Última actualización: 26 de diciembre de 2016
La ansiedad es una emoción negativa que no es dañina en sí misma. Sin embargo, cuando se vuelve crónico e injustificado, se vuelve doloroso y tóxico y puede limitarnos demasiado en nuestra vida diaria.
Queremos recalcar que al principio la ansiedad es normal y saludable, de hecho nos ayuda a estar lo suficientemente activos para protegernos de peligros inminentes o para realizar determinadas tareas.
Sin embargo, a pesar de su carácter protector, nos preocupa porque tememos que se convierta en angustia, preocupación, nerviosismo, palpitaciones, pensamientos intensos, sudoración, etc.
Así comienza un círculo vicioso en el que estamos ansiosos cuando predecimos ansiedad. Esto quiere decir que el miedo que genera la emoción en cuestión da lugar a las mismas emociones y la misma realidad que tanto miedo nos da.
El monstruo de la adrenalina y el cortisol
Este estado, al que llamaremos “círculo vicioso de la ansiedad”, va acompañado de la actividad de dos hormonas principales: la adrenalina y el cortisol. Para entender cómo funcionan, podemos pensar en nuestra reacción cuando nos caemos por las escaleras. Sentimos el corazón en la garganta y buscamos el pasamanos para proteger nuestra integridad física.
Este conjunto de sensaciones, que corresponden a la sana ansiedad, nos ofrecen energía y fuerza para protegernos. Son momentos de tremenda y desagradable excitación durante los cuales nuestro cuerpo, por necesidad, procesa una buena cantidad de adrenalina y cortisol.
También podemos pensar en las montañas rusas: las sensaciones que experimentas son desagradables y violentas, todo lo contrario a divertirte. Cuando estamos a punto de caernos por las escaleras o cuando estamos en una montaña rusa, sabemos que las sensaciones son fugaces y, tal como llegaron, se irán.
Sin embargo, cuando los peligros responden a expectativas o pensamientos que tratan de predecir peligros futuros, no dejamos dormir al simpático monstruo de la adrenalina. Como no lo hacemos dormir, el monstruo se alimenta de nuestras preocupaciones en forma de adrenalina, condición que nos aprisiona cada vez más en estos sentimientos de angustia sin que exista nada que los justifique.
La adrenalina y el cortisol se quedan sin nada ni nadie a quien salvar del dragón. Están ahí, presentes, porque los alimentamos con pensamientos de futuro que presagian malas experiencias.
Todo queda atrapado dentro de nosotros a pesar de intentar salir y liberarse. Debido a esto, se producen ataques, surgen el insomnio, los pensamientos negativos y la sensación de bloqueo.
Algunas máscaras que utilizan la ansiedad tóxica para manifestarse
preocupación crónica
La ansiedad puede presentarse a través de una preocupación incesante. sobre la familia, la salud, objetivos académicos o laborales, situación económica, etc. Ante estas preocupaciones, uno siente un nudo en el estómago y tiene la sensación de que va a ocurrir un acontecimiento desagradable sin saber qué y por qué.
Miedos y fobias
Un miedo excesivo a las agujas, a la sangre, a las picaduras, a las alturas, a los ascensores, al dentista, al agua, a animales como arañas, reptiles o perros, a las tormentas eléctricas, a lugares cerrados, etc. Esta máscara es otra imagen dura elegida por la ansiedad para nosotros.
Ansiedad por actuar en público
A veces la ansiedad nos lleva a paralizarnos frente a un examen, una actuación, una competición deportiva o cualquier otra situación que implique la correcta ejecución de la ejecución de una tarea.
Miedo a hablar en público
El miedo desproporcionado a hablar en público es otra forma importante de ansiedad.. Sentimos que el mundo gira a mil por hora, temblamos, estamos nerviosos y creemos que olvidaremos todo cuando los demás vean lo ridículos que somos.
Fobia social
Sentirse nervioso, tenso e incapaz de articular palabras durante sus reuniones sociales es otra forma que utiliza la ansiedad para saludarnos. Por nuestra mente pasan pensamientos como: "No tengo nada interesante que decir", "No puedo hablar con nadie", "Pensarán que soy una persona extraña y un fracaso", "No merezco a nadie". se preocupa por mí", etc.
Ataques de pánico
Sudoración, mareos, bloqueos, rigidez, palpitaciones severas, miedo intenso… ¿has sentido repentinamente estas emociones y has pensado que estabas a punto de morir? De ser así, la ansiedad vestía su disfraz más cruel: el ataque de pánico.
Agorafobia
¿Tienes miedo de estar fuera de casa? ¿Tienes la clara convicción de que te va a pasar algo terrible en la calle, en la cola del supermercado o en el autobús? ¿Sientes que tendrás, por ejemplo, un ataque de pánico y que nadie podrá ayudarte? La ansiedad se ha disfrazado de agorafobia o, en otras palabras, un miedo intenso a estar en espacios públicos.
Obsesiones y compulsiones
Hay pensamientos que acosan sin cesar y que no se sacan de la cabeza. Al mismo tiempo, algo dentro de ti te obliga a realizar constantes rituales supersticiosos para poder controlar tus miedos.
Por ejemplo, es posible que necesite lavarse las manos continuamente, comprobar varias veces que ha cerrado la puerta con llave o decir 10 "Padre Nuestro" para proteger a su familia. La ansiedad se disfrazó de obsesiones y compulsiones, uno de los vestidos más oscuros.
Síndrome de estrés postraumático
¿Viviste un evento traumático hace meses o años (abuso sexual, maltrato, ver un asesinato, etc.) y las imágenes de esa horrible situación siempre aparecen en tu cabeza? ¿No duermes bien y no te sientes seguro? Acude a un especialista en salud mental porque quizás la ansiedad se esté manifestando en forma de síndrome de estrés postraumático.
trastorno dismórfico corporal (preocupación por la apariencia física)
Su apariencia física les parece terriblemente anormal, pero ustedes son los únicos que lo ven., otras personas a tu alrededor te dicen que no es así, que tu nariz, cuerpo o cabello es normal.
Probablemente sientas la necesidad de recurrir a la cirugía plástica y mirarte constantemente al espejo con la intención de corregir tu defecto. Quizás la ansiedad se esté manifestando en forma de un trastorno dismórfico corporal; tenlo en cuenta y consulta a un especialista.
Hipocondría (problema de salud)
Dolor, cansancio, mareos, malestar...Estás seguro de que estás enfermo, pero el médico no encuentra nada y las pruebas no revelan nada inusual. No se calme incluso después de las explicaciones médicas necesarias.
Quizás estés sufriendo de hipocondría, por tanto, para tratarte en salud, busca un buen psicólogo que analice tus creencias y tu forma de pensar sobre tu estado de salud.
Notas para el lector
De ninguna manera el contenido de este artículo pretende ser un análisis. La idea es acercar al lector a la posibilidad de que la ansiedad esté presente en su mente sin que él se dé cuenta. Ante cualquier sospecha, es imprescindible contactar con un profesional que valore la situación y aborde el problema si es necesario.