Última actualización: 28 marzo, 2017
Los niños siempre son olvidados cuando se trata de duelo. El duelo infantil significa pérdida.
Como adultos, debemos ayudar a los pequeños a expresar sus emociones y la verdad es que a veces no estamos preparados para acompañarlos en este proceso. Por eso, en el artículo de hoy conoceremos las estrategias útiles para acompañar a los niños durante el periodo de duelo.
Afortunadamente, la mayoría de los niños resuelven su duelo sin mayores complicaciones. Sin embargo, esto no significa que sea menos importante conocer diferentes estrategias para ayudarlos, comprendiendo así un poco mejor el proceso de duelo infantil. Además, la forma en que experimentamos el sufrimiento de perder a alguien determinará el de los niños que nos rodean.
luto infantil
La mayor parte del tiempo asociamos el duelo con la muerte. Sin embargo, este proceso también incluye otras pérdidas: la pérdida del trabajo, de un ser querido, de una mascota, de una relación... El duelo es el proceso de ajuste emocional que sigue a cualquier pérdida.. Sin duda, la muerte de un ser querido o familiar es el evento más difícil de aceptar. Cómo vivamos esta situación dependerá de nuestra capacidad de adaptación a la nueva situación, de nuestra resiliencia.
La muerte de un ser querido provoca dolor, tristeza, vacío, soledad… y todas las emociones deben surgir para poder ser gestionadas. Los niños también experimentan estas emociones.
Los niños reaccionan a la pérdida. Y lo hacen de diversas formas según el momento evolutivo, cómo reciben la noticia, la reacción de los adultos y las experiencias personales. Los adultos contamos con una mala preparación para el duelo porque no solemos hablar de muerte o enfermedad terminal. Mucho menos de los abandonos o la separación de padres.
Sin embargo, podemos aprender nuevas estrategias. Veamos algunos de ellos.
Aceptar la realidad de la pérdida.
Acompañar al niño a aceptar la ausencia de la persona.. Cuando alguien muere, hay una sensación de vacío. Es necesario afrontar el hecho de que esta persona se ha ido y no volverá. Incluso el niño debe aceptar no volver a verla nunca más. Y por eso necesita que el adulto también lo acepte.
Manejo de las emociones, incluido el dolor.
Las emociones como la tristeza, la depresión, la sensación de vacío, etc., son normales. Sentir dolor, incluso físico, también. El niño tendrá que sentir estas emociones. Y aceptarlos. Hay que vivir el dolor, no negarlo ni reprimirlo, porque si no se completa esta tarea, puede surgir la depresión y, en este caso, será necesario recurrir a la terapia.
Adaptarse a un entorno donde el difunto está ausente
Empezar a vivir sin él o ella, con ese vacío. Adoptar sus roles implica un cambio. Incluso para niños. Por ejemplo, hacer las tareas del hogar como lo hacía mamá es difícil. Definitivamente, significa un cambio de circunstancias y una redefinición de roles para seguir creciendo y no estancarse.
Adaptarse emocionalmente al difunto y seguir viviendo
Los recuerdos de un ser querido nunca se pierden. No se puede renunciar al difunto, sino encontrarle un lugar apropiado en nuestro corazón, para que podamos mirar hacia atrás y hablar de él sin sufrir. El niño no olvidará al difunto y podrá seguir como los demás, con su vacío.
En un proceso de duelo entran en juego determinadas conductas de los niños que podemos considerar normales y no preocupantes. Alteraciones del sueño, trastornos intestinales, retroceso a fases anteriores (chuparse el dedo, orinarse encima), culpa, episodios de emociones intensas (ansiedad, tristeza, angustia, miedo…).
Según la edad del niño, podemos pasar más tiempo con él, invitarlo a expresar sus emociones, compartir las nuestras con él, corregir comportamientos inadecuados, involucrarlo en actividades familiares, calmar sus miedos… Si los síntomas persisten o no sabemos qué hacer, siempre podemos buscar la ayuda de un psicólogo infantil. De hecho, es muy recomendable cuando el duelo se complica.