Última actualización: 08 de abril de 2020
Un amor imposible es aquel que nunca llega a convertirse en una relación estable o que termina antes de haber comenzado o madurado. Es paradójico, pero precisamente estos amores provocan el sufrimiento más profundo ya veces son los más difíciles de olvidar. Es paradójico porque, si al final no han florecido, en teoría no deberían generar tanto dolor.
Los más prácticos no se complican la vida con un amor imposible. Cuando notan que no hay condiciones para construir o mantener el vínculo amoroso, lo aceptan y lo ponen fin a tiempo. Para otros, sin embargo, es particularmente difícil renunciar a las expectativas, ilusiones o sueños forjados en torno a una relación. El sentimiento es más fuerte que la evidencia de su impracticabilidad.
De una forma u otra, un amor imposible nunca se olvida. Deja una huella profunda, precisamente porque no fue vivida y no se desgastó cuando fue necesario renunciar a ella: no se rompió la idealización. Sin embargo, incluso si no se olvidará por completo, sin embargo, es posible procesar este sentimiento y dejarlo de lado para seguir adelante. A continuación te presentamos los 7 pasos para hacerlo.
1. Define lo que hace que el amor sea imposible
Hay una gran diferencia entre un amor difícil o atormentado y un amor imposible. Este último no tiene posibilidad de existir. El caso más común, y también el que implica mayores dificultades emocionales, es el de alguien que ama, pero no es correspondido.. Quizá sería más exacto decir el de una persona que quiere y necesita de otra, pero esta última no siente lo mismo. El verdadero amor es siempre entre dos personas.
Ciertamente puedes intentar ganarte a alguien que no muestra interés al principio, pero es importante entender que hay un punto en el que tienes que aceptar que la empresa no tiene futuro. Lo mismo ocurre con otras imposibilidades que suelen tener este mismo elemento en común: uno quiere y el otro no. Si no hay sentimiento mutuo, no hay viabilidad.
2. Examina tus propias fantasías sobre el amor.
Muy a menudo la dificultad de renunciar a un amor imposible deriva de algunas fantasías muy difundidas en la propia cultura. Por ejemplo, la del "alma gemela" o el "amor de la vida". A partir de estas creencias, surge la idea de que solo hay una persona predestinada para ser pareja.
Aunque es una bella fantasía, no se corresponde con la realidad. El ser humano tiene una capacidad infinita de amar. Cuando tienes una relación, te enfrentas al final de la misma, obtienes la experiencia y la sabiduría que se derivan de ella y, por lo general, la siguiente relación es mejor.
Siempre podemos empezar de nuevo y cada nueva experiencia puede ser mejor que la anterior. De hecho, los años nos preparan para amar con mayor generosidad y tolerancia cuando no nos quedamos anclados a deseos imposibles, los mismos que a veces interfieren en nuestro amor.
3. Reconocer los aspectos negativos
Enamorarse, y no amar, nos lleva fácilmente a idealizar personas y situaciones. A veces les atribuimos virtudes y características que, en realidad, no tienen o que poseen sólo en una medida modesta. Para diluir estas construcciones mentales, también es importante evaluar los elementos negativos.
¿Qué defectos tiene la persona que creemos que amamos tanto? ¿Qué aspectos insatisfactorios hay o hubo en las situaciones que compartimos con él o ella? ¿Cómo imaginamos que estos defectos y errores se manifestarían en unos diez años? Estas son las preguntas que debemos hacernos y que debemos tratar de responder con total honestidad. Eventualmente, nuestra perspectiva sobre la relación probablemente será más realista.
4. Aceptar que ha llegado el momento de olvidar
Este es el paso más difícil. Se ha comprobado que cuando una persona desea tener una relación amorosa con alguien y esto no es posible, reacciones similares a las de un drogadicto ocurren durante el síndrome de abstinencia. El malestar emocional, e incluso físico, a veces es difícil de tolerar.
