Última actualización: 30 de junio de 2017
Si hay algo que ha cambiado radicalmente en los últimos tiempos es sin duda la forma de establecer relaciones afectivas. El cortejo, por ejemplo, es una especie en peligro de extinción o ya se ha extinguido en algunos casos. La cultura de la velocidad hasta el amargo final ha invadido hasta los terrenos más insospechados y, entre estos, el del amor.
Precisamente La "rapidez de acercamiento" es una de las características definitorias de un gran número de relaciones actuales. Parece que el cortejo ya no es necesario. Y sin embargo, hay muchas parejas que están cansadas de la falta de emoción y magia. En otras palabras, la falta de romance.
"El amor no necesita ser entendido, solo necesita ser demostrado".
-Paulo Coelho-
El cortejo no es exclusivo del ser humano. La mayoría de las especies animales tienen rituales de cortejo. Aunque instintivamente se aparean para garantizar la continuidad de la especie, no realizan este acto sin preámbulos. La función de este cortejo es comunicar, sincronizar y preparar biológicamente el suelo con el objetivo de favorecer al máximo la fertilidad.
Entre los humanos, en cambio, el cortejo ha perdido mucho prestigio. No se considera necesario. La entrega es: “obtenemos lo que queremos”. Ya no existe la conquista amorosa en el sentido más estricto del término, sino unas señales cruzadas que dan lugar a una relación cuyo destino es casi siempre efímero. Muy a menudo, ni siquiera estás seguro de que te gustes a ti mismo. ¿Cuáles son esos típicos gestos de cortejo que hoy en día están a punto de desaparecer? Aquí hay algunos.
Flores, un clásico del cortejo
Las flores son un lenguaje universal y son parte esencial del cortejo amoroso. Cuando alguien recibe flores como regalo, sin que sea una ocasión especial o un aniversario importante, también recibe un claro mensaje de amor. Son un cumplido y, al mismo tiempo, una manera elegante de expresar interés.
Regalar flores es un gesto de valentía hoy en día. Para muchos son inútiles y algunos pueden incluso rechazarlos, quizás en una aparente negativa, porque es difícil ver con malos ojos un regalo tan preciado.
Digamos que es un gesto valiente porque representan un punto de reflexión: declaran abiertamente su interés amoroso por el otro y, por tanto, su propia vulnerabilidad.
Los teléfonos celulares no son románticos.
Hay tanto miedo al rechazo que muchos buscan pretextos para expresar indirectamente su interés por alguien. Los teléfonos móviles encajan perfectamente en este sentido. Te permiten mantener la atención intermitente. Con suerte, la herramienta electrónica se ignora; si surgen tensiones o las cosas no salen bien, echan la mirada al celular, para escapar de la situación.
Apagar el teléfono y dejarlo a un lado puede ser un lindo gesto de coqueteo. Significa poner todo el interés y la atención hacia la persona que tenemos delante. También significa no jugar al escondite y saber lo que quieres. Cuando quieres conquistar a alguien, nada mejor que hacerle saber que es importante para ti.
¿En qué nos estamos convirtiendo?
Actualmente es común que dos personas involucradas en una relación amorosa no sepan exactamente qué tipo de vínculo los une. Se supone que verás con el tiempo y que ponerle nombre a la relación que tienes de alguna manera limita tus posibilidades o presupone un compromiso. Sin embargo, esto no es una buena idea, ya que no hay peor motivo para malentendidos.
Expresar un interés directo en alguien no significa estar de acuerdo con sus expectativas. En reversa, Definir la relación claramente evita tener motivos para sentirse ansioso o formular conjeturas equivocadas. Expresar lo que se quiere de un vínculo es una forma de generar confianza y dejar que todo fluya espontáneamente.
la hermosa palabra
Un "me gustas" no siempre expresa lo que realmente sientes o quieres y ni siquiera dice mucho a la persona que lo escucha. Es una de esas expresiones estandarizadas que resumen la idea de querer estar en una relación con una persona, pero que no tienen más significado que ese.
Palabras hermosas, significativas, nunca pasan de moda. Muchas personas admiran sinceramente al otro, pero no lo dicen porque no están acostumbrados a expresarse, porque tienen miedo de excederse o porque temen que el otro asuma una posición de poder. Este miedo no debería existir. Durante el cortejo, las palabras bonitas deben ser constantes. Ellos nutren, nutren y hacen que la relación sea mágica.
El noviazgo le da una atmósfera especial a la relación, que es lo que la hace importante. No solo es un precedente que vuelve mágica la relación, sino que fija en el vínculo gestos cariñosos y respetuosos. Canjea esa ternura que realmente nos hace bien a todos, sobre todo en esta época de poco cariño. Por ello, el cortejo es quizás uno de esos hábitos que merece la pena recuperar.