El instinto maternal: ¿un sentimiento innato?

El instinto maternal: ¿un sentimiento innato?

El instinto maternal: ¿un sentimiento innato?

Última actualización: 27 de febrero de 2015

El cuerpo de la mujer está naturalmente preparado para la reproducción, pero no todos sienten la necesidad de hacerlo. Una cosa es estar predispuesta fisiológicamente para ser madre y otra muy distinta asumir esta responsabilidad. Decidir tener un hijo es una elección personal y no obligatoria, por el solo hecho de ser mujer.

Al contrario de lo que muchos creen, el instinto maternal no es un sentimiento innato. Es el instinto de proteger, cuidar, nutrir y sacrificarse por el propio hijo, que le nace a la mujer inmediatamente después de la concepción. Durante el embarazo y después del parto, el cerebro activa mecanismos hormonales que despiertan el instinto maternal.



Ser madre es uno de los eventos más importantes en la vida de una mujer, es un momento que está lleno de incomodidades, pero también de alegrías. En general, la punta de la balanza siempre tiende hacia el lado positivo. A diferencia de todos los demás mamíferos, las mujeres tienen la opción de renunciar o decidir ser madre.

Ser madre: ¿una necesidad vital?

El psicoanálisis considera que el deseo de tener un hijo no responde a una necesidad vital de la mujer, sino que es una necesidad específica de cada una, según su mentalidad y forma de ver la vida. Es por eso muchas mujeres optan por disfrutar de su feminidad y renunciar a la maternidad, porque la asocian a una idea de sacrificio y responsabilidad impuesta.

Las mujeres que deciden no ser madres lo hacen por varios motivos: porque la idea no les estimula, porque sería inapropiado en relación a su situación sentimental o porque creen que podría afectar negativamente a su relación de pareja.


Hay quienes creen que renunciar a la maternidad es un acto egoísta, pero hay mujeres que eligen no ser madres para realizarse, porque esto representaría un obstáculo para su carrera y para el curso normal de su vida diaria. Son mujeres a las que no les gustan los bebés ni los niños, y que no se sienten capaces de criarlos y educarlos.



Sin embargo, a pesar de las teorías del psicoanálisis, hay mujeres que parecen sentir y entender la maternidad como un instinto biológico y una llamada insistente. Sienten un amor inmenso por los bebés y los niños, al igual que se sienten atraídos por la vida familiar.


El contacto íntimo entre madre e hijo crea un vínculo especial. Se llame instinto o no, está comprobado que cuando nace un bebé, en la mayoría de las mujeres aflora un sentimiento de protección y dedicación.

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