Última actualización: 17 marzo, 2016
A veces espero tu respuesta, tus palabras... No he aprendido que no llegan o que tal vez me las transmites de otra manera, en ausencia, como huecos que no se llenan de letras y frases. Tu silencio contiene lo que no quiero oír, lo que niego oírte decir.
Es cobarde dejar que el silencio sea la respuesta, pero a veces eso es lo que queda. Todavía no he aprendido a no esperar nada de ti, a no tener expectativas, a saber que ese vacío que dejas y creas es tu respuesta, eso es lo que me quieres decir.
No aprendo a descifrar tu silencio
No puedo interpretar el silencio cuando cierras una puerta y dejas volar mis pensamientos para tratar de encontrarle sentido a esas palabras que no dices. Necesito que le atribuyas palabras a todo ese silencio intenso que dejas cada vez que te vas, cada vez que no hablas.
Tu silencio crea una distancia entre nosotros dos, un abismo imposible de cruzar, una separación inexplicable que no merezco, que no entiendo y que, sin embargo, debo aceptar. Pero tu silencio es un camino que se divide en miles de posibilidades y no puedo saber cuál refleja tus pensamientos.
Lo que sé sobre el silencio
Tus silencios no son siempre los mismos, cambian sin que yo me dé cuenta. Hay silencios tímidos, en los que no tienes valor para hablarme, pero me miras a los ojos y tus ojos me hablan..
Hay silencios irónicos cuando encuentras mi mirada y sonríes sin decir nada. Hay silencios confusos cuando te hago una pregunta y no me has escuchado porque estás lejos de aquí sin querer. Y, sobre todo, están los silencios cómplices, esos que queman el alma con labios que no dicen palabras.
Pero este silencio, lo que ahora nos separa, encierra otras cosas, esas que no nos atrevemos a decirnos, y ha creado un profundo abismo entre lo que tenemos y lo que queremos.. Y aunque no espero nada, dudo haber entendido del todo tu silencio.
Mi respuesta a tu silencio
Puedo encontrar mil respuestas a tu silencio, pero solo puedo responderte de una manera: dime lo que piensas, lo que te preocupa, estoy a tu lado para ayudarte, para entenderte. si necesitas un abrazo yo te lo doy. Si necesitas un beso, te doy cien. Si solo quieres que te escuche, lo haré, solo te pido que digas lo que quieras decir.
Puedo responderte de muchas maneras, puedo corresponder con el silencio, pero no quiero aumentar aún más la distancia entre nosotros. Puedo seguir transformando tu silencio en palabras o puedo evitarlo, seguir hablándote sin recibir respuesta. Respeto tu silencio y necesito que respetes mi incertidumbre, mi necesidad de saber, de conocer tus pensamientos.
Las respuestas que me da tu silencio
Si te vas sin decir nada, tu silencio me susurra que no quieres. Si no respondes a mis mensajes, tu silencio me dice que no te importa cómo me siento o lo que pienso. Si te pregunto que piensas y no me respondes, tu silencio me dice que hay algo que me quieres ocultar.
Puede ser que las respuestas que quieras dar con tu silencio no sean estas, sino otras, pero no puedo saber si no me ayudas a entender lo que no dices.
Casi no recuerdo el eco de tus palabras, ya no las escucho, te mueves frente a mí como un fantasma, como alguien que no reconozco y es tu silencio el que me sugiere lo que no eres capaz decir en voz alta.
Y si vuelves a cerrar la puerta detrás de ti, sin decir una palabra, cierra para siempre, no vuelvas, porque solo será en ese momento que entenderé que solo querías despedirte.
