Última actualización: 07 de mayo de 2016
Vivir el amor es probablemente la emoción más fuerte y mágica que puedes experimentar, un regalo de la vida. El amor alberga los mejores sentimientos que nos empujan a ser mejores personas, seres humanos y almas eternas. Nos lleva a desarrollar y sacar a la luz la mejor versión de nosotros mismos para y con los demás, sin olvidar el amor propio.
En el curso de la existencia, el nuestro corazón aprende y crece con diferentes experiencias o personas completamente diferentes. Podemos enamorarnos perdidamente de cada uno de ellos o incluso pueden pasar todos los días sin darnos cuenta solo porque no es nuestro destino descubrirlos en esta vida.
Sin embargo, a veces no entendemos por qué nuestra alma elige “querer dar todo lo mejor de nosotros” a uno u otro ser humano, llegando a experimentar pequeñas emociones positivas que difícilmente podemos manejar. Por eso, hoy te invitamos a descubrir cómo funciona el proceso de selección interior que lleva a cabo nuestro corazón a la hora de amar.
"Aprendemos a amar no cuando conocemos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver perfectamente a una persona imperfecta".
-Sam Keen-
Nos unimos a quienes reviven nuestra primera experiencia con amor
Amamos y vinculamos de por vida a una persona sin saber cómo, a veces lo hacemos inconscientemente. También nos preguntamos infinidad de veces qué es lo que nos vuelve tan locos de amor y pasamos todos los días sin entenderlo del todo.
Sin embargo, como es natural y maravilloso, estas experiencias se originan en la memoria de aquellas personas que marcaron nuestra infancia en cuanto al amor: nuestros padres, hermanos, las personas que nos criaron y que un día nos hicieron vivir la liberación de la luz en nuestro corazón.
Estas experiencias se refieren a nuestros sentimientos y la percepción que teníamos del amor cuando éramos niños. Tanto su presencia como su ausencia. Por esta razón, como adultos elegimos a una persona similar a la que nos marcó en un momento determinado de nuestra vida como la infancia. Y poco a poco nuestro corazón desea acercarse a ella.
"Ser profundamente amado por alguien te da fuerza, y amar profundamente a alguien te da coraje".
-Lao Tse-
Porque nuestras almas se complementan
Cuando estamos enamorados, percibimos a nuestro compañero o pareja como un alma gemela similar a nosotros, enriqueciendo nuestra alma con sus diferencias. Así aprendemos de él o ella y evolucionan nuestras potencialidades y cualidades que hasta entonces se desperdiciaban. El amor nos enseña y nos hace mejores por ello y debemos estar agradecidos a la vida por haber encontrado a la persona que nos despertó.
También Muchos estudios científicos en relación a la elección inconsciente del amor indican que la persona que elegimos es una versión perfeccionada de nuestros padres: una persona que es similar a nuestro padre o madre. Y por eso logramos relacionarnos tan bien con él/ella. Además, lleva a un alto nivel lo que nuestros padres no pudieron compartir con nosotros y que nos sometió a una deficiencia cuando éramos niños.
Una relación sana nos ayuda a crecer
Una relación entre dos personas basada en el amor incondicional tiene un principio eterno: descubrir a una persona que siempre ha marcado nuestro corazón de manera positiva, aprendiendo y compartiendo lo que no sabíamos. Por ello, podemos considerarla una aventura con principio, pero sin final. Nuestro ser querido siempre formará parte de nuestra esencia y le dará forma.
Una relación sana es una aventura entre dos seres increíbles en la que descubrimos y aceptamos lo que no nos pertenece. Las cualidades que en un principio nos hacen ver al otro como perfecto, con el paso del tiempo nos pueden parecer defectos. Carencias que si amamos incondicionalmente haremos nuestras sin dejarlas de lado, pero en su sentido más positivo.
Los miembros de una pareja sana crecen aprendiendo y completándose unos a otros, eligiendo y estableciendo cada día el camino que les hará evolucionar o decidir si ha llegado el momento de abandonar esta historia nacida para aprender.
Por eso, elegimos tener o no una relación con una determinada persona: aprender a gestionar y vivir un amor verdadero gracias a la comunicación sincera. La misión y las pruebas que la vida nos pone cada día para ser mejores y comprender nuestra verdadera grandeza como seres humanos: el don de compartir lo que todos llevamos dentro. Algo que la ciencia puede confirmar y darnos de nuevo.
“Lo que una vez experimentamos, nunca lo perdemos. Todo lo que hemos amado profundamente se vuelve parte de nosotros".
-Helen Keller-
