Última actualización: 01 de enero de 2015
El estrés daña muy seriamente nuestra salud. Sufrirlo puede provocar problemas tanto físicos como psicológicos y dar como resultado un envejecimiento prematuro.
Algunas investigaciones científicas recientes han señalado que es muy común que las personas tímidas, temerosas o siempre angustiadas sean las primeras en sufrir estrés de manera continua; es precisamente por ello que están predispuestos a vivir menos años que las personas alegres y extrovertidas. Las funciones que realiza nuestro cuerpo están regidas por el cerebro, el sistema nervioso central y, en consecuencia, nuestro estado de ánimo.
Mente y cuerpo forman uno. Los procesos metabólicos de las proteínas, frecuencia cardíaca, presión arterial, dependen de nuestro sistema nervioso. Cuando sometemos nuestra mente a un estrés psicológico prolongado, también provocamos innumerables problemas físicos a nuestro cuerpo y dañamos nuestro sistema inmunológico de manera particularmente severa.
Nuestro cuerpo responde al estrés a través de un mecanismo de defensa llamado "reacción de lucha o huida". Esta respuesta es vital para superar situaciones que implican peligro o amenaza. Cuando ocurre uno de estos casos, nuestros sentidos son alertados por el sistema nervioso: el ritmo cardíaco cambia y con ello la respiración, la actividad muscular y el nivel de glucosa en sangre aumentan, y la respuesta de nuestro sistema inmunológico disminuye.
Las protagonistas especiales son algunas hormonas producidas por las glándulas suprarrenales (glucocorticoides y adrenalina), que son las encargadas de movilizar toda esta energía en el organismo.
Cuando esta reacción de lucha o huida no se activa solo unos minutos (sin que existan riesgos reales), sino que se prolonga como consecuencia de factores que afectan a nuestro estado emocional (problemas laborales, familiares, enfermedad), el nivel de hormonas que en un principio eran beneficiosas empieza a dañar nuestro organismo de forma continua, debido a la disminución de las defensas.
Algunos estudios publicados en la revista PNAS (Proceedings of the National Alcancemy of Sciences) muestran que Las hormonas del estrés pueden liberarse en grandes cantidades cuando se presentan timidez o situaciones. miedo infundado ante nuevas situaciones (como conocer gente nueva, tener miedo de algunas personas, objetos o lugares aunque no representen una amenaza real), llamada neofobia.
Las categorías de la población más afectadas por la neofobia son los niños pequeños y los jóvenes, que suelen tener este tipo de comportamiento hasta alcanzar la madurez. Si permitimos la el ritmo de esta sociedad nos estresa, liberaremos hormonas continuamente, y esto acelerará el proceso de envejecimiento, además de enfermarnos con más facilidad.
Y si estas nuevas situaciones nos provocan miedo o timidez incluso después de que seamos adultos, el nivel de hormonas del estrés aumentará de forma permanente, tanto que nuestra esperanza de vida se reducirá unos diez años. Debido a esto es bueno tratar de tener una vida tranquila y pacífica, pero al mismo tiempo poder ser personas decididas, valientes y sin miedo. ¡No crecemos tímidos!
