Última actualización: 15 de junio de 2015
Cuando una pareja decide irse a vivir juntos, lo hacen, sin duda, en base al amor que se han declarado y con muchas expectativas, pero nadie siente las dificultades que implica este cambio.
Debemos aprender un dejar de lado las manías, pequeñas o grandes, para poder compartir espacio y tiempo libremente con otra persona.
Todos, cuando hacemos algo, tenemos algunos preferencias sobre cómo hacerlo, y aquí no estamos hablando de cosas grandes, sino de cosas pequeñas: en general, con respecto a los grandes temas, se llega a un acuerdo.
Los problemas están en las cosas más insignificantes que, por poco importantes que sean, representan los puntos donde nos reparamos; normalmente no perdamos mucho tiempo pensando en cómo llegar a un acuerdo para tratar con ellos. Al mismo tiempo, sucede que ni siquiera nuestra pareja le da importancia, y entonces las cosas se empiezan a acumular, empezamos a enfadarnos progresivamente, hasta que estallamos.
No hay compromiso sobre estas cosas, no hablamos de ellas y es probablemente por eso que crean tantos problemas para las parejas, tanto las recientes como las establecidas.
El diálogo es una de las herramientas más poderosas para aprender a vivir juntos. Piénsalo: Sería muy interesante contarle al otro, con cariño, lo que te molesta, y hacerlo antes de que te agobie la situación. Sería genial que le explicaras a tu pareja lo que quieres y que supieras escuchar las necesidades y propuestas del otro; solo así podrás comprenderte a ti mismo. Muchas veces sucede que nuestra pareja hace cosas que nos molestan mucho, solo porque no tiene idea del daño que nos hacen; si eres capaz de explicitar tus necesidades (con amor, te lo repetimos), seguro que encuentras una solución que sea buena para los dos.
Para poder convivir hay que aceptar cierta invasión de la intimidad, de tu espacio; hay que aprender a crear un nuevo espacio, en pareja.
Comparte tus deseos y tus planes para el futuro. El amor es verdaderamente capaz de cualquier cosa; puede considerarse "el pegamento universal", porque une lo que está roto. Sin embargo, hay que ser consciente de que las rupturas, por pequeñas que sean, dejan huellas; por lo tanto, debemos evitar lastimarnos, especialmente cuando la razón que ha desencadenado el desacuerdo es pequeña para ambos. La vida tendrá tiempo de sobra para ponerte en mayores dificultades y, si has sabido gestionar correctamente estos pequeños problemas, cuando lleguen los grandes estarás preparado para afrontarlos.
Siéntense, hablen, escuchen, planeen y sazonen todo con mucho amor, esto les hará la vida mucho más fácil.
Leonor Casalins