para calentarme por la noche.

ya no estas aqui aunque te sigo viendo

Escribir es la forma más difícil y menos valiente que he encontrado para decirte que te extraño incondicionalmente, pero que necesito vivir conmigo mismo, al igual que tú vives sin mí. Así es, si ya no podemos ser uno, es hora de que al menos empiece a ser yo mismo. Me dijeron, en efecto, que al final la única persona con la que tengo que aprender a estar es conmigo misma.

Hace tiempo que no estás aquí conmigo, aunque te sigo viendo donde quiera que vaya. En todos esos lugares que conservan el cariño que aún siento, esos lugares a los que les debemos todos los momentos de felicidad vividos. Porque detrás de toda la podredumbre, realmente pudimos reírnos juntos.

Será difícil dejar de vernos, pero el mayor consejo que podemos darnos es sacar a relucir la misma fuerza que mostramos cuando decidimos emprender. Yo se que no es lo mismo, que entonces estabas tu y yo estaba alli; pero podemos hacerlo de todos modos, puedo hacerlo.



te libero de mi

También me dijeron -y esta es la verdadera función de este escrito- que la mejor forma de parar el dolor es soltarlo. Por eso, sin rencor y sin odio, te ofrezco toda la libertad que necesitas: no me refiero a lo obvio, a que te hayas ido. Quiero dejarte libre para que seas de verdad, sin culpas ni remordimientos, sin más llantos.

Por eso, al menos por ahora, es mejor que nos olvidemos de todo: los domingos en tu casa, las películas vistas juntos que me hacían dormir cada rato, las cenas que ya no compartiremos. Dejemos ir los sueños inacabados, mi estar de mal humor que impidió tu sonrisa, la tristeza, nuestra felicidad. Pasemos la página.

Digamos adiós a las ciudades que nos han visto juntos, en todas las primeras veces, a lo que me has enseñado y que quizás yo también te he enseñado. Comencemos desde cero. Te libero de mí, como cada rincón de esta ciudad que un día nos vio juntos, pero que ya no nos verá.

Me despido de ti sin ser del todo capaz; Lo hago porque sé que es necesario no despedirme de mí mismo, para siempre. Estoy seguro de que estarías de acuerdo: si no podemos ser como nos hubiera gustado, lo más sano es intentar ser diferentes; y si no hay manera ahora, lo único que puede hacernos sanar es dejar de ser.


“Hoy te libero.

te libero de mi

de mis males,

de aquellas interminables tardes de domingo,

del odio de mis cumpleaños,

de no saber que regalarte

que aún no tienes o pierdes.


Te libero de mi desengaño,

de tu karma,

de mis noticias,

de esa contradicción que me invadía

y que yo represento.

te libero de mis llamadas,

de mis problemas,

de mi pelo lacio, largo y despeinado

que se retorció en tus dedos y me hirió.


te libero de mi conciencia,

de caídas, de ascensos,

de esta fuga.

Te libero de esos puntos de suspensión,

de los puntos y de la cabeza,

de preguntas y exclamaciones,

de todas aquellas reglas gramaticales que, al fin y al cabo, eran inútiles.

Te libero por la puerta que acabas de cerrar,

para que puedas ir,

puedes dejarme,

para que me veas de lejos y me desees cada día menos,

a pesar de esto me duele en lo más profundo de mi corazón”.

-Mario Benedetti-

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