Última actualización: 17 de marzo de 2015
“La próxima vez que tengas que decidir qué hacer con tu vida o tengas que tomar una decisión importante, hazte esta pregunta: ¿Cuánto tiempo estaré muerto? Frente a esta perspectiva eterna, ahora puedes decidir qué prefieres hacer, qué elegir, y dejar los miedos, preocupaciones, culpas, dudas a los que estarán por siempre vivos.
Si no empiezas a actuar de esta manera, muy bien puedes pasar toda tu vida actuando como otros creen que debes actuar. Pero como tenemos poco tiempo en la Tierra, sería mejor hacerlo lo más agradable posible. En pocas palabras, es tu vida: haz lo que quieras con ella." (Wayne Dyer)
¿Qué opinas de estas palabras? ¿Te parecen una utopía? ¿Idealismo? ¿Irrealizable en la práctica?
Independientemente de lo que pienses, la verdad es que están hablando de ti, de tu vida. Ese que a veces, o siempre, acabamos arruinándonos.
Sin invocar a personas ni agentes externos, intentaremos que encuentres la calma interior.. Si puedes contemplar más, te darás cuenta de que el verdadero desafío no está en las circunstancias, sino en ti mismo.
Con el hermoso texto de apertura como punto de referencia, tomaremos esas ideas que pueden parecerte idealistas una por una y te daremos algunos consejos para llevarlas a cabo.
Haremos todo esto porque en el fondo, aunque todos nos sintamos negativos, creemos que la vida es un regalo, y que vale la pena vivir nuestra existencia, sin que nuestra mente la convierta en un trauma. Es solo un paseo, que merece ser caminado y respetado. Como dijo Frank Sinatra: "Viviré mi vida hasta que muera".
Primera reflexión:
Cuelga tus dolores no resueltos en una cuerda, junto a preocupaciones que nunca podrán ser resueltas. Cuélgalos, míralos y piensa: "¿Qué voy a hacer con todo esto?".
Si no hay nada que puedas hacer al respecto, déjalos colgados. Si crees que una preocupación es saludable para que sigas adelante, tómala. Veremos más tarde si realmente puedes mantenerlo contigo. El resto, déjalo ahí.
No se trata de hacerlos pudrir, sino de dejarlos expuestos al viento, a la tierra, al sol, a la lluvia. Tal vez estos agentes naturales puedan hacer algo al respecto, pero tu cabeza no. No hay soluciones, no hay causas por las que han aparecido en tu vida, aunque lleves años pensando en por qué han surgido.
Has hecho todo lo posible para encontrar una respuesta y aceptarlos en tu vida, pero no encuentras la manera de encajarlos en tu cabeza sin sufrir. Entonces, déjalos ir. Ahora están en un lugar más espacioso y más sabio. Tal vez ellos también querían irse, porque tu mente los estaba ahogando. Giro de vuelta. ¿Te sientes más ligero?
Segunda reflexión:
Hay cosas que son más difíciles de tratar que las preocupaciones y las inseguridades. Hay traumas, lutti, pérdidas, enfermedades. Esas son más complicadas de sacar de la cabeza, pero te las puedes poner en las manos, apóyalas, sin negar el peso que esas experiencias han tenido en tu vida.
Trata de aguantar todas estas cosas por un tiempo, lo que necesitas. Guarda la lección que te han enseñado, o te siguen enseñando, pero debe ser una lección que te ayude a mejorar y avanzar.
En cambio, no retengas el sufrimiento. Deja que se te escape de las manos y vuelve al universo, pídele que se encargue de ello y tú, a cambio, seguirás adelante. El universo estará feliz de hacerlo.
Tercera reflexión:
Camina ligero. Este es el momento de recuperar la magia que perdiste un día. Sea intuitivo. Contemplar la naturaleza. Sonreír. Haz todo lo que hacías antes, pero sin bloqueos mentales.
Recuerda que no importa lo que pienses, sino lo que hagas… ¡Anímate!
Si está nervioso, triste, confundido, ansioso, acepte estas emociones y trátelas como tales. No los evites, son parte de ti. Son la mochila que llevamos al hombro, pero no el interruptor que nos manda. Ese eres tú. No son ellos los que nos diferencian, sino lo que hacemos con ellos o lo que hacemos a pesar de ellos.
Acepta el reto de vivir la vida aunque no te sientas preparado para ello. Si siempre estuviéramos listos, ¿sabes lo aburrido que sería?
Cuarta reflexión:
Pasemos ahora a una fase más complicada. Es hora de elegir. Todos moriremos igual, ¡así que al menos elige cómo vivir!
¿Qué puedes hacer al respecto? ¿No crees que es hora de buscar algo más? ¿Algo que te haga sentir bien en la vida?
Ahora que has dejado atrás el dolor, es posible que te sientas raro. Es normal, la tristeza es adictiva. Tu mente te dice cosas tristes, y muchas veces actúas a favor de ella, siempre ha sido así.
Para cambiar este hábito que te mantuvo en una jaula, no esperes la luz verde de la mente. Nuestra mente, de hecho, está acostumbrada a mantenernos en guardia contra los peligros y no es muy compasiva. qEste es el momento de hacer lo que tu instinto y tu alma te digan, incluso si no estabas listo para escucharlos antes.
Haga una llamada telefónica, lea, compre un boleto y salga a la carretera, camine o abrace a alguien. Estas son cosas que te harán sentir bien. Siéntate y mira a tu alrededor. Cuando dejes de luchar con los sentimientos destructivos, todo te parecerá más hermoso.
Quinta reflexión:
Elegir. Elige quién quieres ser. Como un alma dentro de este inmenso universo, te pedirá una pequeña explicación.. No elijas por conveniencia, no por lo que la sociedad exige de ti: elige lo que has querido hacer durante mucho tiempo.
Elige lo que ves. Elige a las personas cercanas a ti. Elige lo que lees. Apaga la televisión. Desechar, sin ser brusco.
Construye una vida coherente con tus valores, aunque no todos estén de acuerdo.
Esta vida a veces es dura, es verdad, pero no dejes que la muerte te asuste: la muerte está ahí para recordarte que la vida es corta y que debes aprovecharla.