Última actualización: 01 de febrero de 2016
La libertad es el tesoro más preciado que posee el ser humano. Es nuestra responsabilidad respetarlo, disfrutarlo y evitar que nadie nos lo quite. Todos tenemos derecho a conservarlo y cuidarlo.
¿Cómo podemos atrevernos a pensar que tenemos derecho a robar hasta la más mínima parte de la libertad de nuestro prójimo?
Si tenemos nuestra libertad, nunca podrá ser a costa de la del prójimo. Pensemos bien, ¿por qué? cada vez que nos apropiamos de algo que no es nuestro, nuestra dignidad se resiente.
"La libertad, Sancho, es uno de los dones más preciosos que el cielo ha concedido a los hombres: no se pueden igualar los tesoros que se hallan en la tierra o los cubre el mar: y por la libertad, como por la honra, se puede aventurar la vida"
-Miguel de Cervantes-
El regalo de la libertad
El don de la libertad es un bien preciado con el que nacemos todos los seres humanos de nuestro planeta.
A pesar de esto, el mal uso que mucha gente hace de la libertad hace necesario el uso de leyes para protegerla, aunque, muchas veces, acaba siendo enturbiada por los mismos que habían jurado defenderla.
El regalo de la libertad nunca debe confundirse con el concepto más simple de libertinaje.. Una persona que se considera "libre" no tiene derecho a pisotear a otros en nombre de la llamada "libertad".
Esto quiere decir que el don de la libertad, concedido desde el nacimiento a todos los seres que vienen al mundo en este planeta, no debe ser considerado fútilmente.
El respeto es un concepto que siempre debe estar por encima de todo., para que todos puedan vivir juntos pretendiendo ser libres. Por lo tanto, no debemos considerar la libertad como una falta de respeto por los demás.
"Te lastimé porque soy libre y hago lo que quiero". ¿Cuántas veces has escuchado esta frase? Millones de personas lo pronuncian para hacer lo que les da la gana, sin saber que, en realidad, no están haciendo uso de su libertad, sino que están robando la libertad de las personas a las que perjudican.
Libertad de pensamiento
En realidad, vivimos en un mundo de leyes que deja poco margen para la verdadera libertad humana.
Debemos respetar a los demás y debemos tomar las medidas adecuadas para proteger a los débiles de aquellos que quieren pisotear los derechos de los demás.
A pesar de esto, la libertad no se limita a simples movimientos de un lugar a otro. Hay mucho más en el fondo de nuestra alma y corazón. Basta saber buscar dentro de uno mismo para encontrarlo.
Afortunadamente, muchos de nosotros tenemos la libertad de pensar, amar, soñar, sentir, crear... Aunque vivamos en una sociedad en la que muchas veces nos sentimos incomprendidos, hay mucho que podemos hacer dentro de nuestro mundo.
“No sé si la libertad exterior nos será dada más que la medida exacta en que hemos podido, en un momento dado, desarrollar nuestra libertad interior”
-Mahatma Gandhi-
Solo cuando nos centramos en nosotros mismos y hacemos verdaderos ejercicios de autoconocimiento podemos descubrir la verdadera libertad y todos sus significados.
En nosotros, en nuestra verdad, en nuestra manera de ser auténticos, en nuestra sinceridad con nosotros mismos es donde somos libres, En el verdadero sentido de la palabra.
Mal uso de la palabra libertad.
Hoy en día, la palabra libertad se utiliza de forma muy arbitraria: "Libertad para decidir", "libertad para actuar", "luchar por la libertad", etc.
En realidad, en la independencia de un territorio, en el uso del voto o en la elección de un representante político, no hay un uso real de la libertad, ya que muchas de estas cuestiones están corruptas y decididas de antemano.
En efecto, suelen ser acciones que afectan nuestra verdadera libertad, ya que nos hacen elegir entre diferentes formas de ser, pensar o pertenecer, pero no nos ofrecen la auténtica libertad que nos corresponde.
La verdadera libertad está dentro de nosotros mismos.
El mayor ejercicio de libertad está en nuestra sinceridad y en el valor de ser verdaderamente como nos sentimos. Y no importa en qué país vivamos o lo que diga nuestro pasaporte, porque esas son necesidades legales que no tienen por qué sabotear nuestra verdadera forma de ser. Son solo límites.
Recuerda siempre esta frase: "tu libertad termina donde empieza la mia". Podemos ser nosotros mismos y disfrutar de la vida, pero nunca podríamos decirles a los demás cómo deben ser, a qué deben pertenecer o qué deben pensar.