Pasar tiempo a solas es fundamental para recuperar el equilibrio, especialmente en esos momentos en los que te sientes sobrecargado. Varias pruebas confirman que estar solo provoca grandes cambios en el cerebro, tanto a nivel de pensamientos como de emociones
Última actualización: 21 de junio de 2020
Si bien estar solo ha sido siempre una necesidad fundamental, en nuestro siglo asistimos a un aumento del valor atribuido a las relaciones sociales.. Aunque estar a solas con nosotros mismos nos produce bienestar, la percepción general suele ser la de una situación temible y fuente de angustia.
Varias prácticas de meditación requieren que pases tiempo a solas. Algunos de ellos planean permanecer unos días en total soledad y absoluto silencio, evitando cualquier contacto con el mundo exterior. ¿Serías capaz de soportar todo esto?
Probablemente, la mayoría de la gente no estaría dispuesta a manejar tal situación. Esto se debe a que no estamos nada acostumbrados a recibir un nivel de estimulación tan bajo. Aislarse y no experimentar ningún contacto durante un período de tiempo prolongado es una verdadera prueba de fuego.
Para poder estar solo, necesitas entrenamiento. Sin embargo, si esta prueba es tan común entre quienes meditan, es precisamente porque trae grandes beneficios. La soledad, bien gestionada, te hace más fuerte.
"Todas las cosas grandes y preciosas son solitarias".
-John Steinbeck-
La empresa a veces abruma
Las relaciones sociales exigen mucho de nosotros, sobre todo cuando son muchas e importantes. Al mismo tiempo, sin embargo, generan una gran satisfacción. Sin embargo, sin siquiera darnos cuenta, pueden convertirse en situaciones que pueden quitarnos tiempo y energía.
Muy fácilmente acabamos viviendo según los demás. Trabajo, pareja, familia, amigos… son muchos los ámbitos sociales en los que nos movemos a diario, todos con necesidades y tensiones específicas. Muchas veces llegamos a un punto en el que somos incapaces de distinguir dónde acaba nuestro ámbito personal y dónde empieza el de los demás. o viceversa.
Estar solo es una forma de centrar nuestra atención y energía en nosotros mismos. Una oportunidad para ser "egoísta" sin sentirse culpable. Estos espacios nos ayudan a reencontrarnos con nosotros mismos. Percibir cómo somos realmente cuando no estamos inmersos en nuestro contexto habitual.
El tiempo a solas crea conciencia
De alguna manera, incluso la soledad requiere silencio. De hecho, hay un cambio de atención desde afuera hacia adentro. Al dejar de usar la parte del cerebro que se encarga del habla, otras áreas comienzan a aumentar su intensidad.
En particular, hay evidencia de cómo la atención y la concentración se vuelven más poderosas. En la soledad se agudiza el pensamiento y se afina el ingenio. Los pensamientos pueden parecer confusos al principio, pero pronto comenzarán a tomar una forma bien definida.
Estar solo varios días genera un efecto de conciencia; es decir, empezamos a darnos cuenta de ideas y sentimientos de los que antes no éramos conscientes. Es una forma de despertar aumentando nuestra conexión con nosotros mismos.
Estar solo y los efectos en el cerebro
Algunos estudios demuestran que la soledad y el silencio son buenos para los pliegues de la corteza cerebral. Al parecer, este beneficio aumenta el grosor de la materia gris. El resultado es que nos volvemos más expertos en el procesamiento de la información.
Todo ello tiene un impacto más que positivo en nuestros procesos cognitivos. Cuando volvemos a nuestra vida normal, notamos que somos capaces de aprender y memorizar más fácilmente.. Esto es bueno para cualquier actividad intelectual, haciéndonos más productivos.
Al mismo tiempo, es muy probable que en esos momentos de soledad aparezcan los llamados "momentos Eureka". Hablemos de inspiraciones instantáneas. En otras palabras, todas las condiciones que facilitan el estímulo de la creatividad.
A tener en cuenta…
Lo ideal sería poder contar con al menos diez minutos al día para dedicarnos solo a nosotros mismos.. Esto no significa cerrarse por completo al mundo, sino encontrar un espacio en el que estar solo. Si no puede hacerlo todos los días, hágalo al menos tres veces por semana.
En momentos en los que nos sentimos especialmente sobrecargados o estresados, es recomendable hacer ejercicio más intenso, como un viaje en solitario. No tiene que ser un viaje al otro lado del mundo, solo un espacio que te permita despegarte de tu contexto cotidiano.
Prepárate para sentirte incómodo, especialmente si nunca lo has hecho antes. El cambio implica siempre una cierta resistencia. Sin embargo, si sigues su inercia, sin un objetivo real más que estar solo, te darás cuenta de cómo puede ser una experiencia extraordinaria.