Trabajar la autoestima, cambiar todo lo posible y aceptar lo que no podemos cambiar en un momento dado son los pilares sólidos de una sana independencia social.
Última actualización: 18 2019 noviembre
Muchas personas están desesperadas por complacer a los demás.. Necesitan la aprobación de los demás, sin la cual no pueden tomar decisiones, elegir sin dudar y sentirse confiados en sus elecciones.
El problema es que esta necesidad va destruyendo poco a poco la autoestima, además de que tratar de complacer a los demás a toda costa es agotador y deprimente.
“Desde un punto de vista evolutivo, complacer a los demás equivale a ser aceptado por el rebaño y esto está ligado a mayores probabilidades de protección y, por tanto, de supervivencia”, añade la doctora Laura Bottegoni, psicóloga y psicoterapeuta boloñesa.
Por otro lado, la necesidad de complacer a los demás se considera una expectativa irracional, porque implica una meta perfeccionista e inalcanzable: es imposible complacer a todos.
Por ello, la búsqueda obsesiva de la aprobación de los demás genera en la mayoría de los casos un sentimiento de impotencia. De hecho, las personas que viven de esta manera se ven obligadas a cambiar su forma de ser drásticamente según el contexto. Esta actitud genera una tensión que muchas veces se manifiesta en ataques de ansiedad..
Esforzarse por complacer a los demás conduce al rechazo.
Albert Ellis, padre del modelo ABC, creía que gran parte de nuestro sufrimiento depende de nuestra interpretación de la realidad, más que de la realidad misma. Muchos pensamientos irracionales que adoptamos, por lo tanto, solo generan dolor. Cuestionar y eliminar estos pensamientos es el camino hacia la cordura que, en consecuencia, redunda en una mejor vida sensorial.
Curiosamente, cuando tratamos de complacer a los demás, lo único que obtenemos en la mayoría de los casos es rechazo. Esta negativa nos duele especialmente y choca con nuestra convicción personal de que "si soy lo que los demás quieren, me aceptarán". Esta disonancia entre creencia, acción y respuesta que recibimos es lo que causa dolor y sufrimiento.
Sin embargo, en lugar de trazar nuestra actitud y tratar de ser simplemente nosotros mismos, la reacción típica es tratar de adaptarnos aún más a lo que creemos que son las características para complacer a los demás. Es así como la búsqueda de la aprobación comienza a ser una carrera agotadora.
Quizá al principio le caigamos bien a una persona servil que siempre nos da la razón, pero a la larga este agradable sentimiento se desvanece para convertirse en un desperdicio. Una persona artificial, falsa, incapaz de cualquier comparación, no es interesante. Este fenómeno es particularmente evidente en algunas relaciones: al principio todas parecen rosas, pero con el tiempo el resentimiento comienza a crecer.
Pensar en que difícil es conocer realmente a una persona que no se muestra tal como es. No sabemos quién es, no tiene voz propia, intenta representar lo que cree que son las expectativas de los demás.
"No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todos".
-Woody Allen-
El lado oculto de buscar aprobación
Complacer a los demás es una actitud agotadora, por lo que muchas veces se convierte en un arma de doble filo. Las personas que viven buscando la aprobación de los demás pueden mantener este estilo de vida durante algún tiempo. Pero cuando las energías comienzan a decaer, se ven abrumados por un sentimiento de malestar del que no pueden escapar, porque no cuentan con las herramientas y los puntos de referencia necesarios para reconstruir su autoestima. En este punto, la persona puede reaccionar agresivamente.
Todos llegamos a un límite en nuestra capacidad de simulación. Por muy complacientes que seamos con los demás, la presión aparecerá tarde o temprano. La sensación de no poder representar más un papel que no nos corresponde se vuelve insoportable. Así es como incluso las relaciones más intensas pueden enfriarse en poco tiempo.
Las personas que se preocupan excesivamente por la opinión de los demás suelen vivir la vida en términos de "todo o nada". Son incapaces de dirigir su atención a diferentes objetivos, por lo que cuando se cansan de algo, pasan directamente a otro, olvidando el anterior. Pasan de ser mejores amigos a actuar como extraños.
"A nadie le gusta querer complacer a todos".
-Rousseau-
Este curso de acción es altamente dañino. Mucha gente lo usa para manipular, otros porque simplemente no saben relacionarse de manera sana y tienen tan baja autoestima que piensan que cualquiera huiría si supiera su verdadera personalidad.
Trabajar la autoestima, cambiar todo lo posible y aceptar lo que no podemos cambiar en un momento dado son los pilares sólidos de una sana independencia social. Una independencia que significa autonomía, factor protector fundamental contra la dependencia emocional.