A veces no es el amor lo que acaba, sino la paciencia

A veces no es el amor lo que acaba, sino la paciencia

A veces no es el amor lo que acaba, sino la paciencia

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

A veces no es el amor lo que acaba, sino la paciencia, eso que dicen que es santo, porque resiste todas las adversidades y que siempre acaba dando lo que debe.

¿Cómo no ofrecerlo todo por una persona con la que hemos construido un vínculo afectivo, vital e incluso un proyecto de vida?



Está claro que se justifica cuando cedemos en varias ocasiones, perdonamos hoy, mañana y pasado mañana y esperamos un poco más con la esperanza de que las cosas mejoren.

Hay quienes dicen lo que la paciencia es una virtud, pero está claro que esta dimensión no puede aplicarse a todos los ámbitos y que, además, debe tener límites.

No podemos pasarnos toda la vida siendo pacientes y viendo como fallan nuestros derechos, a nuestras necesidades como seres necesitados de reciprocidad, cuidado, cariño y gratitud.

El amor requiere compromiso, voluntad y paciencia, pero hasta cierto punto.

Paciencia en el amor no es lo mismo que pasividad

Como hemos dicho, suele ser habitual definir el concepto de paciencia como una virtud. Es la facultad que poseen las personas postergando ciertas cosas que no traen satisfacción, porque se piensa que esta espera, a la larga, traerá mejores cosas.

Hay quienes se justifican usando esta palabra como una dimensión a asumir.

Las cosas están mal, pero ¿qué se puede hacer? Tienes que ser paciente. ¿Qué podemos hacer si este es el caso? No podemos cambiarlo, así que es mejor tener paciencia"...



La paciencia no debe confundirse con la pasividad.

Esta es realmente la clave aquí. Podemos ser pacientes, podemos hacer de la paciencia nuestra mejor virtud, porque nos ayuda a analizar mejor la situación, a observar, a ser reflexivos.

Sin embargo, todo este proceso interior debe permitirnos ver la verdadera realidad.

Una persona paciente no tiene que ser pasiva. La persona pasiva hace de la tolerancia su forma de vida, permitiendo el abuso hasta que experimentas en tu propia piel cómo se rompe su integridad. Nunca debemos permitirlo.

Los beneficios de ser paciente, pero no pasivo

Cuando se establece y mantiene una relación amorosa, la paciencia es un pilar que debemos reconocer día tras día. Está claro que no nos tiene que gustar cada aspecto, comportamiento o hábito de nuestra pareja, pero tampoco tenemos que actuar impulsivamente reprochándole y destrozando la relación.

Somos pacientes, respetamos y toleramos porque amamos, porque también sabemos que en toda pareja hay un tiempo en que las cosas se armonizan, en que todo encaja y en que al mismo tiempo se aprenden las respectivas necesidades.

La paciencia a su vez requiere claridad emocional.. Necesitamos saber dónde están los límites y entender cuándo nos están perjudicando como personas, como miembros de una relación romántica.

No debemos ser pasivos frente a necesidades cargadas de egoísmo, frente a la posición de estar siempre delante del otro. No debemos cerrar los ojos ante las carencias, ni ser impasibles ante el dolor emocional que provocan los vacíos, por desprecio o maltrato sutil ejercido a través de palabras envenenadas.


Así debe caer la paciencia, quitarse el velo para ver la verdad.


Cuando se acaba la paciencia... ¿Qué haces?

Cuando se acaba la paciencia, llega la desilusión, porque ya somos conscientes de nuestra realidad en todos sus matices. En todo su claroscuro. Esto no significa que tengamos que romper instantáneamente con la persona con la que estamos si la amamos.

Es hora de hablar, de dejar claro cuál es la situación y di lo que sientes y necesitas. No se trata de escapar del problema. Si esta relación nos interesa, haremos lo que podamos para mantenerla.


Para que una relación prospere o cese estas carencias que nos han lastimado, el esfuerzo debe ser mutuo. En el instante en que uno ofrece más y el otro sólo recurre a las excusas, la paciencia se pierde por completo y, con ella, la decepción se convierte en un abismo insondable.

La paciencia no es la capacidad de esperar, sino la capacidad de comprender que merecemos algo mejor

Imágenes por concesión gentil: Anne Soline, Victoria Kirdiy

Añade un comentario de A veces no es el amor lo que acaba, sino la paciencia
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.