tristeza en los niños

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tristeza en los niños

Última actualización: 24 de mayo de 2018

Nadie está exento de tristeza, ni siquiera los más pequeños. Perder a alguien, un imprevisto, una oportunidad desperdiciada... La tristeza en los niños no es una excepción. Para ello, debemos estar allí cuando nos necesiten. Educarlos en la conciencia y la regulación emocional es fundamental para que, más adelante, sean capaces de expresar sus emociones.

La película animada Inside Out aclara la importancia de las emociones primarias en nuestra vida. Específicamente, cómo reconocer y manifestar la tristeza. Porque deben enseñarnos desde pequeños a canalizar la desesperación, así como el miedo, la alegría o la ira.



Ayúdalos a entender qué es la tristeza.

Cuando nos encontramos con alguien que parece estar triste, a menudo tendemos a huir en la dirección opuesta. Como si tuviéramos miedo de que nos contagie y, por eso, preferimos estar cerca de aquellos que siempre tienen una sonrisa en los labios. Sin embargo, la tristeza en los niños, como en los adultos, es una emoción esencial y necesaria. Y sin ella no podríamos entender la felicidad.

Aunque en la edad adulta es más común experimentar esta emoción debido a que pueden ocurrir desacuerdos, en los niños es al menos chocante. Es difícil ver a un niño de 5 años sentado solo en un banco con la mirada perdida o ahondando en su vida interior. Se supone que su inocencia, su precaria madurez intelectual y sus inquietudes puramente lúdicas deberían garantizarle una alegría indestructible. Pero ese puede no ser el caso.

Esto no quiere decir que los niños no tengan derecho a estar enfermos. Lo tienen y, de hecho, es más común de lo que pensamos, conveniente en ciertos momentos e inevitable en muchos otros. Por ejemplo, pueden sentirse melancólicos por la pérdida de un familiar o de su perro, tras cambiar de colegio, por una pequeña pelea con un amigo…



Por eso, la mejor manera de ayudarlos es hablarles de la tristeza, enseñarles a reconocerla y comprenderla. Es necesario hacerle entender que es mejor reconocer que ocultar. Que todos nos sentimos así de vez en cuando y que es bueno abrazar esta emoción para calmarla y dejarla pasar.

Tristeza en los niños: diferentes manifestaciones

Al igual que los adultos, incluso los más pequeños pueden expresar su estado de ánimo de diferentes maneras. Cuando se divierten y están felices, es normal que rían, jueguen y se vean alegres. Cuando están asustados, suelen permanecer inmóviles, sin hablar, hasta que el miedo ha pasado. Cuando están tristes, sin embargo, la forma en que manifiestan esta emoción no es muy clara.

A veces adoptan comportamientos opuestos durante el mismo día, que ocultan su verdadero estado de ánimo. Veamos algunos ejemplos de cómo se manifiesta la tristeza en los niños:

  • Hipoactividad: son depresivos, apáticos, indiferentes, poco locuaces, inapetentes y dormilones; por lo general, lloran a menudo, incluso sin una buena razón.
  • Hiperactividad: Comen en exceso, están ansiosos, no quieren dormir, son demasiado habladores, etc.

Para comprender cuándo domina la tristeza, los padres y tutores deben estar especialmente alertas a los cambios repentinos en su comportamiento y estado de ánimo.

Cómo ayudarlos a lidiar con la tristeza

Cuando notamos un comportamiento inusual o excesivo en el niño, es bueno preguntarle por qué lo hace. Es probable que no sepa explicarlo o, simplemente, no quiera y prefiera encerrarse en sí mismo. Sin embargo, sabemos que los bebés son como esponjas en su etapa temprana de desarrollo.


Los niños aprenden de las expresiones emocionales de sus padres, ya que son sus modelos de referencia también en el campo emocional. Por eso, es conveniente que los padres les expliquen que todos se sienten tristes tarde o temprano. Que es normal y que hasta papá, mamá, abuela o tío experimentan este sentimiento de vez en cuando. También deben explicar que es una emoción. que desaparece cuando podemos entenderlo, enfrentarlo y aceptarlo.


A través de fotografías de rostros, dibujos o simplemente hablándoles de la tristeza, se puede fortalecer su capacidad para reconocerla. Una vez que hemos aprendido a reconocerlo, podemos enseñar a los niños a afrontarlo mediante ejemplos en los que nosotros mismos simulamos cómo hacerlo.

lo que no les ayuda

Desafortunadamente, disimular está más de moda que confrontar. Desde pequeños nos enseñan a cambiar una lágrima por una sonrisa ya reprimir la tristeza. Sin embargo, esto no hace que esta emoción desaparezca, simplemente la entierra, para que vuelva con más fuerza en un momento posterior.


  • La burla: La frase "Eres un llorón" es terriblemente negativa cuando un bebé está llorando. El único resultado que se obtiene es frenar su expresividad emocional, retirarla obligándole a ocultarla. Es una forma muy negativa de ridiculizar sus sentimientos.
  • Ponlo apurado: Cuando le preguntamos cómo se siente y no responde, muchas veces tendemos a presionarlo y exigirle que lo haga. El niño, sin embargo, sólo hablará cuando sepa que puede contar con nuestro apoyo, independientemente del tiempo que tarde. Es importante que te sientas escuchado y apoyado en todo momento.
  • no le des un comino: “No es nada, es una tontería. No hagas eso". Esto tampoco ayuda, porque el evento que lo provocó es de gran importancia para él. Hay que intentar reducir el posible dolor o tristeza que provoca y no minimizar su impacto.
  • regañarlo o castigarlo: "Como sigues lloriqueando, te castigo". Con esta frase le estamos dejando una sola opción: que deje de llorar y soporte su tristeza. Volvamos al punto uno. Un abrazo, en cambio, le ayudará a sentirse tremendamente bien y lleno de fuerza y ​​energía.

Como vemos, el papel de las personas de su entorno más próximo es crucial para que comprenda que no debe tener miedo a estar triste ni a reconocer que lo está. La tristeza en los niños no debe pasar desapercibida.


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