Última actualización: 18 de abril de 2020
Tal vez estuviste estudiando hasta hace dos minutos para una competencia y te tomaste un descanso. o tal vez finalmente haya cerrado uno de los muchos libros porque ha estudiado lo suficiente por hoy. O tal vez no sea nada de esto, solo estabas dándole vueltas a ese complejo concepto que te persigue, como una mosca zumbando a tu alrededor, y te topaste con tu computadora o celular por casualidad.
Sean cuales sean las razones que te llevaron a abrir este artículo, lo importante es que nos conocimos. Llámalo casualidad, destino o como quieras. Solo te pediré un favor: tómate unos minutos para leer esta carta. Después de eso, puedes volver a tu rutina e ignorarlo, o tal vez guardarlo y volver a leerlo cuando lo necesites. El uso que decidas darle depende de ti. Solo te pido una oportunidad… ¿me la concedes?
Carta a los que se preparan para una competición, a un valiente
Estimado competidor, si está leyendo estas líneas es porque ha decidido seguir adelante. Primero quiero agradecerte. ¿Cómo? Porque tu tiempo es oro. De hecho, el tiempo es una parte integral de su trabajo, quizás la más importante, el pilar sobre el que se basa toda su lucha. ¿Cómo podría no agradecerte?
Pero ahora viene la parte más importante, lee atentamente:
¡Te admiro! Yo sí, y mucho. Eres el claro ejemplo del esfuerzo y la constancia, del sacrificio, de todo lo que significa luchar por un sueño.
Cada mañana te levantas sabiendo que cada día extra es en realidad un día menos, para bien o para mal. Para bien, porque el camino hacia tus metas es cada vez más corto; mal, porque eso significa que cada vez hay menos tiempo para asimilar los conceptos. Tus ojeras te lo recuerdan, pero también los días cancelados en el calendario y la sucesión de temas de estudio.
Te admiro por todo tu trabajo, pero sobre todo porque eres una persona valiente. Lo que no quiere decir que no tengas miedos, dudas, incluso momentos en los que estás harto y quieres cagarla. A pesar de ello, adelante, con fuerza, con ganas y sobre todo con pasión. De hecho, es precisamente en los días más grises cuando te esfuerzas aún más por no rendirte, para demostrarte a ti mismo que puedes hacer esto y mucho más. Créanme, todo esto es admirable.
Te admiro porque para recorrer este camino has renunciado a muchos otros. Y no fue fácil, aunque la esperanza te ha guiado. Nadie sabe mejor que tú lo que se siente al tener que renunciar a una velada con amigos, a una invitación al cine que terminará con una cena, a un fin de semana en la playa o en la montaña o, simplemente, a dos horas más para dedicar con la familia. . Tus sacrificios son numerosos, tantos son los conflictos contigo mismo que tienes que afrontar para convencerte, al final, de que la mejor compañía en esta fase es tu programa de estudios...
Te admiro, porque haces malabarismos para compaginar la vida diaria con el estudio., porque con tu actitud estás construyendo tu éxito y porque has hecho de la concentración y la organización tus mejores temas.
Quizás otros no entiendan el esquema de colores que utilizaste para subrayar los temas más importantes, o los cientos de notas pegadas en papelitos, post-its y los márgenes de los libros… pero no importa. Tu lenguaje es secreto, tu mente lo sabe y sabe dónde enfocarse para reconstruir una lección elaborada a partir de una indicación mínima.
No te rindas, la competencia está cada vez más cerca.
Te admiro por todo esto y mucho más. Por tu dedicación, por las noches de blanco y las mañanas entre burocracia, protocolos, autores y teorías. Por la forma en que apuestas por ti mismo. Por esto, no te rindas. No olvides que la parte más importante de la palabra actitud eres tú.
No dejes que el aburrimiento se haga cargo y anule la motivación. Recuerda cada día por qué empezaste, cuál es tu meta y sobre todo cómo caminarás por el camino elegido. Lo más importante, cree en ti mismo. Los días que pasas en el interior son días que inviertes en tus sueños, no lo olvides.
Estudia, repasa, esfuérzate… cualquier verbo está bien si sirve para empujarte a sacar lo mejor de ti. Y si por alguna razón no lo consigues a la primera, no tires la toalla. Todo lo que has estudiado ahora está impreso, no lo dejes escapar de tu mente, fortalécelo, sigue plantando semillas que fortalezcan las raíces de tu conocimiento. Y no te rindas.
Sin embargo, no te olvides de ti mismo. No dejes de cuidarte en el camino. Come sano, desconecta de vez en cuando, haz deporte y descansa. Solo así obtendrás la energía suficiente para seguir adelante. Porque somos lo que hacemos.
Ahora, querido competidor, te doy un último pensamiento.
Cada día es una nueva oportunidad. Un reto para seguir luchando por tu sueño.
No se deje abrumar por el desánimo y el aburrimiento. Sal en busca de nuevas ambiciones, metas y estrategias. Los días malos les pasan a todos. Tu fuerza está en seguir creyendo en ella en los días más tristes. Cuando hay que esforzarse para encontrar la voluntad de continuar.
¡No te rindas!
Hazlo por ti, porque lo quieres, porque es tu sueño, tu meta, tu paso hacia la autorrealización. Porque aunque no lo creas, un concurso es una demostración de amor propio. ¿Alguna vez has pensado en ello?
¡No te rindas!
Un día, luego otro y otro... da lo mejor de ti. Cien por ciento.
Eres un aprendiz, pero también un maestro. Cada día que pasa es un paso más de conocimiento.
No te rindas porque si luchas, un día alcanzarás tu sueño.
¡Buena suerte!