Última actualización: 11 de mayo de 2016
Quizás pueda parecer que hay un error en el título del artículo, que falta un signo de interrogación al final. Sin embargo, la intención de este artículo no es preguntar “¿cuándo sabes que una relación ha terminado?”, sino contar algunos de los sentimientos que sentimos cuando comprendes que una relación ha llegado a su fin.
Porque, por triste que parezca, muchos de nosotros arrastran las relaciones mucho más allá de lo necesario, aun sabiendo que la llama del amor se ha apagado y solo quedan las brasas de una hoguera que una vez ardió majestuosa y feliz.
Por esta razón, debemos terminar una relacion cuando sabemos que no queda nada. En honor a lo que un día fue hermoso. Prolongar el sufrimiento sin razón significa solo agregar leña al fuego y arruinar los recuerdos felices que alguna vez vivieron dos almas que se aman.
¿Por qué continuar con una relación rota?
Ahora esa es una pregunta y la pregunta es ¿por qué continuar con una relación rota? ¿Realmente vale la pena? ¿Son tan fuertes los lazos y las razones que nos unen que muchas veces nos sentimos incapaces de dejar de sangrar, aun sabiendo que el amor de antaño se ha ido?
“¿Cuál es mi camino? ¿Esperarte? ¿Olvidarte? ¿Hacer lo que haces, ir a los brazos de uno y luego de otro, dormir hoy con alguien y mañana con otro?".
-Frida Kahlo-
Para el ser humano, la necesidad de sentirse protegido en su rutina es muy fuerte. De esta forma, nos creemos menos solos y sabemos que siempre habrá alguien esperándonos en casa.
Los hombres y mujeres de este mundo tienen miedo a la soledad, no nos criaron para vivir de esta manera. Siempre necesitamos que alguien nos espere en casa.
Desde una temprana edad, se nos enseña que una relación es lo que más necesitamos como adultos. Un trabajo, un hogar, una pareja para tener una vida plena, realizada y con todas las metas alcanzadas.
Sin embargo, cada día observamos con mayor fuerza que todo esto no nos satisface. Necesitamos ser nosotros mismos, cumplir nuestros sueños más íntimos, pero no estamos preparados para alcanzar estos objetivos y todo ello genera frustración por la incapacidad de ser verdaderamente felices con nosotros mismos.
En estos momentos, nos refugiamos en la rutina de las relaciones rotas, que sangran amor por todos lados, pero que nos ofrecen cierta tranquilidad y descansar, aunque estén lejos de lo que realmente necesitamos y soñamos.
El miedo a perder a alguien
En la vida nos han enseñado a tener miedo y uno muy grande es perder al ser amado, aunque lo que queda de la relación no es amor.
"Lo más difícil no es el primer beso, sino el último".
-Paul Geraldy–
Tal vez la inseguridad que aparece en nuestro corazón desde la infancia nos impide tomar las decisiones difíciles que se avecinan, porque sabes que el amor se acabó, pero no puedes decirlo en voz alta ni admitirlo ante ti mismo.
Tal vez el terror a la soledad y a no encontrar a nadie cuando vuelves a casa te impide tomar la decisión que, sabes, es la correcta, y uno no encuentra el coraje para caminar en la dirección correcta.
Quizás todo se deba al miedo de ¿Cómo se lo tomará mi familia? ¿Qué pensarán mis vecinos y amigos? ¿Cómo puedo hacerle esto a mis hijos? Y mientras tanto vivimos una existencia infeliz y dolorosa que arrastra nuestra dignidad con una relación que durante años ha perdido su pasión y que cada día nos mata más y más el corazón.
No siempre es fácil mirar dentro de nosotros mismos, menos aún si estamos destruidos. Sin embargo, es necesario, porque una relación rota, en la que ya no queda amor, es una de las peores maldiciones que pueden aprisionar el alma. Sé valiente, entonces, esclarece y toma acción para volver a ser feliz como lo fuiste.
