La agresión del conductor está relacionada con la seguridad vial. Además de la habilidad al volante, el estado emocional también es muy importante.
Última actualización: 24 de diciembre de 2018
La agresividad de los conductores es una de las variables que provocan los accidentes de tráfico. Además del vehículo y el entorno, las emociones de la persona que conduce también están involucradas en la seguridad.
Algunas personas se consideran muy hábiles al volante, pero no tienen en cuenta su estado físico o emocional. La agresión del conductor puede tener consecuencias directas o indirectas para otros vehículos o peatones.
Cuando hablamos de agresión al conductor nos referimos a un problema de seguridad vial. Ahora se sabe que el estado emocional de la persona al volante es un factor de riesgo. Por lo tanto, es necesario conocerlo más a fondo.
Conducir un vehículo supone asumir una cierta responsabilidad también por las demás personas y vehículos que transitan por la vía. Por lo tanto, es esencial estar siempre al tanto de sus acciones mientras conduce.
Impulsividad al volante
Para algunas personas, el automóvil se ha convertido en algo más que un medio de transporte. A veces puede ser incluso una segunda casa, teniendo en cuenta las horas que pasamos allí.
El coche es como un escudo metálico en el que el conductor se siente protegido. Lo hace sentirse inmune a las agresiones externas.
El conductor agresivo se caracteriza por una personalidad impulsiva. Cuando se sube al automóvil, no sigue el sentido común y practica actitudes contrarias a las normas generales de seguridad.
Una personalidad hostil combinada con estrés y la mala gestión de las emociones puede conducir a un comportamiento agresivo al volante.
Esto no solo se ve afectado por el temperamento del individuo, sino también por factores externos, como el ruido y las condiciones de la carretera. En el artículo de hoy tratamos de investigar las consecuencias de la agresión del conductor.
Agresión del conductor: factores externos
Factores externos relacionados con la agresividad del conductor se refieren a las circunstancias en las que se encuentra, normalmente imposibles de controlar. Por ejemplo: atascos, falta de aparcamiento, infracciones de otros conductores…
Estos son elementos que pueden aumentar los niveles de estrés y ansiedad del conductor, generando así un comportamiento hostil. La persona se convierte así en un conductor agresivo.
Además, la estimulación externa intensa no siempre es necesaria para adoptar un comportamiento de conducción violento. Y esto se debe a que el verdadero detonante de la agresión es el estado emocional de la persona. Como resultado, los factores externos en realidad actúan como la gota que colma el vaso que ya está desbordado.
La agresión del conductor: factores internos
En este caso, los factores que subyacen a la agresión del conductor se refieren a su estado psicofísico. Estos incluyen, entre otros, la capacidad de concentrarse en lo que está haciendo, es decir, conducir.
Por ejemplo, una persona que se levantó de mal humor, estresada o enfadada trae fácilmente estas emociones al volante. Asi que, incluso el más mínimo estímulo puede generar una reacción grave, dependiendo del estado emocional que lo acompañe.
Imagina cometer una pequeña ofensa al volante. Las consecuencias no serán las mismas si te disculpas o reaccionas de manera agresiva o violenta.
8 reglas para evitar la agresión al volante
Para evitar ser víctima de la ira, es importante tener en cuenta algunas pautas:
- Respetar las normas de circulación. Además de evitar accidentes, te sentirás más relajado y limitarás el riesgo de causar daños a objetos o personas.
- Controlar la impotencia y la ira. No solucionarás nada gritando, insultando o llamando la atención.
- Ser cortéstal como lo hace cuando no está conduciendo.
- Recuerda que el camino es de todos, y por lo tanto hay reglas que respetar. En el tráfico nos cruzamos con miles de personas y cada una de ellas tiene prisa, está estresada, aburrida de las horas que pasa al volante... El respeto por los demás es fundamental.
- ¡No estás teniendo una carrera! El vehículo que conducimos es simplemente un medio que tenemos a nuestra disposición para movernos de un lugar a otro.
- Planifique su viaje antes de conducir. Calcular un tiempo prudente considerando también los contratiempos puede ayudarte. Así ya estarás preparado para posibles situaciones estresantes.
- Mantenga un ambiente tranquilo dentro del automóvil. Evita ruidos fuertes, discusiones, gritos… Para conducir con serenidad y conciencia, tu entorno también debe ser adecuado.
La educación vial es la solución
Al volante, como en la vida, no sabemos las circunstancias en las que se encuentra cada persona que encontramos. No podemos saber si está de mal humor, si le duele la cabeza o si se siente estresada. Es importante pensar que cada uno de nosotros es diferente, incluso mientras conducimos.
Algunos conductores tienen reflejos lentos, otros están distraídos o conducen con miedo. Pero en cualquier caso, debes seguir un comportamiento correcto y respetar las normas de circulación.
Para encontrar una solución a la agresión del conductor, los expertos destacan la necesidad de la educación vial. Recomiendan mensajes claros que lleguen a la población en general, pero también a los más pequeños. También insisten en la necesidad de introducir una materia escolar que enseñe a los niños las consecuencias de no cumplir las normas.
Finalmente, para evitar actitudes agresivas al volante, los ejemplos dados son fundamentales. En el hogar, desde pequeños se puede educar a los niños para que respeten las normas de convivencia y también las de la calle.