Adicción a la adrenalina: la vida al límite

Adicción a la adrenalina: la vida al límite

Adicción a la adrenalina: la vida al límite

Última actualización: 05 de abril de 2018

La adrenalina, más conocida en el campo médico como epinefrina, es crucial para el cuerpo. Además de favorecer nuestro rendimiento y activación fisiológica, si se produce en cantidades excesivas puede producir efectos secundarios graves. Estos incluyen comportamientos de adicción a la adrenalina.

Las personas adictas a la adrenalina se sumergen en una aventura constante. En una euforia que les hace sentir un intenso deseo de encontrar eventos que les lleven al límite. La cantidad de adrenalina que corre por sus venas les lleva a realizar todo tipo de conductas atrevidas; en muchos casos también son personas imprudentes, insaciables y peligrosas para la vida.



Funciones de la adrenalina

Este químico viene producidos en las glándulas suprarrenales cuando nos enfrentamos a situaciones de estrés, excitación o nerviosismo. Estimula el corazón y aumenta la respiración. De esta manera se acelera el ritmo cardíaco, por lo que la sangre se oxigena más rápido llevando más oxígeno y nutrientes a todas las partes del cuerpo.

Detiene el movimiento intestinal, dilata las pupilas para agudizar la vista y utiliza las reservas de glucosa para ayudar a los músculos a responder rápidamente. También aumenta la presión arterial, por lo que los vasos sanguíneos principales se ensanchan, mientras que los secundarios se estrechan. Esto explica la palidez típica de estas circunstancias. Las venas de la cara, las manos o las orejas reciben poca irrigación sanguínea porque no se consideran de primera importancia.

La línea entre la euforia y la adicción

¿Cómo te sientes después de un paseo en una montaña rusa? Incluso antes de subirte ya estás nervioso. Pero una vez que bajas (si no sientes náuseas), hay una sensación de euforia realmente agradable. Lo mismo ocurre cuando te diviertes bailando en compañía, después de haber realizado un esfuerzo físico por el que estás muy motivado o durante las relaciones sexuales con tu pareja.



Como vemos, la adrenalina tiene múltiples beneficios que facilitan nuestra adaptación al medio y nos preparan para afrontar una situación excepcional de la mejor manera posible. Sin embargo, las sensaciones placenteras pueden ser realmente peligrosas, en ese la secreción de adrenalina genera efectos químicos en el organismo muy similares a los de un orgasmo.

La secreción de adrenalina a su vez estimula la liberación de dopamina, una sustancia que genera una sensación de bienestar generalizado. El deseo de sentirse así lleva a algunas personas a involucrarse continuamente en comportamientos emocionantes y desarrollar una verdadera adicción a la adrenalina. 

Las formas de la adicción a la adrenalina

La adicción a la adrenalina puede tomar varias formas, todas unidas por el hecho de que el cerebro está constantemente buscando los límites de lo imposible. Además de los deportes extremos, la persona puede experimentar este sentimiento de euforia incluso hacer cosas que están prohibidas, ilegales o ilícitas. Por ejemplo, robar en el supermercado, dejar restaurantes y cafés sin pagar la cuenta o molestar y lastimar a otras personas.

Otra forma de adicción a la adrenalina es experimentar riesgo. Por ejemplo, dejarlo todo para el último momento: pagar facturas, entregar informes, chequeos médicos, operaciones económicas… Es una necesidad de rebeldía insaciable que mantiene el cuerpo alerta.

También implica un comportamiento peligroso que pone en peligro la vida. El salto base, el wingsuit o el puenting son deportes extremos que pueden acabar con nuestra vida en segundos. De hecho, el salto base es el más peligroso del mundo, con una tasa de mortalidad de 1 en 2.300. Podría ser recomendable probarlo, pero repetirlo diligentemente podría enmascarar una adicción.


Síntomas de la adicción a la adrenalina

La extrema necesidad de experimentar sensaciones que se generan como consecuencia de la secreción de adrenalina se manifiesta a través de conductas y emociones específicas:



  • Búsqueda incesante de adrenalina. La necesidad de experimentar esa sensación de placer y euforia es incontrolable y fuente de motivación diaria.
  • La falta de bienestar constante inquieta, trastorna o frustra.
  • Comportamientos que ponen en peligro la vida o las personas que nos rodean (deportes extremos, conducir a alta velocidad, herir a otros…).
  • Deterioro de las relaciones sociales.
  • Consecuencias en el trabajo (absentismo, bajo rendimiento...).

Según la psicología tradicional, cuando eres adicto a alguna sustancia estás trata de llenar un vacío interior. Con esta inyección de energía extra, esa necesidad se aplaca. Pero esta calma es superficial y momentánea. La adicción a la adrenalina va en aumento y, eventualmente, el adicto necesita su secreción constantemente.


Si lo que pretendes al poner en riesgo tu vida es lidiar con la frustración o “sentirte vivo”, lo más conveniente es consultar a un especialista. En la mayoría de los casos se recomienda un tratamiento psicoterapéutico. De esta forma, en lugar de tener que enfrentarse a situaciones estresantes constantes, el objetivo es comprender el dolor.

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