Última actualización: 03 de marzo de 2015
niego ser una princesa. Niego mi ropa, mis rizos de oro y mis joyas.
Odio mi castillo encantado, mi sombría soledad.
Niego mi prisión de cristal. Mi torre, mi reclusión y mi espera para ser salvado.
Niego mi fragilidad y mi belleza.
Renuncio a mis privilegios, mi estatus y mi castillo.
No quiero un hada madrina cosiendo vestidos elegantes para ir al baile de graduación. Y tampoco quiero carruajes encantados ni mayordomos.
Cambio de hada madrina por una escoba.
Dame una escoba, prefiero ser bruja.
Quiero ver ranas y lagartijas.
No quiero ardillas, conejos o cervatillos a mi alrededor. Quiero jugar con dragones.
Niego mi candor y mi inocencia. cambio mi reino tener astucia y sagacidad.
Prefiero la noche al día, la oscuridad a la luz. Sólo envuelto en la oscuridad puedo realmente encontrarme a mí mismo.
quiero salvarme, sin esperar a que otros lo hagan. Quiero estar segura de mí misma y de mi esencia.
¿Dónde tengo que firmar?
No quiero pasar mis días escaneando el horizonte, esperando ver a mi príncipe azul galopando en su caballo para salvarme. ¿Quién es este individuo? ¿Y por qué tengo que vivir feliz para siempre con él?
Quiero subirme a mi escoba, ir a buscarlo y pasar la noche con él a la luz de las velas.
Quiero salir de la torre. Vuela entre la luna y sus estrellas.
Porque mientras las princesas duermen, las brujas vuelan.
Quiero tener muchas brujas y aldeanos a mi alrededor, quiero aprender de ellos. Quiero que me enseñen técnicas para ganar la batalla contra reyes y princesas.
Quiero volar libre toda la noche. Regresa al amanecer y duerme hasta tarde. Y olvídate del guisante escondido bajo catorce colchones.
No quiero que nadie me espere. No quiero reinas frustradas por la crisis de los cuarenta años. No quiero madrastras malas y envidiosas que exigen mi corazón en una caja. No quiero que los reyes arreglen mi matrimonio para expandir su reino.
Que nadie me vista, me peine ni me bañe.
No quiero cantar con los gorriones, quiero volar con ellos.
Prefiero sentir, respirar, vivir, amar, sufrir. Sólo sufriendo se puede alcanzar la verdadera esencia de uno mismo. Quiero tocar fondo, repudiarme e para renacer de mis cenizas.
Las princesas no se expresan y no eligen. Nunca se equivocan. Las princesas no sufren. Aceptan su destino con resignación, con paciencia, porque están convencidos de que vivirán felices para siempre. Si nada más, eso es lo que les prometieron.. Pero no discuten, no discuten, no sospechan nada.
No quiero ser una princesa.
quiero elegir a mi principe azul. Y si es posible, mejor que no sea ni principe ni azul.
Quiero un hombre que no me encante, pero que me haga sentir mágica todos los días.
Que no tengo un castillo en el que sentirme seguro. Prefiero que tenga dos ojos que me den vueltas la cabeza. Quiero sentirme mareado a su lado. Que no me prometa riquezas, sino luchar juntos.
Cambio al apuesto príncipe azul por un pícaro.
Que me amas por ser bruja y no una princesa.
Que sea un buscado también, así tendremos que escondernos todos los días en un lugar distinto. Que me enamore de su carácter y no de su sonrisa.
Cambio el matrimonio y el amor eterno por la libertad y la locura.
No quiero una historia con final feliz, quiero escribir mi historia día a día.
Prefiero vivir el riesgo o morir en el intento. Sé agradecido por estar vivo. Disfruta cada día como si fuera el último. Porque mañana podrían sentenciarme y condenarme a la hoguera.
¿Por qué las brujas son quemadas en la hoguera, pero se les quita la vida a las princesas.
Para esto, Renuncio a mi hada madrina y, a cambio, pido una escoba.