Última actualización: 31 de mayo de 2016
Amar significa cuidarse unos a otros. Ningún amor puede soportar la falta de atención. No hay pensamiento más común en la mente del amante que el de cuidar a la pareja. Hacerlo significa pensar en los pequeños detalles, admirar a la persona que tienes al lado y hacerla sentir especial, escuchada y querida.
Puede parecer una obviedad, pero lo cierto es que lo primero que acabas descuidando es esto: la atención. Todos somos buenos en teoría, sabemos que tienes que conquistar a la persona que amas todos los días y mantener tu atención hacia él.
Sin embargo, a la hora de poner en práctica estas atenciones todos los días, tendemos a ser descuidados y terminamos dañando nuestra relación por actitudes de indiferencia o descuido, postergando las pequeñas atenciones para otro momento.
El amor dura si lo cuidas, y lo cuidas si lo amas
A veces nos comportamos con el amor como un niño con su globo: ignoramos lo que tenemos y luego lloramos cuando lo hemos perdido. La expresión “no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos” nunca ha sido más apropiada.
Si no nos comprometemos a dedicarnos a nuestras relaciones, corremos el riesgo de que el entusiasmo se desvanezca. y el deseo de mantener vivo ese afecto o vínculo que, suponemos, nos hace felices. Damos por hecho que nuestra pareja o las personas que nos rodean siempre están dispuestas a esperarnos, a aguantarnos oa comprendernos ante todo.
Pero la verdad es que toleramos cualquier cosa siempre que nuestras necesidades no estén en juego. Sin embargo, si nos atenemos a esta idea, terminaremos oprimiéndonos a nosotros mismos y a los demás, creando y dando vida a círculos viciosos malsanos que corroerán esos sentimientos de los que deberíamos habernos ocupado.
“Eventualmente te das cuenta de que las cosas más pequeñas son las más importantes. Las charlas a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez versos que te arrancan una lágrima. Los libros que nadie conoce, pero que se convierten en tus favoritos, una flor en el pelo, un café bebido a solas... Todas las cosas que vale la pena vivir, las cosas más pequeñas que desencadenan emociones gigantescas.
-Da “Entre letras y cafeína”-
Las excusas detrás del descuido
Tendemos a usar el poco tiempo disponible como excusa, pero en realidad lo que muchas veces deteriora las relaciones es la inercia, los hábitos y costumbres. En otras palabras, la rutina. Entonces todo lo que, si se maneja de la manera correcta, no debería tener efectos negativos, termina teniendo un poder destructivo.
¿Cuándo dejamos de cuidar a las personas que amamos? Cuando dejamos de alimentar las sonrisas diarias, cuando cerramos los ojos y dejamos de buscar la reciprocidad. Todo esto acaba por debilitar la luz que el amor trajo a nuestra vida, y todo se vuelve mucho más superficial.
Es en este punto que se apaga el elemento especial de la pareja, ya no nos sentimos amados y parte de nuestra relación se hace añicos. Así, la falta de muestras de interés y agradecimiento acaban generando dudas dentro de la relación y la unión se convierte en división.
No hay amores eternos, hay amores bien guardados
No existe una receta universal para proteger el amor de uno, sin embargo, es posible comprometerse con todas las fuerzas para que no sea el descuido el que la deteriore. Porque no hay amores eternos per se, hay amores bien guardados.
Los pilares fundamentales de una relación duradera, por tanto, son la admiración, la concepción de la pareja como equipo, el conocimiento profundo del otro, las dificultades vistas como fuente de aprendizaje y la búsqueda continua de soluciones a los problemas, el compartir momentos. de encuentro y confrontación.
Se trata pues de trabajar la capacidad de entenderse, de aceptarse y cuidarse. Porque, al fin y al cabo, amar significa cuidar, un concepto simple y profundo a la vez.