Última actualización: 16 marzo, 2018
El día que comencé a amarme a mí mismo, pude notar todas esas cosas que me estaba perdiendo cuando no me tomaba en consideración. Aspectos que tenía guardados en mi interior y que jamás había imaginado. Me di cuenta de lo valiente que soy y sobre todo de lo que necesitaba decirme. El día que comencé a amarme pude verme a través del espejo y, extrañamente, me gustó lo que vi. Y desde ese momento tomé conciencia de mi importancia.
El día que comencé a quererme me di cuenta que no necesitaba a nadie y vencí el miedo al abandono y al rechazo. Porque no necesito a los demás, pero los prefiero a mi lado. A partir de ese momento aprecio mucho más a todas las personas que me rodean. Ahora entiendo el hecho de que los demás no llenan ningún vacío; si falta algo, ese algo no se llena con lo que está afuera sino con lo que está adentro. Las relaciones no llenan vacíos, simplemente acompañan, dan cariño y crean momentos.
Mi ritmo de vida cambió el día que comencé a quererme. Pasé de estar siempre apurado a sentirme presente con los pies en la tierra. Ahora aprovecho cada momento y en lugar de no esperar, vivo la espera haciéndola intensa y mucho más divertida. Gracias a este día, mi visión del amor también ha cambiado. Ahora sé que amar también significa aceptar los fracasos y saber remediarlo y que amarse a sí mismo, de alguna manera, también implica aguantarse y darse cuenta de que no somos perfectos. De hecho, me di cuenta de que el amor propio requiere mucho trabajo a largo plazo.El día que comencé a amarme a mí mismo, comencé a invertir en mí mismo, para no dejarme de lado. Ese mismo día aprendí que mis decisiones me han llevado a donde estoy hoy y eso me gusta, con mis pros y mis contras, pero me gusta donde estoy y, en consecuencia, cómo estoy.
A veces mirar hacia afuera no es la solución: cuando comencé a quererme
Amarme es la mejor decisión que he tomado. Gracias a él, sé que solo puedo empezar a buscar material en el exterior una vez que se haya completado ese proceso de reconstrucción interna, ajustes y cambios. Es fundamental hacerlo todo bien y no dejar asuntos sin resolver. Mis pensamientos y emociones, todos mis comportamientos me están haciendo ser como soy, junto con lo que me rodea. Por eso, cuando algo sale mal, tengo que mirar primero hacia adentro y luego hacia afuera.
Quizás buscar algo y no encontrarlo es señal de que estoy buscando en el lugar equivocado. A veces, también es necesario darse por vencido. Comenzar a amarme me enseñó eso. Y no solo esto, sino que aún me queda mucho camino por recorrer. Pero no importa porque tengo una gran motivación: ser la mejor versión de mí misma, es decir, practicar el amor propio todos los días de mi vida.
"Tú mismo, como cualquier otra persona en todo el universo, mereces tu amor y afecto".
-Buda-
Amarme no significa ser egoísta
Amarme a mí mismo no significa ser egoísta o narcisista, sino que es simplemente un aspecto fundamental que me lleva a darme cuenta de quién soy realmente. y eso me ayuda a ser feliz. Porque si me amo, no necesito ser superior, ni competir; ni siquiera para ser el mejor, sino simplemente para mejorar y avanzar hacia mis metas.
El día que comencé a amarme lo aproveché al máximo y desde ese momento he vivido con pasión. Me amo, sí y lo digo en voz alta. No me asusta, me protejo y me dejo llevar, valoro aún más lo que hay ahí fuera y me gusta estar rodeado de gente y ser amado, pero no porque me sienta inferior o porque lo necesite, sino porque me hace feliz y lo vivo intensamente.
El día que comencé a amarme a mí mismo fue mágico. Solo quiero que ese día llegue para ti también para que puedas sentir lo fabulosa que eres; porque asi te enteraras todo lo que llevas dentro y que no muestras por miedo y sobre todo lo mucho que puedes sacar provecho de tu propia compañía. Ya comencé a amarme, ¿y tú qué esperas?
