Última actualización: 23 de junio de 2015
El amor es la fuerza más estupenda del universo. No por su poder, sino por su origen. No por su fuerza, sino por su energía. El amor busca sólo el bien y la felicidad del otro a través del bien y la felicidad que da a quienes lo expresan y manifiestan. No hay amor cuando lo que se busca es el bien de uno mismo, del yo interior, del yo que vive sólo para sí mismo. El amor busca su autoafirmación en el bien del otro. El amor trata de hacer que ambos vivan en el mismo bien, en la misma alegría, en la misma felicidad. El amor se basa en la entrega y el abandono, en fluir con el otro, en dejar que el otro se exprese, que se viva a sí mismo.
Además, el Amor debe hacerse presente a sí mismo. El amor a uno mismo como modelo, como medida, como reflejo, como condición del Amor al otro. No es lo mismo amarse unos a otros y amarse a uno mismo. El amor es el lugar desde donde se alcanza la felicidad más completa. La felicidad es el camino más directo y seguro para llegar al Amor. Porque si es cierto que nadie puede ofrecer o dar lo que no tiene, lo que no tiene, si no cree y vive su propia felicidad, entonces tampoco será posible compartir esto.
El amor es el gesto de ofrecer y compartir la propia felicidad con los demás, sin esperar nada a cambio. No se espera nada a cambio porque sentirse pleno de su alegría, sentirse impregnado de su felicidad, sentirse bien enraizado y en posesión de su felicidad, lo tiene todo.
El amor es también una cuestión de expresión: expresar lo mejor de uno mismo en cada momento. El amor transforma, con sus tiempos, sin prisas ni angustias, pero nos cambia a nosotros. El amor siempre toca aquello a lo que se acerca porque posee en sí mismo la fuerza más misteriosa del universo y de nosotros mismos.
Dedicaos a vivir el Amor. Dedicaos a buscar la felicidad del otro. Siéntate con la otra persona y sus sentimientos cuando, en tu opinión, se están alejando del Amor, de lo que percibes como amor. Permanecer en el amor es una manera de hacer que el Amor se intensifique y se manifieste, sin buscar ninguna meta, sin esperar que el otro cambie; solo queremos vivir así porque sabemos que así todo el universo, toda la vida se tiñe de luz, de matices y de plenitud. No amen solamente a la otra persona, amen sobre todo el Amor con que aman a esa persona. Es así como vuestro amor profundo podrá conectarse con el amor profundo del otro.
Vuestro Amor va más allá de la apariencia, más allá de lo visible. Es un Amor que toca lo invisible, que toca lo eterno. Cada vez que sientas que el amor se desvanece o tienes un problema, piensa en esa persona, despierta en ti el fuego extraordinario del Amor, un fuego que, a la altura del pecho, calienta y llega a la otra persona. Siéntete unido a esta persona en nombre del Amor. Recuerda que esta radiación es una corriente que viene y va, que viene y va. Lo que se crea en el Amor es el espacio intermedio entre ambos. Cada uno mantiene su energía, su espacio, y es el Amor establecido entre los dos el que los devuelve multiplicado por cada uno. El amor no es un concepto, es una forma de vivir y vivir. El amor no es una cuestión de ideas o palabras, es una cuestión de experiencia vivida, de vivencias, de gestos concretos y cotidianos. En el gesto visible que hacéis, expresáis Amor.
En el gesto invisible, que no expresas, el Amor está ausente.
Tomado de jmtoroa.blogspot.com.es
