Última actualización: 01 septiembre, 2017
Conocer a una persona es agradable, a menudo lo hacemos todos los días. Sin embargo, la verdadera magia es ponerse a tono, hacer que la mente y el corazón choquen con alguien y de pronto descubrir una armonía entre nuestros mundos, vislumbrar galaxias donde otros solo ven charcos de lluvia, notar que nuestras risas estallan en el mismo tiempo por las mismas razones.
A menudo nos sorprende la atracción por el mundo de la fantasía o la ficción, sin comprender que la vida misma contiene procesos aún más increíbles, mágicos y misteriosos. ¿Qué hay en esta conexión entre dos personas que, casi sin conocerse, se encuentran en el mismo punto y lugar para atraerse?
"La amistad es un alma que vive en dos cuerpos, un corazón que vive en dos almas".
(Aristóteles)
No nos referimos sólo al proceso de enamoramiento, sino también a esa magnífica situación que sustenta las amistades más sólidas; los que no conocen los problemas ligados al tiempo oa la distancia, pero que huelen a complicidad, a pactos, a armonía afectiva en la que hay preocupación mutua y atención sincera.
Los seres humanos se conectan entre sí, tal como lo hacen ciertos átomos, tal como lo hace la luna con el agua de los océanos, provocando las mareas. Quizás la vida sea solo eso: dejar que la fantástica conexión que establecemos con ciertas personas a lo largo del tiempo nos conquiste para llevarnos a un destino específico. Se configura así un proceso de crecimiento en el que nos permitimos aprender, compartir, ayudar y ser ayudados dejando una huella emocional eterna en el corazón de los demás y en el nuestro.
Las leyes de la atracción en la amistad.
Elena y Sara se conocieron en la universidad. Durante una lección de comunicación audiovisual, el profesor reprodujo un video del grupo de comedia Monty Python, que por unos momentos hizo reír a carcajadas a toda la clase. Sin embargo, cuando la mayoría de los estudiantes ya habían regresado al estricto silencio y concentrados en la tarea, Sara no pudo evitar reírse. Cuando Elena lo notó, ella tampoco pudo evitar estallar en carcajadas. Ese momento marcó el comienzo de su amistad, una gran amistad.
Cuando se trata de relaciones afectivas o de amistad, la investigación científica tiende a profundizar mucho más el tema de los beneficios que el de los factores desencadenantes, o esos procesos ocultos que definen la conexión “mágica”, repentina y decisiva. Hay un aspecto que es importante conocer y que seguro te resultará curioso.
La amistad esconde procesos mucho más complejos que los que desencadenan la simple atracción entre una pareja. Hay leyes y dinámicas psicológicas que te interesará conocer.
Autorrevelación
Las amistades más auténticas no se basan sólo en compartir pasiones comunes, en tener los mismos gustos o valores. Ni siquiera pasar tiempo juntos determina la fuerza y trascendencia de una amistad.
Los psicólogos sociales saben que existe un punto de inflexión que determina la duración (o el final) de una amistad. Estamos hablando acerca de autorrevelación. Las personas necesitan compartir sus preocupaciones, miedos e inquietudes con alguien para recibir apoyo, sentir intimidad y complicidad, ambas tan terapéuticas.
Cuando hacemos una confidencia en otra persona y esa persona nos guarda, protege y apoya, comienza la magia. Cuando esta amiga nos abre su corazón y nos revela algo a nosotros también, la magia se perpetúa.
El apego emocional y la ley del espejo
Luego de darnos cuenta de que podemos confiar en esa persona, necesitamos otros procesos que consoliden el vínculo nacido de un evento casual. Hablamos de aquellos “dones afectivos”, como la lealtad, la consideración, el apoyo incondicional, el reconocimiento, la sinceridad o la capacidad de fomentar nuestro crecimiento personal.
Hay un concepto aún más interesante definido por las psicólogas sociales Carolyn Weisz y Lisa F. Wood de la Universidad de Puget Sound, estado de Washington: se trata de la teoría del "espejo espejo", también conocida como el "principio del espejo en la amistad". Esta realidad es elemental e indispensable al mismo tiempo.
Conectar con alguien significa tratar con una persona que congenia con nuestra identidad, que muchas veces actúa como nuestro propio reflejo o como nuestro punto de equilibrio, de epicentro personal. Un buen amigo es capaz de decirnos, por ejemplo, que la elección que hemos hecho o que la persona de la que nos hemos enamorado no es buena para nuestra esencia, porque nos está transformando en alguien que no somos (es decir, nos está alejando del reflejo de nosotros mismos).
El cerebro necesita conectarse con personas especiales
Puedes llamarlo intuición o sexto sentido, pero muchas veces el cerebro sabe con quién es mejor conectarse. con quien es bueno salir a tomar un trago para diluir las penas y dibujar esperanzas con el humo de un chocolate caliente, y también sabe a quien es mejor evitar, a quien es mejor dejar afuera de la puerta para ahorrarnos una amistad basado en el interés puro.
A nuestro cerebro le gustan las amistades sólidas y duraderas por una razón específica: nos ayudan a sobrevivir, a dar sentido a nuestros días.. Este vínculo satisfactorio es como una aspirina contra el estrés, es el bálsamo que regula nuestros niveles de cortisol, es una inyección directa de dopamina y serotonina, que ponen en marcha el pulso de la felicidad.
Déjate conquistar por el azar, deja que la vida te haga conectar mágicamente con esas personas especiales que hacen de tu realidad un escenario maravilloso, acogedor y estimulante.
Imágenes cortesía de Jerry LoFaro y Claudia Tremblay