Última actualización: 10 septiembre, 2019
Es probable que algunas personas sigan creyendo que los conceptos de autoestima y ego son sinónimos. Algo que es totalmente comprensible si tenemos en cuenta que desde pequeños nos enseñan a preocuparnos por los demás, antes que por nosotros mismos. Incluso en la edad adulta, pensar en uno mismo puede etiquetarse como un comportamiento egoísta y egocéntrico.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando confundimos la autoestima con el ego? Anteponemos las necesidades de los demás a las nuestras, buscamos la aprobación externa y nos sentimos culpables cuando queremos decir "no" pero nos vemos obligados a decir "sí" para no parecer egoístas.
La consecuencia de esta confusión es la desconexión de nuestras necesidades., como nos olvidamos de escucharnos y en definitiva de darnos el valor que nos merecemos. Por todo ello, hoy examinaremos 7 diferencias entre autoestima y ego.
Diferencias entre autoestima y ego
1. Admiración de uno mismo
Una persona con un gran ego se admira a sí misma en exceso. Hasta el punto de desarrollar rasgos narcisistas y observar el mundo desde una perspectiva distorsionada. El grave problema de estas personas es que se creen superiores a los demás, es decir, se consideran perfectos, así como todo lo que hacen.
También una persona con autoestima alta se valora a sí misma, pero siempre lo hace desde una perspectiva realista. Es consciente tanto de sus virtudes como de sus defectos y no trata de disfrazarlos para verse diferente. Al contrario, las acepta y, si alguien le presenta problemas o dificultades, trata de encontrar una solución.
No es negativo admirarse, quererse, decirse cosas positivas. Es creer que somos perfectos. Todas las personas tenemos defectos y reconocerlos nos ayuda a mejorarlos. Pretender no tener ninguno no es bueno para nosotros.
2. Cuidar de uno mismo y de los demás
La diferencia entre autoestima y ego puede quedar más clara en este segundo punto. Alguien con un ego muy fuerte siempre se preocupará por sí mismo y nunca por los demás.. Necesita ser el centro de atención, atraer todas las miradas hacia sí mismo. Y si eso no sucede, si se siente ignorado, una de sus reacciones será la ira.
Una persona con autoestima alta, en cambio, se preocupa por sí misma, pero también por los demás. Por eso, a diferencia de alguien con un ego fuerte, sabe escuchar y no intenta ser siempre el centro de atención. Una persona con alta autoestima. sabe muy bien lo que significa la empatía y tiene relaciones mucho más constructivas.
"Cuanto mayor es el conocimiento, menor es el ego: cuanto menor es el conocimiento, mayor es el ego".
-Albert Einstein-
3. Saber ver más allá de las propias convicciones
Cuando nos relacionamos con una persona con un ego fuerte, lo primero que nos daremos cuenta es que es incapaz de ver más allá de sus propias creencias. Será imposible esperar que los cuestione o piense en ellos. Ella cree que su visión es la única que es verdadera y esto le provoca muchos conflictos con los demás.
Sin embargo, una persona con alta autoestima es capaz de ver más allá de su punto de vista. Sabe que su visión no es la única y entiende que otros pueden tener perspectivas diferentes a la suya, incluso puede interesarse por ellas. Saber escuchar, ponerse en el lugar de los demás y ser capaz de adquirir una nueva perspectiva te permite tener relaciones sanas y gratificantes.
Como podemos ver, una clara diferencia entre autoestima y ego es que la persona con un ego fuerte nunca logra sentir empatía. Para ello es necesario tener una autoestima fuerte y sana. De hecho, la persona con un ego fuerte en realidad no se ama ni se respeta a sí misma. Ella solo cubre y esconde lo que no le importa. Por eso le resulta tan difícil ver más allá de sus creencias.
4. Acepta las críticas
Una persona egocéntrica no podrá soportar ni una sola crítica frente a la imagen exagerada y distorsionada que tiene de sí misma.. Dado que ha ocultado sus defectos bajo esta máscara de grandeza, cualquier intento de sacarlos a la superficie la pondrá a la defensiva, la enfadará y culpará a los demás.
Quienes gozan de una sana autoestima, en cambio, podrán reconocer sus defectos y recibir críticas que les ayuden a mejorar. Incluso puede apreciar las críticas, siempre que sean constructivas.
“Aprende a tolerar las críticas. No seas un niño mimado por tus propias opiniones".
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5. Espera recibir algo a cambio
Hemos visto que una persona con un ego fuerte siempre piensa en sí misma. Por ello, si en ocasiones busca la ayuda de los demás o se acerca a ellos expresando algún tipo de interés, es porque puede beneficiarse de ellos. Si no, no se preocupará por los demás. Una de las principales diferencias entre la autoestima y el ego.
Una persona con una autoestima sana, en efecto, no actúa de la misma forma, ya que no se vale de los demás para conseguir sus objetivos, pero sabe que puede crecer gracias a ellos. Alguien con alta autoestima nunca se mueve por interés.
Las personas con buena autoestima son generosas y no piensan en sus propias ventajas en las relaciones que tienen con los demás.
6. La jerarquía entre las personas
Otra gran diferencia entre la autoestima y el ego es que aquellos que son muy egocéntricos se creen superiores a los demás en términos de fuerza, inteligencia o belleza. También cree que el mundo gira a su alrededor.
Sin embargo, una persona con buena autoestima sabe que nadie es superior, sino que son diferentes. Por este motivo no es habitual hacer comparaciones.
“No te compares con nadie, mantén la frente en alto y recuerda: no eres ni mejor ni peor que los demás, simplemente eres tú y esto no lo puede superar nadie”.
-Anónimo-
7. Recibir para dar
La última diferencia entre la autoestima y el ego que discutiremos en este artículo se refiere a la creencia de que primero satisfaces las necesidades de los demás. Sin embargo, recordemos que no podemos dar algo que no tenemos.
Los que tienen un ego muy fuerte no pueden amar de forma sana y no pueden satisfacer las necesidades de los demás si no han satisfecho las propias primero. Por eso, pasa toda su vida alternando constantemente intentos de parecer, disfrazarse, creerse el mejor.
Esto no le sucede a las personas que disfrutan de una autoestima saludable. Se respetan, aceptan, valoran y aman. Gracias a esto, son capaces de tener relaciones personales muy positivas y gratificantes. No son egoístas, pero quieren aprender lo que necesitan y luego poder ofrecerlo también a los demás.
Todos, en alguna ocasión, hemos caído en las garras del ego. Reconocerlo en lugar de negarlo y observarlo nos permitirá comprender que quizás esconde problemas de autoestima.
¿No creemos que somos suficientes? ¿Qué nos hace sentir inseguros? ¿Por qué queremos que los demás nos presten atención? Reflexionamos. No podemos tener ego y autoestima alta.