Última actualización: 02 de marzo de 2017
Cuando terminamos un capítulo, termina una pequeña historia; cuando nos despedimos, escribimos un pequeño final. Cualquier cosa que no terminemos seguirá persiguiéndonos y lo seguiremos repitiendo hasta que seamos capaces de poner un punto final, a través de un proceso de duelo, para empezar de nuevo con otra página.
El duelo es el proceso de ajuste emocional que sigue a cualquier pérdida. Una pérdida que no necesariamente tiene que coincidir con la muerte. Si bien es el evento con el que el inconsciente colectivo tiene una asociación más fuerte, la pérdida también se refiere a separaciones, cambios de trabajo o traslados...
Etapas del proceso de duelo
Las diferentes etapas propuestas por el Dr. E. Kluber Ross en el duelo son:
- Fase de negación: la persona se niega a aceptar la pérdida. También puede encontrarse en un estado de shock que le impida aceptar el inicio del camino que, inevitablemente, deberá emprender.
- Fase de ira: en esta fase la persona muestra frustración e ira hacia las circunstancias que han provocado la pérdida, de sí mismo, de otras personas, etc.
- Fase de negociación: tratamos de encontrar soluciones a la pérdida. Si hablamos de la pérdida de un ser querido, esta fase de negociación puede incluir la reanudación de alguna actividad que se realizaba en compañía de la persona fallecida.
- Etapa de depresión: en esta fase experimentamos la pérdida a través del dolor, nos reconciliamos con la tristeza que surge. Es una fase de recogimiento.
- Fase de aceptación: en esta fase la persona toma conciencia del momento en el que se encuentra y de la pérdida. Aceptar e intentar adaptarse al entorno haciendo coincidir las piezas que tiene ahora.
Estas etapas no son las mismas para todos. No deben seguirse en este mismo orden y no tienen una duración determinada, son meramente orientativas. Para trabajar con una persona que se encuentra en pleno proceso de duelo, es importante saber que en cada etapa nos encontraremos frente a una persona con una disposición diferente hacia el propio duelo. En virtud de esta disposición, pondremos a su disposición diversas herramientas y le ofreceremos diversas actividades.
Todo proceso no debidamente concluido tiende a repetirse, estancarse o retroceder.. Todos los errores que vemos en los demás y que hemos ignorado o pasado por alto sin trabajar en ellos nos llevan en la misma dirección. Porque necesitamos sentir el dolor de la pérdida, porque necesitamos ver cómo nos sentimos, necesitamos extraer la energía que rodea la ira y luego integrarla con la tristeza como una parte permisible de nosotros mismos.
Si no llevamos a cabo este proceso de cierre, solo ponemos parches sin curar realmente la herida que sangra y solo tapamos superficialmente lo que nos duele. Hasta que vuelva a abrir.
Trabajar el dolor renunciando al sufrimiento
En su libro El camino de las lágrimas, Jorge Bucay informa lo siguiente:
“Sufrir es cronificar el dolor. Es transformar un momento en un estado, es aferrarse al recuerdo de lo que nos hizo llorar, a no dejar de llorar, a no olvidar, a no desistir, a no dejarlo ir a costa del propio sufrimiento, un lealtad misteriosa con los ausentes”.
-Jorge Bucay-
El dolor que tienes que sentir es una emoción sana, es un sentimiento de sanación, nos conecta con nuestro mundo interior y nos ayuda a procesar la pérdida.. Nos aísla y nos aporta algo, ya que nos ofrece un tiempo para nosotros.
Ninguna emoción en su justa medida es disfuncional, por lo que las pérdidas provocan tristeza, dolor, distanciamiento, ira, etc. Son fases y, cuando duran más de lo necesario o cuando te duelen o te impiden seguir con tu vida durante mucho tiempo, es el momento de pedir ayuda. Cuando la tristeza se convierte en depresión, la ira en agresión injustificada, el retraimiento en el abandono personal o el dolor en el desgarro, entonces algo no anda bien en el proceso de curación, no estamos en el camino correcto del llanto, tenemos necesidad de pedir ayuda.
¿Qué papel juego en el proceso de duelo?
“El proceso de duelo te permite encontrar para tu ser querido el lugar que se merece entre los tesoros de tu corazón. Es recordarlo con ternura y sentir que el tiempo que compartiste con él o ella fue un gran regalo. Es entender con el corazón en la mano que el amor no acaba con la muerte”
-Jorge Bucay-
Entender por qué ha terminado una fase y saber cuánto de positivo se puede sacar de ella, qué se ha hecho mal, dónde se ha hecho mal, ayuda a conocerse y saber qué se puede hacer para mejorar, qué se quiere cambiar, qué se quiere mantener o qué se podría haber hecho mejor.
El proceso de duelo lleva a un punto y cabeza especial, porque marca el final de una historia. No es un proceso pasivo, requiere de cada uno de nosotros, cada una de nuestras emociones y acciones, cada uno de nuestros deseos y todas nuestras fuerzas para seguir adelante. Se requiere trabajo personal para escribir un buen final y comenzar el próximo capítulo con lo que has aprendido y disfrutado..