Última actualización: 28 septiembre, 2016
Hay dolores que nos marcan y nos dejan sin aliento, pérdidas para las que no hay palabras. Puedes ser huérfano o viudo, pero la muerte de un niño te hará darte cuenta de que nada de lo que digas puede describir verdaderamente lo que sientes, convirtiéndose en un dolor que no tiene nombre.
Un dolor que duele profundamente, porque has perdido una parte de ti, parte de la vida que has construido. Tu vida ha perdido en parte su sentido, e dejó espacio para la culpa y los reproches - Debí haberme ido primero, no pude protegerlo...
Aunque en estos casos sentir una sensación de malestar es lo más normal, la tendencia a echarse la culpa no es otra cosa que el producto de los auto reproches con los que uno trata de castigarse estar todavía con vida, cuando los hijos deberían sobrevivir a sus padres.
No sientas lástima por los muertos, Harry. Siente piedad por los vivos, y especialmente por aquellos que viven sin amor".
-J. K. Rowling-
no fue tu culpa
La voz interna de nuestra conciencia se vuelve particularmente intensa en los momentos de dolor. Ese Jiminy Cricket que suele ayudarnos a distinguir el bien del mal puede convertirse en una fuente de tormento cuando está ahí para recordarnos un pasado que pudo haber sido, pero no fue. Nos lleva a culparnos por algo que suele estar fuera de nuestro control.
Nos obsesionamos con reproches como: "Si tan solo me hubiera despertado antes", "Si tan solo me hubiera dado cuenta a tiempo de que estaba enfermo", "Si tan solo hubiera actuado de otra manera"... Pero lo cierto es que aunque cambiaras alguna de estas variables, el resultado no habría cambiado. La muerte llega inesperadamente, y tratar de darle sentido es totalmente irracional.
A veces es difícil distinguir entre culpa y responsabilidad. Si el sentimiento de culpa se asienta junto con el dolor, te impide superarlo y seguir adelante. La culpa no sigue una lógica, nos aniquila por completo. Ya no somos capaces de entender lo que pasó ni de superarlo sin sentirnos responsables.
Y si bien comprender es el primer paso para aceptar el dolor, hay momentos en que es imposible dar sentido a todos los “porqués” de una pérdida, simplemente porque no hay respuesta: las cosas simplemente suceden.
“… ¿De verdad crees que las personas que hemos amado alguna vez nos dejan por completo? ¿No crees que los recordamos con más claridad que nunca en momentos de gran dificultad?”.
-J. K. Rowling-
Lidiando con la culpa durante el duelo
El sentimiento de culpa es uno de los sentimientos que más dificultan el camino del duelo. Sin embargo, hay varias indicaciones que puedes seguir para poder superar el dolor.
- Habla de tu dolor. Habla con familiares y amigos de confianza, no dejes que una pérdida se convierta en un tema tabú. Aceptar los hechos pasados es importante, conocer el punto de vista de los demás puede ayudar a superar el sentimiento de culpa.
- Acepta tus sentimientos. Es normal que con el dolor aflore una lista interminable de otras emociones, desde la tristeza hasta la sensación de ahogo. Acéptalas todas, vívelas, pero no te dejes engañar por ellas.
- No dejes tu vida a un lado. Durante el duelo, pasa a sentirse lo suficientemente mal como para dejar de lado su rutina diaria, dándose más tiempo para buscar las razones y el por qué de la pérdida. No dejes de cuidarte a ti y a las personas que amas, ellas también te necesitan.
- Recuerda la vida del ser querido que has perdido. Su hijo no solo se define desde el momento en que se va. Recuerda el amor entre ustedes y los momentos felices que pasaron juntos. Este es el mejor homenaje que le puedes dar.
- Si es necesario, solicite el apoyo de un especialista. Si bien muchos de los que viven en una situación así no lo necesitan, no todos somos iguales. Pedir ayuda puede ayudarte a superar las emociones que te abruman.