Última actualización: 09 marzo, 2015
El optimismo es uno de los conceptos en los que se apoya el ser humano para dar una respuesta emocional positiva a su vida. Además, es el tema principal dentro de los estudios de Psicología Positiva, un referente conceptual para su investigación y definición.
Alejándose de conceptos académicos y centrándose en el día a día de las personas, el optimismo es una herramienta emocional que puede ayudar a conseguir metas y objetivos a priori complicados.
¿Qué es el optimismo?
El optimismo se puede definir como un enfoque que elegimos para hacer frente a las diferentes situaciones que se suceden en la vida..
A partir de esta sencilla descripción, podemos darnos cuenta de la importancia del optimismo, que actúa como catalizador para moldear nuestras percepciones y fortalecer nuestras actitudes.
Características del optimismo
Reconocer las características del optimismo es una tarea bastante fácil. Algunos de estos son:
• el buen humor: es la mejor tarjeta de presentación de una persona optimista.Esto no significa ser "el alma de la fiesta" en todo momento, sino que incluso en los momentos personales de desesperanza somos personas capaces de ayudar y escuchar a los demás.
• Encontrar la solución ante la adversidad: identificar ventajas y soluciones ante los problemas nos convierte en personas activas, en continua renovación, capaces de dar rienda suelta a nuestra capacidad de descubrimiento personal.
• La speranza: es pariente directo del optimismo, añade sentimientos de expectativa por el futuro, y exhibe brillantemente otro concepto emocional saludable: la ilusión.
Desarrollar optimismo en nuestro comportamiento diario traerá cambios en nuestra vida. El optimismo es el pilar fundamental para luchar contra la apatía y el desánimo, principales culpables de los inconvenientes de nuestro día a día.
El optimismo no es la emoción de quien trata de evadirse de las responsabilidades y simplemente “pensar en positivo”. El verdadero poder del optimismo reside en nosotros, requiere un esfuerzo de trabajo diario y constante. Una actitud activa en la rutina diaria es el primer peldaño de la escalera del optimismo.
El conocimiento personal nos ayuda a definir nuestra vida, pero también los inconvenientes, deseos o cualquier otra voluntad emocional que tengamos. Si gestionamos correctamente el optimismo, seremos capaces de diseñar un plan estratégico sano y puro que nos permita “atacar” y afrontar las diferentes situaciones a las que nos somete la vida, sacando fuerzas y beneficiándonos de cada una de ellas..
Finalmente, es necesario subrayar un aspecto no menos importante: el ambiente pesimista. Necesitamos ser capaces de reconocer y controlar los sentimientos que despiertan las fuentes pesimistas que nos rodean. Esta es y será una de las pruebas más duras que tendremos que afrontar, superar o integrar de manera positiva en nuestra vida, lo que fortalecerá significativamente nuestro optimismo y nuestra esperanza..