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Última actualización: 15 2021 noviembre
La angustia emocional es como un torbellino que nos agarra, nos aprisiona y nos llena de miedo, ansiedad, inquietud y una tristeza indefinible. Es un caleidoscopio de emociones adversas que no solo provocan enfermedades mentales, sino también efectos en la salud física que pueden llegar a ser limitantes.
Byung-Chul Han, un conocido filósofo y profesor de estudios culturales de Corea del Sur, define el mundo actual como la sociedad del cansancio. La ansiedad y el malestar emocional proliferan entre nosotros. Para el Dr. Han, la causa de todo está en la cultura del desempeño, en ese virus que nos han inculcado desde pequeños y según el cual todo debe orientarse hacia el éxito en todos los niveles de nuestra existencia.
“La angustia, al igual que otros estados del psiquismo que generan sufrimiento, como la tristeza o la culpa, constituye una lucha normativa contra la esencia humana”.
-Mario Benedetti-
Además de la presión del mundo que nos rodea que nos empuja a dar un paso adelante y tener éxito, se nos introduce desde una edad temprana a la cultura de la multitarea. Hay que hacer varias cosas a la vez y en poco tiempo. Es la ley de la selva donde no todos sobreviven ni se integran del todo, donde es fácil quedar atrapado en la angustia, término alemán que evoca todo lo que es opresivo, estrecho y causa sufrimiento. Descubramos juntos el malestar emocional.
Angustia emocional: ¿Qué me está pasando?
Cuando hablamos de ansiedad emocional, es natural hacernos una pregunta: ¿Es la ansiedad igual a la angustia? ¿O son dos condiciones psicológicas diferentes? Cabe destacar que el término angustia siempre se ha utilizado sobre todo a nivel filosófico, diferenciándolo así del clínico. Søren Kierkegaard, por ejemplo, definió la angustia como el miedo que a veces experimentamos cuando nos damos cuenta de que nuestro futuro es limitado y que la calidad de nuestra vida depende de nuestras elecciones.
Sigmund Freud, por su parte, diferenció entre "ansiedad real" y "ansiedad neurótica", en la que esta última era una condición patológica, alejada de cualquier reflejo puramente psicológico. Lo que se puede deducir de esto es que la ansiedad en realidad se divide en un tipo existencial y otro que puede ser síntoma de diversos trastornos psicológicos -tal y como recoge el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V)-.
Veamos algunas características juntos:
- La angustia emocional nos paraliza. Si por un lado la ansiedad nos vuelve más activos y nerviosos, por otro lado la ansiedad provoca un bloqueo frente a la incertidumbre, frente a lo que no podemos controlar ni predecir.
- Cuando surge esta sombra, la preocupación se intensifica, se convierte en obsesión, surgen pensamientos catastróficos y desesperación.
- Hacer un examen, tener que tomar una decisión, esperar una respuesta o un evento o incluso tener que afrontar algo para lo que no creemos estar preparados genera angustia.
- Algunos estudios indican que algunas personas tienen más probabilidades de experimentar angustia. ¿La razón? Nuestro universo neuroquímico orquestado por hormonas y neurotransmisores. Un aumento de la adrenalina o una reducción del ácido γ-aminobutírico (GABA) nos haría más o menos favorables a experimentar estados de angustia.
- La angustia emocional se basa en numerosos síntomas físicos como náuseas, problemas digestivos, presión en el pecho, fatiga, tensión muscular.
¿Cómo se puede tratar la angustia emocional?
Poetas, escritores y pintores canalizaron sus angustias a través del arte. La mayoría de ellos realmente experimentaron angustia existencial. Es una sensación recurrente en el ser humano, inevitable cuando miramos el incomprensible vacío que nos rodea, en nuestro interior y en nuestro futuro. Sin embargo, es precisamente cuando ese sentimiento, esa emoción nos bloquea y nos deja indefensos, que debemos actuar.
Citando a Byung-Chul Han una vez más, debemos recordar que nos vemos obligados a vivir con la incertidumbre. Este es el detonador de la angustia emocional. Quienes creen que esta condición se puede resolver tomando medicamentos psiquiátricos (si no en casos extremos) están equivocados. Lo que tenemos que hacer es aprender a manejar lo inesperado en la vida, a encontrar nuevos recursos para controlar lo incontrolable.
Hay muchas sugerencias para tener éxito, como la terapia cognitiva conductual, la terapia de aceptación y compromiso o la terapia cognitiva basada en la atención plena (MBCT). Todas estas técnicas ofrecen numerosos beneficios, ayudándonos a reducir la ansiedad ya trabajar sobre ella, sobre los pensamientos negativos, sobre las emociones adversas que nos bloquean. Esta es la única forma de llegar a la raíz del problema y cambiar nuestra visión de lo que está sucediendo. Aprenderemos a sentirnos más capaces y responsables de nosotros mismos en un mundo cada vez más complejo y cada vez más exigente.