Enfadarse no siempre duele

Enfadarse no siempre duele

Enfadarse no siempre duele

Última actualización: 12 2015 noviembre

La ira en sí misma no es ni positiva ni negativa. Lo que importa es lo que hacemos cuando nos enfadamos. La ira es una herramienta que nos ayuda a analizar y responder a situaciones sociales difíciles. Sin embargo, ¿cómo evitar que las cosas se salgan de control?

Es común pensar que enojarse es una reacción negativa. Es por eso que a menudo tratamos de suprimir la ira. Sin embargo, contrariamente a lo que se suele pensar, varios estudios demuestran que la ira o la rabia aumenta el optimismo, la creatividad y el rendimiento. Estos estudios también argumentan que la manifestación de la ira puede conducir a negociaciones exitosas, tanto en la vida personal como en la empresarial.



De hecho, suprimir la ira puede ser muy perjudicial para la salud. Por cierto, el Dr. Ernest Harburg y su equipo de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan han estado siguiendo a un grupo de adultos para un estudio sobre la ira durante décadas.

Estos investigadores encontraron que aquellos que reprimían la ira nacida en respuesta a las injusticias tenían más probabilidades de sufrir bronquitis y ataques al corazón. También tenían más probabilidades de morir antes que otros miembros del grupo que, por otro lado, dejaban aflorar sus sentimientos.

Cuando surge la ira, nos sentimos obligados a prevenir o poner fin a las amenazas inmediatas por nuestro propio bien o el de nuestros seres queridos. Sin embargo, es un error asumir que esta acción de bondad, compasión, amor o justicia es buena. Una sociedad sana no es una sociedad sin ira.

A pesar de ello, hay que prestar atención a la forma en que se manifiesta este enfado. Expresar la ira de uno puede ser apropiado con ciertas personas y en ciertas situaciones. La pregunta es cómo manifestarlo sin dejar que la situación se salga de control.



¿Cómo se controla la ira?

Cuando queremos expresar enojo, o cualquier emoción negativa, una forma de hacerlo es comenzar con lo que llamamos "alarma de enfermedad", que es dejarle saber al otro explícitamente que estamos experimentando emociones intensas causadas por algo concreto que ha sucedido. . Es fácil si lo decimos claramente.

Si crees que no vas a poder explicarte con claridad, es mejor que te disculpes de antemano, no por las emociones que sientes o cómo vas a actuar, sino por la posible falta de claridad en la forma de comunicar lo que quieres. decir. El objetivo de la alarma de malestar es desarmar a la otra persona, para evitar que adopte una posición defensiva. Cuando una persona se da cuenta de que el otro no está cómodo y que la comunicación es difícil, aumenta la posibilidad de empatía.

Después de eso, debemos entrar en los detalles de lo que nos molesta, lo que pensamos y sentimos después de lo sucedido. ¿Por qué sentimos ira y no una emoción diferente? Es difícil controlar la ira, pero es necesario saber por qué surge y evitar ignorarla. En cambio, uno debe reconocer la diferencia entre lo que se puede cambiar y lo que está más allá de la capacidad de control de uno. Si lo que sucedió está fuera de nuestro control, no tiene sentido expresar la ira, pero si se puede hacer algo al respecto, comunicarlo de manera efectiva puede conducir a resultados satisfactorios.


La clave para comunicar el enfado es encontrar el tono adecuado para expresar lo que no nos gusta.

En una etapa posterior, es importante poner fin a la situación. La tendencia general es actuar de inmediato, especialmente si la situación es muy tensa. Para evitar gritos y discusiones innecesarias u otras relaciones violentas, tómate un momento para pensar, incluso si estás en medio de una conversación o discusión con alguien.


También es genial hacerle saber al otro que necesitas un momento, posponiendo así el progreso de la situación. Las buenas decisiones deben tener prioridad sobre las rápidas. Tome una respiración lenta y profunda. Hay toneladas de opciones para elegir en una situación cargada de emociones.


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