Última actualización: 11 de enero de 2015
Una leyenda india nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestro poder de decisión.
Un anciano indio le dijo a su nieto: “Siento como si hubiera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengativo. El otro está lleno de amor y compasión".
El nieto preguntó: "Abuelo, dime: ¿cuál de los dos ganará la batalla en tu corazón?"
El abuelo respondió: "Lo que yo alimento".
Hoy sabemos que una enorme cantidad de enfermedades (depresión, ansiedad, fobias) y una infinidad de conflictos (laborales, familiares, personales) no son causados por lo que nos pasa, sino por el monólogo que nos lanzamos a nosotros mismos día tras día. Si nuestros pensamientos y decisiones están alimentados por el pesimismo y la desconfianza, si no dejamos de criticar y juzgar a los demás ya nosotros mismos y percibir fallas y errores, entonces nos sentiremos terriblemente frustrados.
Nuestra forma de pensar y decidir provoca sentimientos y actitudes similares en quienes nos rodean. Nuestro reto en la vida debe consistir en decidir qué actitud tomar para no enfermarnos, para relacionarnos con los demás, para vivir. Si decidimos vestirnos con pasión, alegría, optimismo, ambiciones, solo podemos beneficiarnos de ellas. De lo contrario, todas las personas que nos rodean se alejarán de nosotros en busca de una vida más intensa y productiva.
Sin duda, la tragedia humana es tener que elegir cada día de la vida y tener que renunciar a todo lo que no se elige. Siempre nos encontramos ante dos alternativas igualmente interesantes a la hora de elegir, pero podemos decidir cambiar nuestros valores, ser dueños de nuestro estado de ánimo en cada momento y sobre todo reflexionar sobre nuestra existencia. En base a nuestras decisiones y nuestra actitud positiva, nuestra vida dependerá
Imagen cortesía de Ekilby