El amor propio nos permite sanar heridas y empezar de nuevo nuestra vida. Es un antídoto contra la apatía y el desprecio por uno mismo. ¿Cómo podemos cultivarlo?
Última actualización: 01 2020 noviembre
"¿Cuánto me amo?". Es posible que no te hayas hecho esta pregunta o que nunca hayas pensado en ella. No importa, es más normal de lo que imaginas. A menudo tenemos la mala costumbre de olvidarnos de nosotros mismos; es como si no existiéramos, como si fuéramos invisibles a nuestros ojos. Parece que cuidarnos está fuera de nuestras prioridades. Podríamos decir que el amor propio no tiene cabida en nuestra vida.
¿Cómo te tratas a ti mismo? ¿Alguna vez has pensado en ello? La forma en que nos hablamos, la concepción que tenemos de nuestra persona y, en definitiva, la forma en que nos evaluamos influye en nuestro estado de ánimo. El problema es que rara vez pensamos en todo esto.
Tendemos a vivir de puntillas sin ahondar en cuánto nos afecta lo que ocurre a nuestro alrededor. Es como si no nos importara nuestro bienestar personal. El problema es que, con el paso del tiempo, la carga de la vida diaria aumenta día a día y, si nos descuidamos, podemos encontrarnos envueltos en una niebla gris que claramente no nos permite y que nos hace sufrir.
Aunque inconsciente, vivir desconectado de nuestro yo interior tiene consecuencias. Esto lo podemos notar al observar la historia del protagonista del cortometraje presente al final de este artículo. La cuestión es, ¿cómo podemos liberarnos de las telarañas de los automatismos? ¿Cómo podemos evitar que las etiquetas y mensajes negativos sobre nosotros afecten nuestra vida?
El peso de los mensajes que recibimos
Desde pequeños recibimos diferentes mensajes sobre quiénes somos, qué debemos sentir y cómo debemos comportarnos. Padres, familiares, profesores, amigos… todos tienen algo que contarnos. Si bien la mayoría de las veces tienen buenas intenciones, esas palabras no siempre tienen un efecto positivo o son apropiadas para nosotros.
Probablemente hayas escuchado frases como “¡Es imposible! Quédate con los pies en la tierra”, “Estás perdiendo el tiempo, concéntrate en lo importante”, “No lo lograrás”, “Eres un soñador, la realidad es otra”. De una forma u otra, los mensajes que recibimos influyen en nuestra forma de ser, especialmente como niños. Algunos de estos mensajes, de hecho, moldean nuestra identidad, mientras que otros funcionan como imposiciones que nos hacen sentir culpables si no las respetamos.
Una volte ese sentimiento de culpa crea una herida y un rechazo de nosotros mismos. Deja marcas tan profundas y dolorosas que se convierten en un profundo sentimiento de autodesprecio; el resultado es una subestimación de uno mismo y una falta de amor propio. Crecer con estas heridas crea una realidad muy dolorosa.
"Me tomó mucho tiempo aprender a no juzgarme a mí mismo a través de los ojos de los demás".
-Sally Field-
Las frases de nuestro crítico interior
Sentirse rechazado por los demás, y en definitiva por uno mismo, genera una trampa mental activada por el crítico interior, es decir, esa voz que sale de dentro y que se dedica continuamente a juzgar cómo pensamos, sentimos y actuamos. Para ello, el yo crítico recurre a cualquier estrategia: confrontaciones, críticas destructivas, denigraciones diversas, etc.
“No debí haber dicho esas palabras”, “debí haber actuado diferente”, “no puedo hacer nada”, “soy un desastre”, son solo algunos ejemplos de frases pronunciadas por nuestro crítico interior. El problema es que nunca lo cuestionamos.
Hemos integrado estos mensajes hasta el punto de darte un valor de verdad absoluto. y, de hecho, todo lo que hacemos lo confirma. Si no nos consideramos válidos para un trabajo, para dirigir un grupo o para escribir, probablemente ni siquiera intentaremos o nos boicotearemos para sofocar la más mínima esperanza que tengamos en nuestra mente.
El amor propio y la influencia de las redes sociales
Hoy en día la continua comparación con los demás se ve favorecida por las redes sociales, que crean realidades alternas que pueden atraparnos si no tenemos cuidado. Pasar horas y horas inmersos en este mundo de apariencias y sentimientos simulados puede hacernos creer que es la única realidad que existe.
Lo cierto es que nos encontramos ante un escaparate tras el cual cada uno puede comprobar la imagen de sí mismo que quiere mostrar a los demás. Lo que aparece en las redes sociales no siempre se corresponde con la realidad.
Según la psicoterapeuta Sherrie Campbell, las redes sociales pueden crear una falsa ilusión de pertenencia y conexión con los demás que nos incita a darle más importancia a ese mundo imaginario.
