Última actualización: 18 de junio de 2015
¿Se pueden gestionar las emociones? Estamos convencidos: podemos y, cuando lo conseguimos, nuestras posibilidades crecen exponencialmente, tanto desde el punto de vista personal como profesional.
Saber cómo reaccionamos ante los estímulos que nos rodean y medir la respuesta emocional que nos provocan nos ayudará a no malgastar nuestras fuerzas y energías de forma temeraria. Por ejemplo, si nos enfadamos con demasiada intensidad con un extraño al que probablemente nunca volveremos a ver, estamos desperdiciando energía innecesariamente, una energía que podría ser más útil si se canalizara de otras formas. Por si fuera poco, el sentimiento de ira persistirá en el tiempo, mucho más de lo que sería deseable.
Muchas personas creen que las emociones no son controlables ni manejables, piensan que son algo que surge dentro de nosotros y nos invade por completo.. Sentimos miedo, amor, ira, felicidad… y no sabemos por qué, o ni siquiera nos planteamos aprender a comprender y gestionar esos sentimientos.
Sin embargo, si no reflexionamos sobre esto, es porque no nos tomamos el tiempo para conocer y comprender las diferentes emociones y cómo nos afectan.
Por eso, a veces también podemos confundir nuestros sentimientos: Podemos pensar que alguien está enojado cuando en realidad solo está preocupado, y estos malentendidos pueden tener graves consecuencias en nuestras relaciones interpersonales.
Para poder distinguir los sentimientos, primero debemos conocerlos e identificarlos cuando los sentimos, para luego poder verlos reflejados en los demás.
Necesitamos ser capaces de dar un nombre a lo que sentimos, y detente a tomarte el tiempo para entenderlo. Pregúntate: ¿Qué es exactamente lo que siento? ¿Ira, decepción, frustración…?
El primer paso para aprender a manejar una emoción es identificarla. Reconocer emociones es fácil, porque siempre los vemos en los demás. Lo que complica todo es el hecho de que a menudo ocurre más de uno a la vez.
Podríamos decir “no estoy contento”, pero ¿qué queremos decir realmente? ¿Nos sentimos tristes, enojados, celosos, culpables, avergonzados? ¿Qué escuchamos exactamente?
Una vez que lo hemos identificado, podemos profundizar, analizando el sentimiento y tomando decisiones al respecto.
Separar e identificar las emociones nos permite saber cómo nos sentimos, conocernos mejor y, en ese momento, afrontar con mayor eficacia los retos de la vida.
Si desde pequeños nos enseñaran a identificar y gestionar nuestras emociones, la vida sería más fácil. Si no tuviste esta suerte de niño, ¿a qué estás esperando? ¡Este es un buen momento para empezar!