Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Dicen que la apatía es como una maldición, que cuando te atrapa nunca te abandona y, entonces, se apodera de la vida, apaga la voluntad y hasta los sentimientos. Es un estado de ánimo en el que la desmotivación colapsa la mente, desaparecen las ambiciones y el cuerpo también sufre. Falta energía y voluntad, somos prisioneros de una absoluta sedación física y mental.
La mayoría de nosotros hemos experimentado este sentimiento varias veces. Sin embargo, ¿es realmente un estado de ánimo? ¿O es un sentimiento? ¿O tal vez es una actitud ante la vida? Debe enfatizarse que la apatía es una dimensión compuesta, en realidad, por varias áreas, porque su impacto, y esto lo hemos entendido en nuestra piel, afecta a casi todas las partes de nosotros mismos. Es desmotivación, es cansancio, es desilusión, es tristeza...
Este caleidoscopio de procesos psíquicos, emocionales y físicos a menudo se experimenta como una de las situaciones más desagradables de la vida. Es como quien pone su vida "en suspenso" y queda suspendido en un extraño estado en el que falta iniciativa y esperanza. Nadie debe quedar atrapado en esta situación más tiempo del necesario, por ello, conocer las causas y cómo gestionar la apatía puede ser de gran ayuda.
¿Qué es la apatía?
Apatía significa literalmente "falta de sentimiento". Puede parecernos extraño, sin embargo, sólo recordar la última vez que la apatía nos envolvió de pies a cabeza para comprender que a nosotros mismos también nos sorprende el modo de razonar de nuestra mente. “Nada me atrae, todo me parece igual, pase lo que pase…”.
Este letargo pesado es una condición que tiene un gran impacto cognitivo. Distorsiona nuestro enfoque, somos incapaces de concentrarnos y almacenar datos e información. No obstante, el ámbito donde más pesa la apatía es el de la afectividad y la emotividad. Tanto es así que muchas veces, hay quienes se preguntan si lo que están experimentando es quizás depresión.
Respecto a esta duda, hay que aclarar dos aspectos. Si bien es cierto que la depresión a veces se cruza con la apatía, no siempre es así. No en todos los casos. Un episodio depresivo puede no predecir la apatía y viceversa. Es decir, la apatía por sí sola no es un indicador directo de depresión.
Siempre que percibamos la presencia de esta incómoda compañía, por lo tanto, es necesario pedirle que se vaya lo antes posible. Lograr esto, habría que saber su origen, el motivo por el que a veces aparece en nuestra vida.¿Cuál es la causa de la apatía?
No hay una sola causa de la apatía. Su aparición puede deberse a múltiples factores que sin duda alguna debemos tener en cuenta. Son los siguientes.
causa organica
- Anemia.
- Ciertas infecciones.
- Sistema inmunológico débil y defensas bajas.
- Estados carenciales debidos a una nutrición deficiente.
- La falta de sueño.
- Falta de ejercicio.
- Problemas tiroideos.
- Posible comienzo de una demencia. Hay que tener en cuenta que la apatía es uno de los síntomas neuropsiquiátricos más frecuentes en el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer.
- Lesiones cerebrales por accidentes traumáticos.
- Problemas en el funcionamiento del sistema límbico o la conexión de la corteza frontal con los ganglios basales.
- El consumo de drogas.
Problemas psicológicos, problemas psicológicos.
- Desorden bipolar.
- Depresión mayor.
- distimia.
- Períodos de intensa ansiedad.
Problemas ambientales
En ocasiones nos vemos sometidos a determinados contextos en los que no encontramos ningún estímulo positivo. A nuestro alrededor solo existen estímulos estresantes o estímulos que no aportan ningún tipo de interés. Vivir en contextos con una narrativa insípida y vacía nos lleva a pensar negativamente ya un estado de embotamiento marcado.
¿Cómo lidiar con la apatía?
Tras comprobar que no sufrimos ningún problema orgánico, es el momento de poner en práctica algunos ejercicios, estrategias y enfoques para liberar nuestro cuerpo y mente de la apatía. Al respecto, hay un dato que no podemos pasar por alto: ningún consejo nos será útil si antes que nada no cambiamos nuestra forma de pensar.
Ahora el detonante de este estado de letargo y desmotivación pasa a un segundo plano, debemos entender que lo que nos mantiene atrapados es nuestro enfoque, nuestra perspectiva. Por lo tanto, será más útil "arreglar" primero lo que existe en nuestra mente y luego lo que está fuera de ella y que, en general, somos incapaces de controlar.
- La terapia psicológica enfocada en la reestructuración cognitiva nos puede ayudar.
- Cambiar nuestra rutina, emprender nuevos negocios, cambiar de contexto, conocer gente nueva y encontrar intereses diferentes es una buena estrategia.
- La actividad física, una dieta equilibrada, el contacto con la naturaleza o la práctica de disciplinas como el yoga o el mindfulness son, sin duda, respuestas muy acertadas.
En conclusión, una forma de derrotar la apatía de nuestra mente y corazón es comprometernos con nuestra vida de una manera más concreta. Así, los ejercicios basados en el autoconocimiento y la consecución de metas más alentadoras y nuevas metas serán como ventanas en nuestro horizonte, a las que debemos asomarnos de vez en cuando para soltar el viento frío de la apatía y el letargo.