En las artes marciales se aprende a luchar de forma magistral, pero no a atacar, sino a defenderse. En estas disciplinas, la mejor lucha es la que no se da, y no la que causa destrucción, tanto contra los demás como contra uno mismo.
Última actualización: 03 de mayo de 2022
La vida requiere que cada persona aprenda a defenderse. Incluso la persona más pacífica del mundo, tarde o temprano, se encontrará en una situación de conflicto en la que alguien querrá imponerse o limitar sus acciones de alguna manera. O bien, llegará un momento en que te sientas ofendido y quieras reaccionar.
Ante una agresión o un insulto, la reacción más habitual es el contraataque. Alguien te grita y respondes de la misma manera. Intentan atacarte físicamente y respondes de la misma manera. Esta es la reacción más obvia porque, en realidad, a Occidente no se le enseña a defenderse de otra manera.
“Los maestros y los santos pueden parecer estúpidos. Las personas pretenciosas solo prueban ser principiantes".
-Gichin Funakoshi-
Por el contrario, las filosofías orientales han reflexionado durante mucho tiempo sobre el tema de la guerra, el combate y el conflicto. Fruto de estas reflexiones son las artes marciales que, a su vez, sitúan la defensa en el centro de la disciplina.
Si quieres aprender a defenderte de estos postulados de las artes marciales, toma nota.
Cómo defenderse con artes marciales: filosofía
Los expertos en artes marciales evitan la confrontación hasta que se ven obligados a hacerlo. Esta es la estrategia principal, tanto en ataque como en defensa. Todas las tácticas están orientadas a un único objetivo: neutralizar al oponente o persuadirlo para que desista del combate.
Todo lo que diga o haga para defenderse debe respetar los siguientes principios: no destruir, dañar o humillar al oponente. Hacerlo sería alimentar la ansiedad de la violencia. Y se desea exactamente lo contrario: preservar la armonía.
Los orientales saben perfectamente que el costo del conflicto es siempre muy alto. Cuando la armonía se rompe, lo ideal es buscar el camino para restaurarla y no las formas de agudizar y agravar las contradicciones. Este es el primer principio que hay que tener claro para saber defenderse según la filosofía oriental.
La actitud, un aspecto fundamental
Ante un intento de agresión física, los orientales recomiendan ante todo mantener una actitud relajada. Esto debe reflejarse en el cuerpo, que debe estar extendido y no contraído.
Esta reacción se logra con la práctica y comenzando con el control de la respiración. Si respiras rítmicamente, los músculos se relajan y estarás menos rígido.
El arte de saber defenderse de una agresión física también incluye los siguientes gestos:
- Manténgase lo más lejos posible del atacante.
- No hagas movimientos mecánicos o automáticos, pero piensa antes de moverte.
- ser empático y tratar de entender la actitud del oponente.
- Aprende a caer y levantarte.
- Trata de ver las cosas desde afuera.
- Mantener una postura erguida, con los pies bien apoyados en el suelo, pero los músculos relajados.
Estos consejos son un resumen muy simplificado de los conceptos básicos de las artes marciales. Cada punto contiene una filosofía fundacional y requiere años de experiencia antes de que pueda ser puesto en práctica de la manera correcta. Sin embargo, es útil para ilustrar los fundamentos de esta disciplina y como base práctica para aprender a defenderse.
En resumen, Los ataques físicos son muy similares a los verbales. Utilizan mecanismos similares., incluso si utilizan herramientas diferentes. Los mismos principios que se utilizan para defenderse de un ataque físico también se aplican para reaccionar ante un ataque verbal.
Cómo defenderse de la agresión verbal
Los orientales insisten mucho en que nadie debe permitir insultos o humillaciones verbales. Sin embargo, si ocurren, no debe reaccionar a estos ataques respondiendo del mismo modo, sino utilizando otras estrategias.
Algunos de ellos tienen que ver con el lenguaje corporal. Es necesario comunicar firmeza y, al mismo tiempo, armonía. Se recomiendan las siguientes actitudes:
- Mire al atacante a los ojos por un momento y luego mire hacia otro lado sin mirar hacia abajo.
- Mira al otro haciendo un gesto de incomprensión y aléjate de él.
- Mantén una postura erguida y elegante y no te cierres.
- No evites el contacto visual, incluso si la situación puede ser vergonzosa.
- No hables si el otro no te escucha.
Si puedes enfrentarte al oponente en el campo de la comprensión y la compasión, entonces sabrás cómo defenderte. Y obviamente, es importante conocerse bien para transmitir sus emociones.
Cuando tienes que enfrentar una agresión verbal, Los orientales recomiendan una de estas tres estrategias:
- El retiro. Es la mejor estrategia cuando, por la actitud del oponente o por las circunstancias, sientes que hay una alta probabilidad de perder el enfrentamiento. En estos casos es mejor permanecer en silencio, alejarse o cambiar de tema.
- Haz un respiro. Se utiliza cuando se intuye cierto grado de razonamiento en el otro o si el agresor está muy apenado por lo ocurrido. Intentamos llegar a un acuerdo, a partir del reconocimiento del valor del otro.
- No reacciones. Se utiliza cuando el delito es totalmente gratuito, o cuando no se está seguro de si es un delito válido. En estos casos, para defenderse, es mejor permanecer tranquilo y en silencio, mejor aún con los ojos cerrados.