Y, tal como sucede cuando se sufre de adicción, lo más difícil es aceptar que existe, lo que genera una profunda tristeza, ante el cual uno se siente impotente. Suena difícil de admitir, pero no lo es. A veces somos capaces de inventar y racionalizar cualquier pretexto para no aceptar que, en realidad, somos víctimas de una adicción. Cuando podamos aceptarlo, entonces habremos dado el paso más importante que enfoca y aclara los siguientes.
5. Elimina las limitaciones y suprime los recuerdos
Después de aceptar que ha llegado el momento de abandonar este amor imposible, para seguir debemos empezar a cortar todas las limitaciones que existen. Esto significa no llamar, no fomentar nuevos encuentros, distanciarse de sus amigos y hacer todo lo posible por romper los lazos mantenidos con la persona. En particular, rompiendo los enlaces que existen en las redes sociales, verdaderos enemigos del proceso.
Según esta misma lógica, hay que suprimir los recuerdos. Borra las fotografías, quita los regalos. Si no está listo para desecharlos, simplemente recójalos y guárdelos en un lugar de difícil acceso. Si, por el contrario, estamos más seguros de nuestra decisión, podemos romperlo todo. Es una forma de difuminar y diluir la presencia de ese amor imposible.
6. Cambia tu rutina, busca algo nuevo
Es hora de empezar una nueva etapa. El amor imposible, tal vez, ha ocupado muchas de nuestras horas, nuestros días y hasta nuestros años. Dejar ir no será nada fácil. Sin embargo, si decidimos hacer este cambio, poco a poco todo se irá haciendo más sencillo. Ciertamente hay cosas que siempre hemos querido hacer, pero que por una u otra razón siempre hemos pospuesto. Este es el momento adecuado para realizar estas actividades pendientes.
El momento de la despedida final es también el momento de aventurarse a descubrir nuevas actividades o nuevos lugares. Viajar siempre es una excelente alternativa. ¿Qué piensas? Es igualmente útil para explorar nuestras habilidades, hacer un curso que nos ayude a conocer gente nueva o dedicarnos a un pasatiempo interesante. La vida sigue y hay miles de cosas por hacer.
7. Dar tiempo al tiempo
Hay amores y amores, y algunos dejan marcas tan profundas que no desaparecen a pesar de los numerosos vaivenes de las mareas. Un amor imposible casi siempre arraiga por mucho tiempo y se opone a ser desarraigado. Es un objetivo que, en cualquier caso, no se puede conseguir de la noche a la mañana. Requiere determinación, coraje y carácter. Será difícil y habrá pequeñas recaídas, pero también ayudará a crecer.
Si tenemos claro que no podemos seguir alimentando un amor que no puede existir, si cortamos los lazos y nos proponemos empezar una nueva vida, poco a poco esa persona pasará a ocupar un lugar diferente en nuestra mente y en nuestro corazón. Con el tiempo, experimentaremos una mayor paz interior; encontraremos que este proceso de amar y luego dejar ir nos ha enseñado mucho y nos ha permitido crecer.
Renunciar a lo imposible es una acción diaria y en el amor no podría ser de otra manera. Sin querer, muchos de nosotros somos soñadores incurables. No nos adaptamos tan fácilmente a la idea de que los límites existen y que a veces no nos queda otra alternativa que aceptar ese hecho. Lo maravilloso es que al chocar con los límites de nuestras posibilidades y aceptarlas, también damos un paso definitivo que nos enseñará a ser mejores.
No debemos arrepentirnos de nada de lo vivido, incluso de las frustraciones que tanto nos hacen sufrir, porque entonces se convertirán en la semilla de nuestros mayores éxitos. También son la base sobre la que construimos una personalidad adulta. Es necesario tener una forma de ser en la que comprender que el límite de las propias fantasías amorosas está en lo que los demás desean libremente.
Imágenes cortesía de Maria Wasick, Henn Kim