Si nos despreciamos y nos rechazamos, o si tenemos una imagen negativa de nosotros mismos, las redes sociales solo aumentarán esta percepción. Nos proporcionan pruebas falsas que confirmarán lo aburrida que es nuestra vida, lo poco que nos divertimos y lo solos que estamos.
No es fácil seguir el ritmo de vida que muestra la gente en las redes sociales. Un estudio de la Universidad de Pittsburgh, Pensilvania (EEUU), afirma que consultar demasiado a menudo las redes sociales genera envidia y la creencia distorsionada de que los demás tienen una vida mucho más original, feliz e interesante que la nuestra.
Como podemos ver, somos expertos en maltratarnos, pero sobre todo en comparar nuestra vida con la de los demás sin darnos cuenta de que esta actitud es absurda. ¿Por qué perder el tiempo comparando cuando las condiciones, características, perspectivas y experiencias de cada persona son diferentes?
La protagonista del cortometraje Overcomer es un ejemplo de cómo las redes sociales pueden ser un arma de doble filo, sobre todo si algunas heridas del pasado siguen abiertas. Quien soporta el peso de una herida filtra la realidad a través de ella.
La mente a menudo opera en base a distorsiones cognitivas. (formas incorrectas de procesar la información o malas interpretaciones) como la abstracción selectiva, la personalización, el etiquetado o el razonamiento emocional. Las redes sociales promueven estos mecanismos.
"Antes eras lo que tenías, ahora eres lo que compartes".
-Godfried Bogaard-
Amor propio y reencuentro con uno mismo
¿Qué hacer para detener al crítico interior? ¿Cómo sanar nuestras heridas? ¿Es posible detener el laberinto mental que nos atrapa en la autocompasión? Parece que la protagonista de nuestro corto por fin ha descubierto el ingrediente secreto: el amor propio.
"Eres increíble cuando te permites ser tú mismo".
-Elizabeth Alraune-
No es fácil reconciliarse con uno mismo, sobre todo cuando la mayor parte del tiempo nos han tratado mal. Es muy difícil después de años de autocrítica negativa, de repente, como por arte de magia, empezar a quererse de nuevo. Se necesita paciencia, compromiso, aceptación y, por supuesto, la voluntad de encontrar un compromiso con nosotros mismos.
Abrazar nuestras heridas es fuente de sufrimiento, especialmente al principio. Además de esto, se necesita mucho coraje y tienes que encontrar la capacidad de perdonar y de perdonarte a ti mismo. Ser capaz de amarte a ti mismo, cuando más lo necesitamos, requiere de mucha fuerza y compromiso. Por esta razón, debemos tener en cuenta algunas estrategias.
Estrategias para recuperar el amor propio
- Considérate precioso. Somos mucho más que nuestros errores, fracasos y los resultados que hemos alcanzado. Somos una edición limitada que nadie nos puede robar. Tal vez crecimos sin darnos cuenta y aunque es difícil de creer, nunca es demasiado tarde para mirarse al espejo y empezar a ver su potencial.
- Practica la autocompasión. Abordar y aceptar con respeto nuestros errores y limitaciones es fundamental para seguir adelante. Estar confundidos es una oportunidad para aprender algo, y juzgarnos a nosotros mismos es un hábito que no nos ayuda a cambiar nuestra perspectiva. Según un artículo publicado en la revista Personality and Social Psychology, la autocompasión facilita la consecución de la realización personal.
- Perdonar. El perdón es un acto que nos libera de las ataduras con el pasado. El perdón es una oportunidad para sanar nuestro resentimiento, ese que tantos problemas nos ha causado en un momento dado. No solo debemos perdonar a los demás, sino también a nosotros mismos por la forma en que nos hemos tratado.
- Vive con intención. Ser consciente del momento presente es una forma de dejar atrás el pasado y evitar sentirse abrumado por las preocupaciones sobre el futuro. Vivir el día a día, saborear lo que sucede en cada momento, comprometerse y cuidarse son mecanismos de protección válidos.
- Desconectar para reconectar contigo mismo. Estamos en la era de la hiperconexión, pero conviene desconectar del intangible mundo digital para conectar con lo que tenemos delante de los ojos y, por supuesto, con las personas que nos rodean. Así evitaremos que el teatro de las apariencias domine nuestras vidas.
El "amor" es una cura milagrosa. Amarnos a nosotros mismos hace maravillas en nuestra vida.”
-Louis L. Hay-
Conclusiones
Como puedes ver, el amor propio se construye paso a paso, se teje delicadamente y se riega cada día. Es esa luz que todos llevamos dentro, pero que a veces cuesta hacer brillar. El amor propio es la base de nuestro bienestar, el abrazo que nos protege y el bálsamo que cura nuestras heridas. Aquí está el cortometraje Vencedor.