Última actualización: 14 de enero de 2016
Muy a menudo nos enfocamos solo en los errores que hemos cometido en la vida y nos olvidamos de todas las cosas buenas que hemos experimentado. La vida está llena de buenos momentos, que corremos el riesgo de no ver si nos enfocamos solo en las cosas malas.
Es cierto que hacer una lista de los momentos importantes de nuestra vida o los detalles que nos han marcado no es tarea fácil. Nuestra memoria trabaja de forma selectiva, eligiendo los recuerdos que quiere conservar y los que olvidará fácilmente.
Los recuerdos de nuestra vida.
Los recuerdos son las imágenes, palabras, olores, sensaciones y emociones que guardamos en nuestra mochila. Puede ser que el equipaje que llevamos al hombro sea muy pesado o extremadamente ligero. Pero da igual que la carga que llevemos sea grande, lo preocupante es que sea pesada.
Sentimos un peso dentro de nosotros cuando traemos a la mente los recuerdos de sentimientos de culpa, fracasos, tristeza. En cambio, nos sentiremos ligeros si, a pesar de ser conscientes de que no podemos evitar llevar estos recuerdos con nosotros, decidimos sentirnos bien con esa mochila a la espalda.. No es un problema enfrentarse a la vida con ese bagaje de recuerdos, el problema es elegir siempre los más pesados.
Debemos tomar en consideración que nuestra memoria y nuestra mente son maravillosas, pero a veces nos pueden traicionar. Nuestra mente puede jugarnos malas pasadas y recuperar recuerdos distorsionados o empeorar la reconstrucción de lo que realmente sucedió. Además, nuestro estado emocional afecta en gran medida el tipo de información que recupera nuestra mente. Si nos sentimos mal, recordaremos mal.
"Si busco en mis recuerdos aquellos que me han dejado un sabor duradero, si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre encuentro aquellos que no me han traído suerte".
-Antoine de Saint-Exupéry-
Hay que elegir lo bello de la vida, para poder soportar lo feo
Lo mejor que podemos hacer cuando nos encontramos recordando escenas que nos duelen, una y otra vez, es tener en cuenta que nuestra memoria no siempre funciona de la mejor manera. Piénsalo, y ctrate de analizar sus recuerdos más objetivamente.
También es fundamental tener en cuenta que no todo en la vida siempre sale como nos gustaría, y que los errores forman parte de nuestro aprendizaje. Somos quienes somos, y hemos llegado hasta aquí gracias a lo que hemos aprendido.
Todos esos "si hubiera hecho...", "si hubiera dicho...", "si no hubiera ido..." no son más que posibilidades, caminos que por una u otra razón hemos decidido no tomar. . Imaginar soluciones alternativas y culparnos por no haberlas tomado no hace más que dañar nuestro presente.
En su lugar, piense en el camino que le queda por recorrer y los recuerdos que desea agregar a la mochila de su vida. El viaje no terminará hasta que lleguemos a la meta, y la memoria es solo una parte del viaje. Camina hacia adelante, todavía quedan muchos recuerdos para agregar a tu biografía.
"Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces".
-Marco Valerio Marcial-
la biografia de la vida
Solo somos borradores. Bocetos dibujados en una hoja, que se convierten en un dibujo completo a medida que avanzamos con nuestras experiencias, pensamientos y emociones. No permita que su biografía se escriba con despecho. Construirnos a nosotros mismos no es una tarea fácil. Nos obliga a proceder por ensayo y error, algunos acertados y otros que nos harán caer, pero la vida no es un examen de una sola respuesta. Nadie nace capaz de vivir plenamente.
Una buena manera de reorganizar nuestra biografía es expresándola. Escríbelo, dibújalo, cántalo, tócalo o constrúyelo con tus manos: es una de las mejores formas de expresar quiénes somos. La expresión artística es uno de los mejores métodos para contar nuestra biografía.
Disfrutar de las cosas buenas de la vida para poder sobrellevar las malas también significa aceptarnos a nosotros mismos, y aceptar lo vivido. Es el mejor regalo que podemos darnos, poder llegar al final del camino seguros de haber permanecido fieles a nosotros mismos.
“La vida me basta para justificarme.
Y cuando me llamen para declarar mis obras,
aunque solo una silla vacía me escuche,
mi voz será decidida.
No por lo que me promete la muerte,
pero por todo eso no me lo podrá quitar”.
-Luis García Montero-
